N U E V E (2011)

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El tiempo pasaba, a veces con una lentitud extrema, otras con extraña rapidez. Pero, igualmente, pasaba. 

—Por suerte, los viernes solo tenemos clase por la mañana—suspiró Violett. Era evidente que estaba muy cansada de llevar toda la semana con clases intensivas. —Bueno, me tengo que ir a Transformaciones—anunció finalmente. 

Era una pena. Solo coincidíamos con ella los jueves a primera hora, en Herbología. 

—Suerte con Marian Rosewood— le deseó Scarlett, dándole un abrazo.

La señora Rosewood era conocida en todo Hogwarts por ser una cotilla sin igual. Si te miraba más de dos segundos, podías tener seguro que te preguntaría por todos tus secretos en medio de toda la clase.

Me tocó el turno del abrazo y caminé junto con Scarlett hasta Encantamientos. Me encantaba esa clase. No solo era mi asignatura preferida, también era mi profesor favorito. Siempre fue amable y bueno, además de sabio y muy inteligente. 

Mi amiga se paró en seco. 

—¿Qué sucede?—le pregunté. 

—Ehh... esto... Nada importante...—se apresuró a contestar. 

Rápidamente, intentó tirar de mí hacia otro lado. 

—¿Adónde vas? El aula de Encantamientos está por allí—dije confusa. 

—Ya... bueno... Pero...—Scarlett titubeaba. No era algo muy usual. Ella siempre estaba segura de lo que decía. 

Sus ojos tenían un toque de pánico. Se esforzaba por no desviar la vista hacia otro lugar. Me giré para ver el origen de su extraño comportamiento. 

He de admitir que al principio no lo vi. Sin embargo, recuerdo perfectamente cómo me vine abajo en cuanto me di cuenta de lo que pasaba. 

—Pretendía evitar esto—oí que comentaba Scarlett. 

Pero su voz sonaba muy lejana. Estaba completamente sorprendida. 

En una de las paredes del pasillo, Ted besaba a una chica. Podría describir la escena perfectamente. Podría decir cómo el cabello de Ted pasaba de fucsia a naranja neón. Podría decir cómo la melena rubia de la chica no se quedaba quieta. Podría decir cómo la chica se mordía el labio inferior cuando se separaron al segundo. Podría decir cómo sonreía Ted. Podría decir todo eso... Pero solo me trae malos recuerdos. 

—¿Evitar el qué? ¿El amor en la escuela?—pregunté en un tono desentendido mirando a mi compañera con una sonrisa enorme. 

—Victoire, no finjas. Sé que te duele eso. 

—¿Dolerme?—fingí sorpresa. 

Realmente, no debería haberme dolido tanto como lo hizo. Ted y yo solo éramos un par de amigos locos. Así era. Y así quería yo que fuese. Sin embargo, era más que evidente que para mí no era así. Para mí había sido como si una bomba nuclear explotase en mi cerebro. 

—Sí, dolerte. Es más que obvio que cuando Ted está cerca tú actúas diferente sin quererlo. Sonríes de una forma especial. Lo miras con un brillo intenso en tus ojos. Cuando estás con él, tengo la impresión de que debería agarrarte para que no salgas volando—explicó Scarlett. 

No vi mi rostro, pero estoy segura de que parecería el cabello de Ted cuando cambia a todos los tonos posibles. 

—Porque es mi amigo—respondí únicamente. 

—Ya. Y Violett y yo somos amigas y no nos miramos así...

—Pero no es lo mismo...

—Evidentemente no es lo mismo, Victoire. Eres tú la que intenta negarlo—me dijo. Creo que jamás olvidaré estas palabras. 

La Perfección Rubia (Veddy/Tedtoire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora