Tres - El pasado

245 11 0
                                    

Solo una patrulla había estacionado en casa de los Duval. El alguacil Hudson se bajó de la patrulla con las manos en el cinturón.

En cuanto vió a su antigua amiga y confidente supo de lo que se trataba. Es como esos amigos con los que tan solo una mirada basta para saberlo todo.

Emma estaba en el piso de arriba, su madre le había prohibido entrar a la cocina pero ella no podía dejarlo pasar.

Daisy.

- Está volviendo a pasar, el pasado se está volviendo a repetir. Solo espero...

- No es lo mismo. Esto... ¿dónde está Kevin?- Le preguntó el alguacil.

Ambos hablaban en susurros pero Emma había afinado muy bien sus oídos para lograr seguir el hilo de la conversación.

- Kevin no tiene nada que ver con esto. Él jamás me haría una cosa así, mucho menos a su hija.- Lo defendió Maggie sin dudar.

- No creerás que Brandon James sigue vivo y volvió por venganza, ¿no?

Y hubo silencio, pero Emma podía imaginarse como ambos se miraban y la duda comenzaba a gestarse.

Había una parte de su madre que Emma nunca había conocido, pero ese día algo se había destapado, y a partir de entonces las cosas iban a cambiar.

El alguacil Hudson se marchó y Emma bajó al encuentro con su madre que estaba apoyada contra la puerta, intentando mantener la calma.

- Mamá, ¿quién es Daisy?- Insistió, aunque la primera vez solo había obtenido silencio.

Pero su madre sabía que no podía seguir mintiendo, el pasado siempre reflotaba.

Maggie sentó a su hija en la sala y la miró a los ojos, llenos de lágrimas.

- Hace mucho tiempo, antes de tu nacimiento, yo era Daisy.- Comenzó a relatar ella con un nudo en la garganta.- Me enamoré de un chico, pero él tenía problemas, serios problemas. Espiaba a las chicas, se escapaba de casa, robaba. Era muy conflictivo. Yo en serio estaba enamorada de él, hasta había dejado a tu padre por él.

Emma estaba atónita con lo que estaba escuchando. No podía reconocer a su madre.

- Una noche... Me reuní con él en el muelle, luego de que ocurriera la masacre de Lakewood el día de la graduación. Todo apuntaba a él, y yo me había reunido con Brandon para decirle que se entregue.- Maggie recordaba exactamente cada momento y sentía escalofríos.- La policía llegó y le dispararon a quemarropa. Él cayó al agua y yo...

- Lo siento tanto, mamá.- Emma alcanzó la mano de su madre y la comprendió.

Maggie la abrazó y le pidió perdón por haberle mentido tantos años.

- ¿Crees que Brandon volvió?

- No es posible. Yo vi como le dispararon, está muerto.- Pero se escuchaba como una persona que trataba de autoconvencerse.

×××

El alguacil Hudson condujo de regreso a la estación, esa noche tenía mucho papeleo.

Las manos le temblaban al volante, el hecho de sentir la presencia de Brandon otra vez lo volvía loco.

Él mismo había visto los cuerpos ese día, en el baile de graduación: Brandon James estaba loco.

Se detuvo en un callejón y encendió un cigarro. La caja con el corazón estaba en el asiento del acompañante.

Había visto también a Maggie, como le temblaba la voz y la forma en la que lo miraba.

Ella también sentía lo mismo.

Abruptamente se escuchó un sonido. Algo metálico siendo golpeado.

Agarró la pistola y salió de la patrulla, encaminándose en dirección al sonido. Allí no había más que oscuridad y noche.

- ¿Quién está ahí?- Pero no hubo más que silencio.

Si había alguien ahí, ya se había marchado apenas lo vió salir de la patrulla.

Ghostface no andaba con rodeos.

×××

- No puedo creerlo.- Decía Jessica al teléfono mientras miraba a través de la ventana.

La revelación de que la muerte de Nina Patterson había sido en realidad un homicidio, había dejado a todos en shock.

Jessica hablaba por teléfono con Riley, su mejor amiga, que se encontraba del otro lado de la calle. Ambas eran vecinas desde pequeñas.

- Estoy asustada. ¿Quién sería capaz de algo así? Nina era una mala persona pero...- Riley la saludó con la mano desde la ventana del otro lado de la calle.

Era todo un gran lío. Nina había sido asesinada, sus padres estaban devastados, y Tyler seguía desaparecido.

- Deberíamos llamar a Emma y hacer una pijamada para pasar la noche, ¿no crees?- Jess intentó calmar a su amiga.

- Ya lo hice, pero no contesta. De seguro se habrá quedado igual que nosotras al enterarse. Ni siquiera tengo ganas de ir a la escuela mañana.

- Lo sé, yo tampoco.- Dijo Jessica mientras se aplicaba una crema corporal en el cuerpo.

Un sonido que provenía de abajo captó su atención. Estaba sola en casa, sus padres habían salido a comer con unos compañeros del trabajo y volverían tarde.

- ¿Hola? ¿Está todo bien, Jess?- Riley sonaba preocupada desde el otro lado.

- Sí, es solo que... Iré a ver si mis padres volvieron.- Se excusó para saltar de la cama y dirigirse al pasillo.

Al asomarse no vió ni rastro de nada, salvo una sombra moviéndose hacia la cocina.

Se regresó a su habitación y cerró con llave.

- Llama a la policía.- Susurró con el corazón dando un vuelco.

- ¿Qué está pasando? ¡Jess!- Riley tuvo que cortar la llamada para llamar a emergencias.

Mientras tanto, abrió la ventana y comenzó a gritar hacia la casa de enfrente. Vió una sombra moviéndose en el pasillo del piso de arriba pero no podía localizar a su amiga.

- ¡Jess, por dios! ¡Ayuda!- Comenzó a gritar mientras del otro lado sonaba el intermitente pitido.

Emergencias contestó y Riley intentó no perder la calma mientras le daba los datos y explicaba la situación.

Finalmente Riley se mantuvo al teléfono y bajó al piso de arriba. Sus padres estaban durmiendo y cuando los despertó ya todos habían salido a la calle.

- ¡Jess! ¡DIOS MÍO!- Comenzó a golpear la puerta de entrada de la casa de su amiga.

Jessica parecía no dar señales de vida y Riley solo podía pensar lo peor.

Un manojo de vecinos se habían formado en la entrada de la casa y estaban a punto de presenciar una catástrofe.

Jessica atravesó el cristal de la ventana de su habitación y cayó desplomada junto al pavimento.

- ¡JESSICA!- Riley escupió un grito que se escuchó a varias manzanas a la redonda.

Todos allí se taparon la boca mientras las sirenas de la policía se podían oír cada vez más cerca.

Allí, de pie en la ventana se encontraba Ghostface limpiando el cuchillo con el repliegue de su túnica negra.

Riley lo vió y luego sus padres la envolvieron entre sus brazos y la apartaron del lugar.

Scream: LakewoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora