Once - Prófugos

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Mientras los metían dentro de la patrulla, el cuerpo de suboficiales bordeaba la cabaña donde había sido denunciado anónimamente el hallazgo del cuerpo de Nina Patterson.

Todo indicaba que ellos habían hecho algo malo, y aunque ellos habían mencionado a su acosador, nadie parecía creerles.

- ¿Por qué no quieren escucharnos? Alguien nos está haciendo esto.- Repetía frenéticamente Audrey en la parte de atrás.

- Ustedes huyeron de sus casas cuando nosotros les advertimos que íbamos a protegerlos.- Dijo el oficial en la parte de adelante, encargado de trasladarlos a la prisión estatal.

Emma miró a través de la ventana, mientras el coche arrancaba, su madre salía disparada del auto de Kevin y corría hacia ellos.

- Mamá.- Balbuceó Emma pero ahora se había convertido en una minúscula que se alejaba cada vez más.

Magui se abrazó a sí misma y Kevin intentó darle contención. Un flash les dió justo en la cara.

Ella se apartó bruscamente y hecha un manojo de nervios arremetió contra la periodista: Piper Shaw.

- ¿Quieres una foto? ¿Es eso no? ¡Necesitas una foto para la portada del diario! ¡Ten!- Magui levantó un dedo en alto y se fue maldiciendo.

Piper quedó helada y tragó saliva mientras su compañero intentaba hacer como que nada pasó.

El cuerpo de suboficiales y el detective Jim estaban frente a la casa y dentro.

Magui entró esquivando la valla policial y fue hasta el detective. Había un olor a muerte terrible.

- ¿Adónde se llevan a mi hija y sus amigos? Esto no tiene sentido. Brandon James está haciendo esto.

- Señora Duval no puede estar aquí. Ellos tendrán que prestar declaración, no irán a la cárcel por ahora.- Rectificó Jim mientras los sacaba de la escena.

Kevin miró hacia el lago con cierto deja vu, flashes de esa noche terrible volvían a su mente.

- ¿Qué es eso de que Brandon James está detrás de esto?- Se dirigió este hacia Magui.

Antes de que ella pudiera decir algo, su ex esposo le clavó la mirada y negó con la cabeza.

Pero ella quería decir la verdad.

×××

En el trayecto hacia Lakewood, los tres permanecían sin decir una palabra con las esposas en sus muñecas.

La noche caía poco a poco y ninguno de los tres conseguía quedarse quieto.

- ¿Puedes dejar de mover la pierna? Me pones nerviosa.- Se quejó Audrey golpeando a su amigo.

Emma miraba a través de la ventana, rendida y cansada.

- No puedo creer que hayan profanado la tumba de Nina. Su familia no tiene paz.- Murmuró Emma apoyando su cabeza en el hombro de Audrey.

Audrey dió un salto, no lo esperaba. No olvidaba cuando un par de años atrás ella y Emma solían ser las mejores amigas, hacían todo juntas.

Una vez se habían metido a la piscina del instituto en la noche. Ninguna de las dos sabía nadar, ni tampoco iban a natación.

- ¿No te parece genial todo esto?

- ¿Qué cosa?- Le había preguntado ella sonriendo, el brillo en sus ojos y el resplandor del agua haciendo matices en su rostro.

Scream: LakewoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora