Mi Gran Engaño (TERMINADA- EN EDICIÓN)

Capítulo 25

—¿De verdad quieres presentar la renuncia?

Asiento, muy segura.

Llevaba trabajando casi ocho meses aquí, me trataban bien y me había acostumbrado fácilmente a estar aquí. Pero no podía seguir aquí en NY, había hablado con mi madre para irme a vivir con ella, suena raro estoy por cumplir veinticinco años de edad, pero no será por mucho tiempo, viviré con ella hasta que consiga un empleo en Chicago y pueda acomodarme en un lugar. Me da mucha nostalgia dejar NY, pero debo hacerlo por mi bien, este lugar solo me recuerda constantemente lo que hice, mi vida no ha sido la misma.

Aunque Chicago es en donde esta Ethan, las probabilidades que nos encontremos son casi nulas, tampoco es que pretendo encontrarme con él, aunque lo quisiera sé que no sería algo bueno

Estos ochos meses han sido realmente difíciles, aunque Cristal me arrastre por mis piernas un sábado o domingo para salir, no es lo mismo, salgo para complacerla pero no porque me provoque, arruine mi vida y la de dos personas.

**

—entonces... no pasaremos navidad juntas. —Dice Cristal mientras me ve empacando mis maletas.

La miro y ruedo los ojos. —puedes ir a Chicago, recuerda que cumplo el veinte de diciembre.

—Ah... ¿en serio? lo había olvidado...

Termino de empacar una maleta.

Y me faltaban dos más.

—eres mi única amiga ¿Qué hare sin ti? Es injusto que te vayas.

—eres una persona muy social. —La miro enarcando una ceja.

Ella se encoge de hombros —bueno... solo te quiero a ti.

—Ya lo decidí Cristal, aquí simplemente me siento tan... vacía.

—pensé que el viaje a Misisipi había ayudado.

—Y lo hizo, si... pero es diferente.

Nadie más que yo podía entender como me sentía.

Mas nadie podía sentir este dolor tan grande que sentía cada noche, lo mucho que dolía en pensar en algo que no fue y que al parecer nunca será.

**

Me despedí de Cristal hecha un mar de lágrimas lista para abordar el avión.

Me quede viendo por la ventana, viendo como despegaba mientras de mí se deslizaba una lagrima, estoy segura que esto sería para mejor, quiero recuperar mi vida. Ya ni siquiera sentía ese temor por viajar.

Me quedo así un rato hasta quedarme dormida.

Cuando desperté, la aeromoza estaba dando las instrucciones ya que estábamos por aterrizar.

Recogí mis maletas y mi mamá estaba ahí esperando por mí. La abrace, desde el día ese terrible, no la había visto, aunque dije que la visitaría, pero luego empecé el trabajo y todo se complicó.

—Qué bueno verte cariño ¿Cómo estuvo el vuelo?

—Vine dormida... ya sabes lo mala que soy para viajar.

Ella me ayuda con una maleta, y vamos hacia su auto. Había un frio infernal, solo vestía un pantalón tipo pijama color negro y una blusa de tiros rosada con un abrigo no muy grueso.

Había olvidado lo bonito que era estar aquí, empecé a recordar mi niñez y adolescencia aquí, antes de partir a la universidad. Vi un salón de belleza y le suplique a mi mamá que se detuviera.