Episodio 12

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"Drogas"

Annalise llevo a Esther a una carretera. La chica saltaba de alegría. Por haber encontrado la linea de concreto que las llevaría a casa. Lo único extraño era que las presencias de los automóviles no se hacían presentes, ese camino bordeado de pinos. Y aquel cielo gris. Caminaron hasta toparse con un puente bastante viejo. Esther le pedía a ratos que Annalise cruzara, pero esta le reclamaba, calmada.

Annalise decidió voltear y dijo. : - Mejor volvamos - Decía y sin darse cuenta de que retrocedía. - Tal vez encontremos otro camino y..... - Cae agarrando a Esther de la blusa asciendo que esta callera junto a ella.

- Santa mierdaaaa.... - Exclaman al unisono las dos mientrás caen.

Sus dos cuerpos se estreyan en el agua dulce. Les había tomado tiempo, pero pudieron asomarse por aquél lago que por suerte estático estaba.

Al salir siguieron su fatídico camino. El dolor a subir todo eso fue más, que cuando sus depilaciones eran ejecutadas con una cinta pegajosa, que sus pálidas piernas rojas se tornaron.

Annalise todavía no se podía explicar, por que uno de los ojos de Esther oscuro se había tornado a comparación del otro que bastante claro era.
Quizá, un golpe se dio.

Comenzaron a verse las caras y tanta era la timidez que sonreían. Empezaron a pegar pequeños saltitos.

Las dos siguieron hasta que sus deszcalsos, maltratados y pálidos pies dolieron. Suponían que dolían, pues ya estaban algo acostumbradas al dolor. Ambas caminaban tambaleándose y riendo, pegando vueltas y saltos, por alguna extraña razón. Se sentían livianas, como si todo el peso que tenían antes se hubiese extinguido. Movimientos flojos y sin control. Como dos ebrias expulsadas de un bar.

Esther se dejo caer al suelo, con la idea de que Annalise la levantara en forma de diversión y así lo hizo. Decidió pararse.

Se apartaron del camino, pues un alce estaba a punto de chocar con ellas, y paso por entremedio, pero las risas no las abandonaban. La alegría que poseían era como si hubiesen consumido alguna droga.

Caminaron por aquella carretera silenciosa. Quizá la misma de la vez en que el autobús rodó, acabando con la vida de casi todos los niños.

- Annalise. - Le habla Esther. - ¿Como te hiciste esa cicatriz?.

Dice apuntando a su ceja, la cual tenía un espacio en blanco que la dividía en dos.

Ella responde encogiéndose de hombros.

Las dos empiezan a correr por la pradera, como si el viejo juego del corre que te pillo se tratara. A sus andas Hank y Jerome, quienes se habían esfumado al rato en un parpadeo.

Hasta que el atardecer callo. O se suponía, pues, el cielo estaba nublado.

Comenzó a llover....

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