La historia de Snape

200 16 0
                                    

"Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola." -Voltaire.

—¿Snape? —dijo Black bruscamente, apartando los ojos de Scabbers por primera vez desde hacía varios minutos, y mirando a Lupin—. ¿Qué pinta Snape?

—Está aquí, Sirius —dijo Lupin con disgusto—. También da clases en Hogwarts. —Miró a Harry, a Ron y a Hermione—. El profesor Snape era compañero nuestro. —Se volvió otra vez hacia Black—: Ha intentado por todos los medios impedir que me dieran el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Le ha estado diciendo a Dumbledore durante todo el curso que no soy de fiar. Tiene motivos... Sirius le gastó una broma que casi lo mató, una broma en la que me vi envuelto.

—Le estuvo bien empleado. —Black se rió con una mueca—. Siempre husmeando, siempre queriendo saber lo que tramábamos... para ver si nos expulsaban.

—Severus estaba muy interesado por averiguar adónde iba yo cada mes —explicó Lupin a los tres jóvenes—. Estábamos en el mismo curso, ¿sabéis? Y no nos caíamos bien. En especial, le tenía inquina a James. Creo que era envidia por lo bien que se le daba el quidditch... De todas formas, Snape me había visto atravesar los terrenos del colegio con la señora Pomfrey cierta tarde que me llevaba hacia el sauce boxeador para mi transformación. Sirius pensó que sería divertido contarle a Snape que para entrar detrás de mí bastaba con apretar el nudo del árbol con un palo largo. Bueno, Snape, como es lógico, lo hizo. Si hubiera llegado hasta aquí, se habría encontrado con un licántropo completamente transformado. Pero tu padre, que había oído a Sirius, fue tras Snape y lo obligó a volver, arriesgando su propia vida, aunque Snape me entrevió al final del túnel. Dumbledore le prohibió contárselo a nadie, pero desde aquel momento supo lo que yo era...

—Entonces, por eso lo odia Snape —dijo Harry—. ¿Pensó que estaba usted metido en la broma?

—Exactamente —admitió una voz fría y burlona que provenía de la pared, a espaldas de Lupin.

Severus Snape se desprendió de la capa invisible y apuntó a Lupin con la varita.

—Tal vez os preguntéis cómo he sabido que estabais aquí —dijo con los ojos relampagueantes—. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.

—Severus... —comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

—Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

—Te equivocas, Severus —dijo Lupin, hablando aprisa—. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.

—Dos más para Azkaban esta noche —dijo Snape, con los ojos llenos de odio—. Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...

—Idiota —dijo Lupin en voz baja—. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?

¡PUM!

Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin. Este perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

—Dame un motivo —susurró—. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.

Black se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio. Harry se quedó paralizado, sin saber qué hacer ni a quién creer. Dirigió una mirada a Ron y a Hermione. Ron parecía tan confundido como él, intentando todavía retener a Scabbers. Hermione, sin embargo, dio hacia Snape un paso vacilante y dijo casi sin aliento:

—Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir; ¿no cree?

—Señorita Granger; me temo que vas a ser expulsada del colegio —dijo Snape—. Tú, Potter y Weasley os encontráis en un lugar prohibido, en compañía de un asesino escapado y de un licántropo. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la boca.

—Pero si... si fuera todo una confusión...

—¡CÁLLATE, IMBÉCIL! —gritó de repente Snape, descompuesto—. ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! —Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Black, salieron algunas chispas. Hermione guardó silencio, mientras Snape proseguía—. La venganza es muy dulce —le dijo a Black en voz baja—. ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!

—Eres tú quien no comprende, Severus —gruñó Black—. Mientras este muchacho meta su rata en el castillo —señaló a Ron con la cabeza—, entraré en él sigilosamente.

—¿En el castillo? —preguntó Snape con voz melosa—. No creo que tengamos que ir tan lejos. Lo único que tengo que hacer es llamar a los dementores en cuanto salgamos del sauce. Estarán encantados de verte, Black... Tanto que te darán un besito, me atrevería a decir...

El rostro de Black perdió el escaso color que tenía.

—Tienes que escucharme —volvió a decir—. La rata, mira la rata...

Pero había un destello de locura en la expresión de Snape que Harry no había visto nunca. Parecía fuera de sí.

—Vamos todos —ordenó. Chascó los dedos y las puntas de las cuerdas con que había atado a Lupin volvieron a sus manos—. Arrastraré al licántropo. Puede que los dementores lo besen también a él.

Sin saber lo que hacía, Harry cruzó la habitación con tres zancadas y bloqueó la puerta.

—Quítate de en medio, Potter. Ya estás metido en bastantes problemas —gruñó Snape—. Si no hubiera venido para salvarte...

—El profesor Lupin ha tenido cientos de oportunidades de matarme este curso —explicó Harry—. He estado solo con él un montón de veces, recibiendo clases de defensa contra los dementores. Si es un compinche de Black, ¿por qué no acabó conmigo?

—No me pidas que desentrañe la mente de un licántropo —susurró Snape—. Quítate de en medio, Potter.

—¡DA USTED PENA! —gritó Harry—. ¡SE NIEGA A ESCUCHAR SÓLO PORQUE SE BURLARON DE USTED EN EL COLEGIO!

—¡SILENCIO! ¡NO PERMITIRÉ QUE ME HABLES ASÍ!—chilló Snape, más furioso que nunca—. ¡De tal palo tal astilla, Potter! ¡Acabode salvarte el pellejo, tendrías que agradecérmelo de rodillas! ¡Te estaríabien empleado si te hubiera matado! Habrías muerto como tu padre, demasiadoarrogante para desconfiar de Black. Ahora quítate de en medio o te quitaré yo.¡APÁRTATE, POTTER!

If we knew the future #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora