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     El sol estaba saliendo y se colaba por un pequeño espacio de separación entre las cortinas. La luz pegaba justamente en sus ojos. 
     Suspiró y se levantó lentamente, se estiró y bostezo, dando por iniciado su día. Fue hacia el armario, sacando su uniforme, tomó una toalla y se dirigió al baño, relajándose.  
     Ya vestido y más despierto se dirigió a la casa de su pequeño mejor amigo, sin desayunar, quería hablar con él antes de ir a la escuela, aprovechando que iban a la misma.
    
     Llegó justo a tiempo, en el momento en el que él salía de su casa. -¡Jimin!- gritó, llamando su atención y provocando un pequeño saltito en él. Gruñó al verlo, es lo que menos quería, estaba tan enojado por la noche de ayer, había elegido salir con alguien más y pasarla bien solo unos minutos a ir con él y ver una película, con él que era su mejor amigo desde hace años, en verdad su sangre ardía.  
     Yoongi lo notó, pudo mirar el enojo en sus ojos y en su entrecejo tiernamente fruncido, al verlo de esa forma le dieron tantas ganas de morder sus sonrosadas mejillas, era inevitable. Por inercia fue corriendo hacia él y lo abrazó, juntando su cuerpo totalmente con el contrario, colocando sus dos brazos enrollando su cintura, Jimin inconscientemente subió sus brazos y los colocó recargados en los hombros contrarios, tomando su cuello.
-Lo siento. - susurró  Yoongi cerca de su oído, lo que provocó en Jimin un escalofrío placentero, Yoongi sabía que ese era su punto débil.
    
     Mientras tanto Yoongi estaba fascinado ante el delicioso aroma que desprendía Jimin, y no se refería al aroma de su carne o su sangre, no, se refería a su piel, su aroma natural, el aroma que podía inhalar con su nariz humana. Era tan exquisito, una combinación a flores y fresa con un toque masculino, simplemente delicioso. Y que hablar acerca de su calor corporal y su suave piel. Todo él era perfecto a la perspectiva de Yoongi. Su cabello negro, su piel sutilmente morena, sus ojos pequeños y rasgados, sus regordetas mejillas y la forma tan perfecta en que se combinaban y cuando sonreía sus ojos casi desaparecen, todos sus gestos tiernos y también su forma tan drástica de cambiar a ser sexy. Todo Jimin era hermoso y Yoongi sentía que estaba hecho para él, solo para él.
    
     Estaba disfrutando tanto ese pequeño abrazo y estaba mas que feliz de que lo correspondiera, ya lo había perdonado.
-Está bien. - Apenas se escuchaba su voz y es que eso es lo que provocaba Yoongi en él. Lo hacía sentir débil, en el buen sentido y lo hacía feliz y tenerlo tan cerca desconectaba su cerebro y en lo único en lo que se podía concentrar era en esas manos acariciando suavemente su espalda y cintura y en la nariz contraria haciendo cosquillitas  en su cuello.   
     Yoongi se separó lentamente, no quería romper aquello, pero si no lo hacía llegarían tarde a clases.
-Vamos, niño. - Tomó su mano y lo jaló haciéndolo caminar demasiado rápido, sin darle tiempo a contestar.

SEMPITERNAL →YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora