Cambios y retrocesos

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Un tazón de café, el cual se enfrió tras ser ignorado, descansaba en la pequeña mesita de caoba tallada a mano que estaba junta al ventanal del salón de estar principal

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Un tazón de café, el cual se enfrió tras ser ignorado, descansaba en la pequeña mesita de caoba tallada a mano que estaba junta al ventanal del salón de estar principal. La luz de la luna se colaba iluminando sutilmente al hombre que meditaba en la oscuridad. Lamentablemente, se sentía en su hábitat al estar en las tinieblas.

Tras haber visto con sus propios ojos, y haber sentido con su propio corazón el dolor de Yuuri, Viktor apenas podía con su conciencia. Tal vez no fuera el culpable directo de la agonía de su precioso japonés, pero sí aportó con su grano de arena al matar a uno de sus amigos. El ruso no quería imaginar lo que Yuuri podía sentir cada vez que veía al pequeño Otabek, si se llegaba a enterar que el pelinegro veía a su difunto camarada en los ojos del niño, él no podría soportarlo.

Viktor abrió el ventanal para recibir la deliciosa y fría brisa nocturna en aquel paradisíaco jardín. Sin lugar a dudas, muchos estarían felices de perderse en aquel precioso lugar rodeado de flores y rosas. La belleza de aquel sitio era el reflejo del alma de su dueño.

El cielo lucía despejado, sin embargo, muy pocas estrellas estaban allí para iluminar a un hombre arrepentido, que ahora era atormentado por sus acciones pasadas y sus miedos futuros.

Muchas veces, la felicidad es capaz de cegarnos y distorsiona la realidad a nuestro alrededor, y gracias a eso, la verdad puede terminar golpeándonos en la cara. Viktor no quería que algo así le ocurriese, pero era realmente difícil concentrarse en la situación real que enfrentaba cuando su nueva familia colmaba su alma y corazón con una alegría que él jamás había experimentado. ¿Podía alguien culparlo por no querer poner los pies en la tierra si era tan feliz en aquel mundo perfecto?

Sacudiendo la cabeza, Viktor enfocó la mirada en el expediente que tenía en sus manos. Desde que vivía en la casa de Yuuri, se había vuelto extremadamente cuidadoso con todas las pertenencias de la organización. No estaba dispuesto a perder a su nueva familia por un descuido, o por que alguno de los habitantes de esa casa encontrara una huella de su antigua vida. Pero, en ese momento, no había riesgo alguno de ser atrapado. El insomnio, a causa de la preocupación, había hecho que el ruso se levantara a las tres de la mañana para despejar su mente. Antes de salir de su habitación depositó un suave beso en su amado, quién dormía plácidamente, y lo arropó bien.

Había una muy buena explicación tras el hecho de que Viktor hubiera buscado entre sus pertenencias ocultas para encontrar ese archivo. En aquel momento, en aquel jardín, Viktor enfrentaría la terrible verdad, Yuuri estaba en un enorme peligro. A decir verdad, él era la mayor amenaza para el pelinegro, pero nunca fue la única. Su padre seguía vivo y eso significaba que los yakuzas estarían rondando tarde o temprano al japonés, si es que no lo estaban haciendo ya. Otro de los peligros inminentes sería la mafia rusa, especialmente Yakov. Viktor no quería ni imaginar todo el desastre que sucedería cuando él informara sobre su renuncia. ¡Maldita sea! Había una gran probabilidad de Yakov lo mandara a matar y así se le dificultaría muchísimo más el proteger a Yuuri, a Yurio y a Otabek.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora