Capítulo 8

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Seguí la comunicación con Ethan, luego de ese dio en el parque con aquel beso, éramos más íntimos.

No le he contado nada a Cris, a nadie.

El domingo Ethan viajo a Chicago y me pidió tanto que fuera con él, pero obviamente me negué.

Es miércoles y hasta ahora no tiene fecha de venir a NY, por una parte me siento aliviada y por la otra desesperada por que lo extraño.

No hablamos más del beso y como nos hizo sentir eso, no hablamos al respecto. Y daba gracias a Dios porque el no sacara el tema, moría por hablar de ese beso, pero sentía que era un tema incómodo para mí y también muy culpable.

Sam llego de Michigan el lunes, entusiasmado y contándome un sinfín de historias, retomando lo nuestro, yo sintiéndome horrible con él, lo que hice estuvo mal, lo sé, lo sabía.

Era tarde y Sam me sorprendió en el apartamento con comida china.

—¿la compraste en el local ese que me gusta? —Pregunto abriendo la cajita de arroz

Asiente. —has estado un poco ausente en el trabajo... no te he visto casi. —Coloca su cara de cachorrito triste.

—He estado metida en mi oficina, me tienen loca con tanto trabajo.

—¿Cómo va lo de la empresa de Michigan? Escuche rumores que la van a intervenir.

—Al parecer, hay huecos de dinero, se podría estar hablando de un lavado de dinero muy grande.

—Guao...

Él cambio el tema —No me has contado que hiciste en mi ausencia.

Hablo con arroz en la boca: —Eso es porque no me lo preguntaste.

Cosa que agradecía hasta ahora, que no me preguntara nada, porque era recordar el beso una y otra vez, y sinceramente quería olvidarlo, pero no creo poder olvidar algo que fue bueno.

—Entonces... ¿Qué hiciste?

—Nada interesante... Salí a caminar, ah y acompañe al señor Michael a un evento caritativo.

—¿la pasaste bien?

Tomo un sorbo de agua y asiento. —Bueno... no es que me divirtiera con tanta gente anciana. —Me encojo de hombros.

Sam se ríe y niega con la cabeza.

Se inclina hacia mí, y me da un beso.

Y no sé por qué comparo de inmediato el beso con Ethan —Dios mío, esto está mortificándome.

Me separo de Sam.

—¿estás bien? —Pregunta.

Asiento. —Creo que la comida me ha caído mal. —Me excuso.

—¿quieres que te compre algún medicamento?

Niego con la cabeza.

Por qué Sam tenía que ser tan atento conmigo... y yo por que tenía que comportarme como una zorra.

Después de la comida, Sam se quedaría a dormir esta noche. Ambos nos acostamos, y hablamos tanto hasta quedarnos dormidos.

———

Sam se había quedado abajo con unas personas que lo detuvieron, subo el asesor hasta el piso y solo hay unas pocas personas que han llegado, veo el escritorio de Rita con un enorme ramo de flores. —ahora no parara de hablar de ese ramo de flores.

Mi Gran Engaño (TERMINADA- EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora