Joder! Zed parece una puerca de tan fuerte que ronca. Fue una mala idea dejarlo dormir en el mismo sillón. ¿Qué no se me pudo ocurrir otra cosa?
Esperen... ¡Él durmió conmigo!
¿En qué demonios pensaba? Es Zed, un amigo no un posible novio.
Pero tampoco dormir con alguien al que hallas besado significa que vayan a ser novios, ¿verdad?
Dejando los tormentos a un lado, me levanto con mucho cuidado del sofá. Es muy cómodo por cierto, debería dormir aquí más seguido. Claro, sin los ronquidos de Zed como música de fondo.
Tomo una rápida ducha y fui a la habitación por mi ropa interior.
- Pensé que era más pequeño- me sobresalté al escuchar la voz de Zed. Voltee a verlo y vi una de mis bragas en ¡sus manos!
- Dámela ahora.
- No, me quedaré con ésta. Tienes un cajón lleno de ellas.
Bufé y empecé a perseguirlo por toda la casa hasta que bajando las escaleras él tropezó y por lo tanto yo caí encima de él.
Ok, momento incómodo.
- Emma, me estás aplastando.
-Idiota.
Me levanté como pude y fui a la cocina por algo de comer. Zed se ofreció para limpiar la herida de mi estómago, me negué pero ya sabemos lo insistente que es.
Saqué las cosas necesarias para hacer espagueti, amo los espagueti. Empecé a juntar los ingredientes, pero me sobresalte cuando sentí la respiración de alguien en mi cuello, y ese alguien es Zed.
Puso sus manos en mi cintura y depositó un cálido beso en mi nuca. ¿Y éste qué?
- Mm... ¿Qué haces?- la voz salió temblorosa.
- Nada- respondió seguido de otro beso.
Mis manos empezaron a sudar y mi reaparición se aceleró más de lo normal. ¿Qué demonios pasa?
- Deja de hacer eso- replique y puedo asegurar que tiene una gran sonrisa en su rostro.
Bastardo.
(***)
Ya eran las dos de la tarde y ni siquiera he visto el sol. Zed es peor que un padre.
Estamos viendo una película desde hace una hora, o bueno, yo la estoy viendo. Porque él está concentrado en su juego.
El celular de Zed empezó a vibrar, supongo que es una llamada por la forma constante en que vibra. Él fue a tomar la llamada a la cocina.
Uy! Él tiene asuntos personales.
Apagué la Tv y recogí las bolsas de papas fritas del suelo, éste chico es un cerdo en dos patas.
Escuché sus pasos acercándose y fui a dejar las bolsas vacías en el basurero.
- Emma, tengo que irme. Mi mamá me necesita, sólo serán unos minutos.- por lo visto él tiene planeado quedarse por mucho tiempo. Lastima por él que yo no piense lo mismo.
- Mira...
- Hablamos luego- me interrumpió para recoger las llaves de su auto y salir.
- Zed...- él se detuvo y dio una vuelta sobre sus talones y alzó un ceja en señal de que siguiera hablando- no te lo tomes a mal, pero... Ya no vuelvas más por aquí.
Me observó por unos minutos hasta que se decidió hablar.
- Pues vengo mañana, supongo que quieres descansar y...
- No entendiste.- él negó con la cabeza- me refiero a que te olvides de todo. Olvídate de que me conociste, sólo quiero que te alejes de mí. Supongo que ya viste en cuales rollos estoy envuelta.- negó varias veces y me tomó por los hombros.
-Emma, no me voy a alejar. Y mucho menos ahora, sabiendo que alguien te quiere hacer daño.
Como si fuera hacer algo para impedir eso.
- Sólo alejate. He vivido sola toda mi vida, esto no es algo que yo no pueda controlar. Sólo lárgate y no vuelvas más.
Cerré la puerta y pegué mi cuerpo a ella resbalando mi espalda hasta tocar el suelo.
Éste es el cliché de mi vida. Siempre terminar sola.
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Agridulces.
Teen Fiction-Alejate de mí- digo con voz firme dándole la espalda y con las manos en el pomo de la puerta- Te aprecio mucho y por esa razón no quiero que termines en un ataúd por mi culpa. - No, no me alejare de ti, Emma. Cueste lo que cueste.