Death's Diary (Victuuri) [Terminada]

Cara a cara

Yakov era incapaz de creer lo que acababa de ver. Si bien era cierto que Viktor se había ganado la reputación de "mejor asesino" a pulso, era difícil imaginar la frialdad que existía en el alma del joven ruso para acabar de forma tan despiadada con un antiguo compañero; peor aún, conservar y exhibir la cabeza de este como si fuera un trofeo.

El Pakhan observó con atención los ojos de quien fuera el más peligroso sicario ruso, y pudo notar la diversión que aquella situación le provocaba. Por primera vez en su vida, Yakov sintió pánico de Viktor.

—¿Cómo...? ¿Cómo pudiste?

El ruso alzó una ceja y sonrió de forma burlesca ante la pregunta de su ex jefe.

—Por favor, no actúes como si nunca hubieras visto una cabeza antes. Muchas veces pediste que te las llevaran como prueba de algunos asesinatos. Yo daba por hecho que tenías una colección.

—¡Esto es diferente! ¡Michele era tu compañero!

Aquello logró desatar la ira en Viktor. Sin detenerse a pensar en lo que hacía, el ruso se inclinó por sobre la caja, tomó a Yakov de las solapas de su abrigo para acercarlo a sí mismo y encararlo.

—Bastardo hijo de perra —Viktor hablaba con los dientes apretados en un intento por controlar su furia—, Chris y Georgi murieron por tu culpa. Ellos eran mil veces mejores que ese pedazo de mierda que llamas "mi compañero", así que no te atrevas a recriminarme una sola mierda con respecto a lo que le hice a Michele, porque fui suave respecto a lo que ese maldito merecía. —Controlando sus impulsos, el ruso soltó a Yakov con un empujón antes de ponerse de pie—. Agradece que tuve benevolencia con su cabeza. Podría haberla llenado de gusanos para que le diera un encantador toque.

Intentando calmarse ante un Viktor desconocido para él, Yakov también se puso de pie y se mantuvo a una prudente distancia del ex sicario.

—¿Dónde está el resto del cuerpo?

Con indiferencia, el ruso se encogió de hombros.

—Me imagino que alimentando a los peces junto a los demás idiotas que lo acompañaban.

Yakov captó de inmediato el mensaje tras esas palabras.

—Hundiste los cuerpos. —El líder ruso no dijo aquello como una pregunta, sino como una afirmación.

—En efecto. Eso era lo más rápido y no estaba interesado en comprar ataúdes para sepultarlos. —Poniendo el dedo índice en su labio, Viktor sonrió sarcásticamente—. Puedes ir al muelle a lanzarles coronas de flores si quieres.

—¿Los hundiste en un lugar tan concurrido? —Yakov no podía creer la osadía del joven ruso.

Ver el rostro consternado de su ex jefe hacía que Viktor sintiera una enorme satisfacción.

—Sí, ¿por qué? —El ruso se cruzó de brazos—. ¿Acaso crees que los cuerpos saldrán a flote? Créeme, los bloques de cemento que utilizamos eran enormes; esos cretinos ya están en el fondo del mar y jamás serán encontrados.