Veintiuno - Peligrosa obsesión

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2014

La muerte de Kieran y Piper parecía haberle puesto fin a todo. Pero había algo que no encajaba. ¿Por qué Kieran intentaría matar a Piper al punto de enviarla al hospital? Incluso ella misma lo había desmentido, pero si eso era cierto significaba que esto no había terminado. Y nadie quería eso.

Ahora, Emma había intentado salir adelante y afrontar su último año en la secundaria. Era tarde por la noche y se había quedado estudiando en la biblioteca.

Lacey, una de sus compañeras de curso estaba frente a ella. Ambas estaban repasando para los mismos temas de álgebra.

Las cicatrices que habían dejado Piper y Kieran había marcado al pueblo para siempre y todo era muy incómodo para Emma.

- Lo siento, no quiero preguntar pero... ¿Cómo haces para no tener miedo? Estamos solas aquí.- Dijo Lacey cerrando el libro de golpe y apoyándose en él.

- Piper y Kieran ya no existen.

- Pero la policía jamás encontró su cuerpo.

- Lacey, eso no significa nada. A Brandon James tampoco lo encontraron y hasta ahora no lo hemos vuelto a ver.- Contestó ella de forma brusca.

El bibliotecario había empezado a apagar las luces y ambas dieron un salto.

Comenzaron a guardar todo, pero Lacey fue más veloz.

- Nos vemos mañana, mí padre está esperándome fuera. Cuídate.- Se despidió mientras revisaba su celular.

Emma se despidió de ella con la mano y tomó sus últimas cosas para marcharse a casa.

Mientras se dirigía a través de los pasillos en una casi profunda oscuridad, Emma sentía que estaba siendo observada.

¿Había alguien más ahí o era su imaginación?

Se detuvo en mitad del pasillo y vió hacia el salón de clases que estaba frente a ella. Había una luz titilando.

Se alternaba entre rojo y azul. Algo que llamaba su atención.

Se acercó hasta allí y vió que en el suelo había una patrulla de juguete.

Ella la tomó y la observó hasta que la apagó.

Un golpe contundente la sorprendió: la puerta se había cerrado y ahora estaba atrapada.

- ¡¿Hola?!- Gritó mientras insistía en la puerta. No se abría.

A través de la ventana vió una figura negra doblar en el pasillo y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

Fue presa de sus propios miedos y tuvo que lanzar una silla para romper el vidrio y salir.

Corrió lo más rápido que pudo hasta salir del instituto y seguir corriendo hasta su casa, sin parar un momento.

Cuando llegó a su casa, Maggie vió la sangre derramándose por sus muñecas y se llevó un gran susto.

- ¡Por Dios! ¿Emma que te ocurrió?

- Entré en pánico.- Soltó ella en shock.

...

Kristen Lang, que era la psicóloga del instituto, estaba ahora frente a su paciente más recurrente: Emma Duval. Una de las sobrevivientes de los asesinatos de Lakewood.

Ella le había contado todo lo que estaba sufriendo últimamente, luego de Piper.

Se había sentido observada, perseguida y como si Ghostface nunca se hubiera ido. Continuaba sintiéndose amenazada.

Scream: LakewoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora