Una alegre celebración se llevó a cabo aquella noche. No sólo celebraron la reunión de los cuatro amigos de la infancia, sino que también celebraron la nueva relación de Yuuri. Leo, Pichit, Emil y Chris estaban muy felices de ver a Yuuri y Viktor juntos. Incluso los dos pequeños se unieron al brindis en honor al amor y la amistad, aunque ellos bebieron champagne especial para niños sin alcohol.
Aquella improvisada "fiesta" hizo que todos se animaran y compartieran como si hubieran crecido juntos y no como si algunos se acabaran de conocer ese mismo día. Unas horas antes, Yuuri le había preguntado al ruso por el estado de salud del familiar de Chris. El suizo alzó una ceja al mirar a Viktor, su expresión decía a gritos "¿No se te ocurrió nada mejor?" Viktor le explicó a Yuuri que, por suerte, habían encontrado la cura para la enfermedad de aquella persona, por lo que ahora ya estaba fuera de peligro. El pelinegro se sintió aliviado y muy contento de que el amigo de Viktor no estuviera mal por la preocupación. También acordaron que Chris se quedaría en la casa como invitado, después de todo, en dos días debía volver a Rusia.
Alrededor de las once y media de la noche, Yuuri encontró a sus dos hijos durmiendo en el sofá. La escena le pareció tan conmovedora que, antes de pedirle a Vitya que lo ayudara a llevarlos a sus habitaciones, sacó su celular para inmortalizar aquel momento.
Luego de haber tomado fotos hasta el cansancio, ambos llevaron a los niños a acostarse, Yuuri llevaba en brazos a Yurio mientras que Viktor cargaba a Otabek. Cada uno llevó a los niños a sus respectivas habitaciones. Cuando el pelinegro se disponía a bajar e ir de vuelta a la terraza, donde se llevaba a cabo una barbacoa en aquel momento, el ruso lo tomó del brazo y lo jaló a la habitación principal, que ahora ambos compartían, antes de cerrar la puerta y abrazarlo con fuerza.
―¿Vitya? ¿Qué ocurre? ―Yuuri se dejó abrazar e incluso acarició los antebrazos del ruso mientras intentaba descifrar que pasaba.
―Perdón por actuar como un tonto. ―Gracias a la timidez repentina, Viktor tenía el rostro oculto en el cuello del japonés mientras se aferraba a él. En verdad se sentía avergonzado por su actitud con el checo.
―¿Hablas de cuando te presenté a Emil? Sí, me pareció que estabas raro, aunque no entendía por qué.
―Porque... me puse celoso. ―A pesar de no haber sacado el rostro del cuello del pelinegro, Viktor sintió que este le ardía, estaba seguro de que se había sonrojado.
―¿Celoso? ―Yuuri no entendía nada hasta que algo pasó por su mente―. Los chicos te contaron de la relación que tuve con Emil, ¿verdad? ―El ruso asintió, aún con el rostro en aquel cómodo refugio bajo la mandíbula de su amado japonés―. Sí, es cierto. Pero eso fue hace casi diez años. Emil y yo somos muy buenos amigos ahora. Es más, él está saliendo con un chico italiano llamado Michele Crispino.
―Lo sé. Entiendo todo eso, es solo que... ―Viktor se detuvo a media oración, pero siguió hablando antes de que la vergüenza le ganara― es primera vez que siento esto hacia alguien y no sé cómo manejarlo. ―El ruso parecía decidido a quedarse pegado a Yuuri, porque su abrazo cada vez era más fuerte.
―"¿Esto?" ¿A qué te refieres cuando dices que sientes "esto" por alguien? ―Yuuri se separó un poco de él, haciendo que este al fin sacara el rostro de su refugio, y así poder mirarlo―. ¿Qué es lo que sientes?
Desviando la mirada hacia el costado, Viktor no pudo ocultar que se sentía muy avergonzado y nervioso. Avergonzado por tener que reconocer sus sentimientos delante de la persona que amaba. Y nervioso porque, por primera vez, se enfrentaba a la posibilidad de que su amor no fuera correspondido. Sabía que Yuuri lo quería, era obvio, pero no estaba seguro de si lo amaba. El ruso podía sentir que su pecho se apretaba con solo imaginar que Yuuri no compartiera el amor tan profundo que sentía por él. Pero no había llegado tan lejos renunciando a su antigua vida a riesgo de que lo mataran como para acobardarse ahora.
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Death's Diary (Victuuri) [Terminada]
FanfictionPara ser un sicario se deben dejar atrás los sentimientos, el corazón, y la propia humanidad. Un asesino es un frío y poderoso ser, quien tiene en sus manos la vida de su víctima y, sin ningún remordimiento, acaba con ella. Las recompensas son bue...