capítulo 11

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Día 2

El día comenzó bastante tranquilo, mathias despertó temprano para llamar a su amiga diseñadora sin que Fede pueda oír toda la conversación, dialogaron por Skype quedando de acuerdo en todas las elecciones que la profesional había tomado.

(...)

Mathi: listooo a despertar a Fede. Pero pará *pensó* y si le hago una broma? *Ríe y agarra su teléfono para filmar*

Estoy por despertar a Fede sogas, *agarra un vaso con agua y se lo tira encima* comienza a reír mientas grababa

Fede: Que haces fracasado? –mientras intentaba despertarse– me asusté bo.

Mathi: quería hacer una broma para las sogas *reía aún más fuerte* vamos a desayunar bo, mira la hora que es.

Fede: pará que estoy todo mojado fracasado, ahí voy *mientras se iba a bañar*

Al llegar al desayuno, un guía se acerca al comedor e informa:

Guía: hoy tenemos actividades para los hospedantes, tenemos una expedición por la montaña hasta llegar a un punto donde hay unos juegos con barro, les pedimos ponerse ropa vieja y no traer aparatos electrónicos. El tour comienza después del almuerzo. Gracias

Fede: escuchaste bo, tenemos que ir *decía eufórico* te voy a ahogar con barro, esa será mi venganza–mientras miraba fijamente a Mathi con los ojos achinados–

Mathi: que vas a hacer bobito? Si no tenés fuerza–reía mientras comía una tostada.

Fede: ah querés guerra mathias sellanes? –Dijo levantando la voz haciendo que todos los miren– la vas a tener *rió*

(...)

Los dos rieron y desayunaron para luego ir a la piscina un momento, entre charlas y bromas las horas pasaban y minutos solo faltaban para la hora del almuerzo.

Fede: vamo bo la gente está yendo a almorzar -mientras golpeó a Mathi en la cabeza– uy, creo que fue fuerte. Reía

Mathi: que haces fracasado, me dolió, dale vamos.

Almorzaron eufóricos, faltaba poco para ir a la excursión y al juego de barro lo que más querían, parecían dos nenes.

Al llegar jugaron como niños, peleaban y se tiraban al barro mientras la gente los observaba con caras raras.

Fede: viste que te iba a ganar fracasado? –mientras su respiración era agitada por el cansancio–

Mathi: me ganaste por que me tiraste a unas piedras, si no ni ahí lo hacías bobito –mientras intentaba equilibrar su respiración– ahora me debes unos masajes.

(...)

Narra Fede:

La pasamos super bien en los juegos de barro, que lindos días estamos pasando la verdad.
Que pasen más lentos por favor–pensó mientras estaba sentado en el piso sacándose la ropa llena de barro–

Fede: dale Mathi bañate rápido palmera, estoy lleno de barro yo también.

Mathi: ahí salgo, me debes unos masajes eh? Insistía a cada momento.

Fede: bueno pero apúrate fracasado.

Al fin pude bañarme, Mathi se demora mil años–pensó mientras se acostaba en la cama y prendía la televisión–

Shhhttt y los masajes? –dijo Mathi acostado boca abajo en la cama, sólo con un boxer puesto.

Que pesado bo, bueno dale ahí voy.

(...)

Mathi siempre dice que hago buenos masajes, aunque la mayoría de personas dicen que no.

Me senté en el muslo de Mathi mientras comenzaba con el supuesto masaje, este tipo tiene la espalda super dura, pensé mientras comenzaba.

Ahí – decía Mathi relajado

Sí, notaba la tensión muscular en esa zona, no me pregunten por qué.
Además tenía marcas de piedritas en la espalda, que será que anduvo haciendo?
Ah cierto!–yo lo empuje y cayó para atrás. *Rió*

De qué te reís Fede? Dijo Mathi con una voz relajada

Nada bo, tenés las piedritas marcadas en la espalda *reía levemente*

Luego de un masaje tranquilo le digo: Mathi ya está?

El se volteó quedando boca arriba y me dice, adelante también quiero un masaje.

Tragué saliva y le dije bueno, dale.

Comencé masajeando sus pectorales, bueno, parecían dos piedras.
La piel de Mathi es muy suave, no se qué hace.
Comencé a bajar a la zona abdominal.
Los masajes eran leves movimientos de los dedos entre sus músculos, a él parecía gustarle.
El masaje llegó hasta el abdomen bajo, así bajaba y subía en varios movimientos, me sentía todo un masajeador profesional.
Al bajar la mirada un poco note que Mathi estaba exitado o no sé, podía notarlo en su bulto.
No quise mirar nada más de eso, no soy gay.
Masajee un poco sus hombros, y dije

Señior sellanes, acaba de entrar a un estado de relajación. Con una cara de bromista esperando su respuesta.
Para mi sorpresa ya se había dormido.

Busqué una sábana y lo tapé. Pensando que mañana sería el último día en este paraíso.

quizás no era la decisión correcta                              Donde viven las historias. Descúbrelo ahora