Esperanza arrebatada

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Al llegar al lugar indicado por el rastreador, Georgi quedó impresionado por la magnificencia de la mansión perteneciente a Seung-Gil

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Al llegar al lugar indicado por el rastreador, Georgi quedó impresionado por la magnificencia de la mansión perteneciente a Seung-Gil. Debía admitir que aquel chico tenía muy buen gusto.

Con una sola señal de su mano, ordenó a sus hombres que allanaran el lugar. Tras la exhaustiva búsqueda no se encontró nada más que el rastro de que el matrimonio y los niños habitaron ese sitio. La cocina estaba totalmente aperada. Comida perecible y no perecible atestaban las alacenas. Era obvio que se fueron lo más rápido que pudieron. Las habitaciones que usaban tenían los armarios y las cajoneras prácticamente llenas de ropa. El patio estaba vacío, pero se notaba que había habido uno o más perros presentes. Sin embargo, lo que le llamó la atención al sicario ruso fue un trozo de tierra, la cual delataba haber sido removida y puesta nuevamente. Eso le dio muy mala espina. Los asesinos que estaban bajo sus órdenes cavaron aquel sitial y, a pesar de que ellos se sorprendieron, Georgi solo alzó una ceja. Los tres cadáveres confirmaron lo que él ya sabía. Viktor había asesinado a esos idiotas. 

En fin, se lo merecían por prepotentes.

Cuando salieron de la mansión, el sicario ruso sacó un celular y buscó entre los contactos hasta que dio con un número. Georgi se acercó al hacker que manejaba el rastreador y le tendió el móvil.

—Necesito que rastrees otro teléfono. Este es número es aparte del móvil de Viktor

Sin comprender lo que ocurría, el chico recibió el celular.

—¿De quién es este celular? ¿Y de quién es el número?

—El celular es de la víctima de Michele, y el número es de Yuuri Katsuki. Ver a esos asesinos muertos, y que la familia ya no esté me hace pensar que, quizás, aquel chico se enteró de la verdad. De ser así, es probable que no quiera estar cerca de Viktor y le haya pedido que se aleje.

Sin decir más, el muchacho ingresó el número, pero este no aparecía.

—No está.

—Obviamente. Es probable que Katsuki tenga su celular apagado. No tenemos más alternativa que esperar y rogar para que lo encienda.

—De acuerdo. Programaré el monitoreo para que sea veinticuatro horas y siete días.

*****

A pesar de haberlo intentado, Yuuri fue incapaz de conciliar el sueño. Toda la noche la pasó pensando en lo que había vivido durante las últimas horas. Era incapaz de creer que su vida se hubiera convertido nuevamente en un infierno de un momento a otro. El dolor que se había instalado en su alma le impedía hasta respirar. No recordaba la última vez que había llorado de la forma en la que lo había hecho ese día. Aún no podía comprender el hecho de que, hace unas semanas, se sentía el hombre más afortunado del mundo. El día de su matrimonio lo había llevado a la séptima nube. El ver que sus hijos amaban a Viktor como un segundo padre, le había hecho agradecer a la vida por permitirle tanta felicidad. Sin embargo, en ese momento, lo único que deseaba era ser capaz de arrancarse el corazón y no sentir el desgarrador dolor que lo hacía postrarse de rodillas. 

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora