25. Lencería

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—Lléname la copa, por favor. —Le digo a Kate, que va a la cocina, mientras sigo contándole a Abby y a Tess toda la historia de Kristen y el artículo.

—¡No me lo puedo creer! —Dice Tess. —¿Y vas a tener que trabajar en equipo con ella?

—Sí. —Asiento, después de coger un puñado de las palomitas que acaba de hacer Max. —No sé cómo voy a hacerlo.

—Hazle la vida imposible. —Sugiere Abby, que sigue con su cerveza.

—Que haya paz chicas. —Dice Max. Que inconscientemente siempre tiende a apaciguar las aguas con el tema de Kristen. Todas le miramos desafiantes. —Quiero decir, guerra, mucha guerra con Kristen. —Rectifica al darse cuenta de que no puede ganar a tres mujeres cabezotas y medio ebrias.

—¿Has vuelto a hablar con tu padre? —Pregunta Kate que vuelve de la cocina con mi copa cargada.

—No. Ni pienso llamarle mientras esa víbora zampona viva con él. Si quiere hablar conmigo que me llame a solas. No voy a aguantar ni una provocación más por su parte.

—Eres un hueso duro de roer. —Dice Brad, el novio de Tess, que también está presente. —Aunque creo que a Ian eso le pone mucho. —Dice descarado.

—¡Uh! —Suelta Abby. —¿Hay novedades con "Don estirado"? ¡Cuenta!

—¿Novedades? ¡No! —Miento. No les he contado que me acompañó a casa de mi padre ni la escenita del coche, ni tengo intención. Solo espero que Brad tampoco esté al tanto. —Por cierto, ¿qué pasó con Tyler, Kate? —Desvío el tema.

—¿El del disfraz de Darth Vader? ¡Me volvió a llamar! ¿No os lo conté? Le colgué por supuesto. —Dice riendo.

—¡No cambies de tema Gigi! —Dice Tess. —Queremos saber qué pasa con Ian. —Añade casi suplicando mientras le da un sorbo a su copa.

—Brad, confiesa. ¿Sabes algo? —Pregunta Kate.

—Nada. —Responde éste. Y me llena de alivio. —Hace un par de semanas que no veo a Ian. Está muy ocupado montando un show de no se qué cosa de la tienda.

—¿Un show? ¿También es stripper? —Pregunta Abby.

—Un showroom. —Puntualiza Max. —Es sobre lo que tienen que escribir Kristen y Gigi para la columna. Y al cual ambas están invitadas.

—¿Podemos ir contigo? —Dice Kate. —Me encantaría ver vuestras caras. —Ríe.

—Aún no he recibido las invitaciones. Llevo sin ver a Graham desde la reunión del martes. —O más bien desde nuestro encuentro del martes. Pero era cierto, no había vuelto a saber nada de él. Lo que me había llevado a darle vueltas a todo lo que ocurrió. No sabía si estaba huyendo de mí porque no le gustó nada nuestra aventura en el coche o si realmente estaba muy ocupado. —Si consigo algún pase extra por supuesto que podéis venir. —Afirmo.

—Yo paso. —Dice Max. —No pienso estar en medio cuando soltéis vuestra artillería. Ya bastante he recibido estos días. —Añade algo angustiado. Durante la semana ha tenido que soportar varias broncas de Kristen por lo del artículo y la sudadera equivocada.

—Yo voy a ir Max. —Dice seductora Kate mientras le roza la pierna con su pie descalzo.

Max se queda con cara de bobo, por un instante.

—¡No voy a caer con jueguecitos sucios! —Dice riendo.

Todos empezamos a reír.

La idea de celebrar una fiesta en casa el viernes por la noche ha sido la mejor ocurrencia de toda la semana. Lo estamos pasando en grande. Además le había prometido a Max, una fiesta con las chicas. El pobre merece divertirse tanto como yo.

Punto y seguido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora