Me quedo parada en la puerta de la habitación hasta que la fulana se percata que estoy ahí. Le golpea el hombro a Mr. Gruñón para que se detenga cuando por fin se da cuenta de que su amiguita ya no hace nada por seguir el ritmo se detiene y me mira.
—¿Pero qué coño haces aquí? —su voz de enfado por interrumpir su momento de liberación. Se pone su bóxer mientras que la otra se compone la poca ropa que tiene puesta.
—Cariño ¿Quién es ella? —dice la mujer en un tono demasiado cariñoso y dulce, empalaga más que un algodón de azúcar.
—Cariño dile a tu amiguita, que se valla de mi casa — digo con sarcasmo dándole una mirada de descaro a la mujer. Ella mira Antonio en busca de que diga algo pero el muy imbécil no dice nada. Empiezo a perder la paciencia, más le vale que le diga que se valla o me enfadare más ¡pero este que se ha creído! ¿Qué mi propiedad es hotel? Que poca vergüenza tiene. Como veo que no dice nada saco el valor y enojo que me estoy guarda dando.
—He dicho que te vayas o es que tanta desfachatez te ha dejado sorda —mi tono de voz es lo suficientemente fuerte para que esta empiece a vestir con ganas. Tomo la computadora con fuerza, pero solo necesario para no dejarla caer, lo último que necesito ahora es perder todas mis historias.
La mujer se viste rápidamente y se va sin decir ni pio, mientras que el descarado siguen en bóxer, todo su cuerpo esta ante mí, tiene un buen cuerpo, lástima que este sea un grosero, arrogante, egocéntrico y gruñón. Sus brazos son lo bastante fuerte como para derribar de un solo golpe a cualquiera.—Qué coño te pasa ¿Por qué has entrado sin avisar? ¿Me estas espiando?
—Yo no te estoy espiando ni nada ¡La que hace las preguntas y los reclamos soy yo! Eres un sinvergüenza ¿A caso no conoces los hoteles? Si tanto querías acostarte con la fulana esa paga un hotel.
—¿Te gusto tanto como para enojarte por eso?
—¿Qué tú me gustas? Por favor, no te creas tanto, tú no me gustas, la próxima vez que quieras liarte con tu amiguita paga un hotel. Mi rancho es tu lugar de trabajo un poco de respeto no te vendría mal.
Me doy la vuelta para irme y te me sujeta del brazo para impedir que avance, dejo la computadora en una silla que no había visto y este me jalonea hasta que entro por completo a la habitación.
Si los tacones le llego a la mitad del pecho, en momentos como este es que me gustaría ser un poco más alta, personas como esta se aprovechan de mi estatura. Controlo mi respiración para que vea que no tengo miedo, mis piernas en estos momentos temo que no me sostengan. No pierdo el contacto visual.—Déjame pasar —digo tranquilamente pero lo bastante seria y en tono fuerte.
—Que pasa te sientes más pequeña de lo que eres. Pobrecita — scaricia mi rostro con uno de sus dedos, este acto solamente hace que quiera romperle los dedos, por atrevido.
—Mi grandeza no lo define mi estatura, lo mismo podría decir de ti.
Estoy furiosa, maldito engreído. Sigue mirándome y se acerca más a mí pero antes de que se acerque vuelvo hablar.
—Yo que tú, no me acercaba tanto, te llevaras una gran sorpresa — Cambio de táctica y mi voz al igual que mi tono es suave, tranquilo.
—Acaso ¿Me pegaras como la otra vez?
-Puede que lo haga.
Me deslizo por la pared lentamente como para que tarde en darse cuenta de lo que voy hacer.
—Mírate, no puedes hacer nada.
Eso es lo que piensas Don gruñón. Termino lo que estaba haciendo. Salgo por debajo de su brazo. Le propino una patada por detrás de la pierna queda apoyado en una rodilla, tomo una de sus manos y le retuerzo los dedos mientras que le doy un golpe en la cabeza con la pared. Y preparo lo que le voy a decir.
-La próxima vez que me quieras tocar me un solo pelo te rompo cada uno de los huesos. Y piénsalo mejor cuando traigas a una de tus amiguitas a mi casa. Mi rancho no es hotel — Le retuerzo más los dedos. Lo suelto rápidamente tomo mi computadora y salgo.
Cuando llego a mi cuarto es imposible que duerma hoy, dejo la computadora en la cama, hago una copia de la foto que le he tomado mientras estaba acostándose con la fulana esa y se la mando a Henri con un recado. Estoy segura que la necesitare algún día. Veo la hora y pongo a cargar mi teléfono. Son la una de la mañana, no he dormido nada. Abro la llave para que se llene la bañera, agrego sales aromáticas, pongo un incienso de rosas. Entro en la bañera después de cerrar la puerta del cuatro con seguro. Me sumerjo en el agua, permanezco un rato sumergida. Después de un momento me aseo, depilo mis piernas, las axilas, el bigote y mi zona intima también. Lavo mi cara muy bien, mi cabello. Ha sido un día intenso, demasiado diría yo, nunca había tenido que presenciar como dos personas tienen sexo, soy una mujer inexperta sí, pero fue desagradable esa situación. Cuando termino, me seco y quito el tapón de la bañera para que el agua salga.
Me lavo los dientes y cuando termino, salgo de baño camino hasta el tocador, tomo la crema pongo un poco en mis manos y aplico en mis piernas y brazos. Seco mi cabello sin prisas. Para cuando termino de arreglarme. Soy la primera en el comedor.—Buenos días mamá.
—Buenos días hijita ¿Cómo te ha ido en las labores del rancho? Sabes, desde que compraste el rancho, tu padre es más feliz, siempre había querido uno pero ya vez que antes no podíamos permitirnos muchas cosas. Gracias mi niña por darnos todo esto.
—De nada mamá, me ha ido bien, me gusta estar aquí. Mamá ¿Sera que papá se enoje si construyo una cabaña?
—No se enojara, porque tendría que enojarse por eso, pero coméntaselo para que te dé su opinión.
—Gracias mamá
Cuando llega mi padre, yo estoy sentada en el comedor de la cocina.
—Buenos días Artemisa.
—Buenos días papá.
Después se unen los trabajadores y mi hermano.
—Alguien ha madrugado más —dice mi hermano con una gran sonrisa.
—Claro hermanito, estoy al cien por ciento en mi papel — le mando mensaje mientras desayunamos. Cuando lo lee me mira y asiente con un movimiento de cabeza.
Terminamos el desayuno y voy a mi cuarto de nuevo, minutos después entra mi hermano.
—¿Para que soy voy?
—Tengo que contarte lo que ha pasado en la madrugada.
—¿Qué pasa? ¿Por qué tanto rollo?
—Estaba en las caballerizas escribiendo a las once y media ya venía de regreso cuando escuche una risita, cuando llegue al lugar de donde provenía el sonido, encontré Antonio teniendo sexo con una fulana, antes de decirle algo le tome una foto — digo mostrando la evidencia —El muy cabron cuando se dio cuenta que está viendo lo que hacían, se puso sus bóxer mientras que la fulana se acomodaba la poca ropa que aún le quedaba puesta, esta le dijo: cariño ¿Quién es ella?, y entonces yo le dije cariño dile a tu amiguita que se valla y como no me hacía caso se lo dije de otra manera menos linda, la otra se terminó de vestir. Bueno para no hacerte el cuento largo le he pegado y le he dicho que la próxima vez que quiera acostarse con su amiguita o con cualquier otra que pague un hotel, que este es su lugar de trabajo no hotel que tuviera un poco de respeto.
—¿Artemisa esto lo sabe papá?
—Aun no le he dicho nada, eres el único al que se lo he contado ¿Qué debemos hacer?
—Antonio es muy bueno en su trabajo, pero también es un pendejo, tranquila, si vuelve a pasar yo hablare con él.
Mi hermano me abraza — Caray niza ya tengo a mi compañero de madrizas por si algún día lo necesito — dice el tonto mientras me abraza, yo solo me rio, terminamos de hablar y bajamos nuestras labores nos esperan.
Pobre ni sabe lo que le espera, esperó que pasa en una linda y agradable noche. Un beso.
Cecilia Ovando
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SUEÑOS FUGACES #GSB2017
RomanceBusco la felicidad con ansias, pero.... ¿Cómo encontrar algo que nunca he tenido? Ser una exitosa novelista romántica no es nada si estoy vacía, si no tengo a nadie para compartirlo. Tengo unos padres y un hermano si, pero ella busco algo más ¿Al...