Capítulo X

61 14 12
                                    

Caída la noche, partimos al hospital en busca de pistas que ayudaran a la investigación. Marcos Andrada era un tipo muy serio, un poco extraño, solo hablaba cuando era necesario, sus movimientos eran un poco lentos y su mirada muy penetrante. Su apariencia era impecable, siempre vestía oscuro y bien arreglado. En muchas ocasiones yo le hablaba pero el hacía caso omiso, era como si su cabeza fuera un mundo aparte. Cuando llegamos al hospital ya había oscurecido totalmente. Le pregunté por qué no habíamos ido de día, debido a las cosas que pasaban allí dentro, pero el me respondió que "no creía en fantasmas", y que no quería que nadie se enterase de que había ido solo y sin autorización.

Sin mas nos propusimos a entrar, tuvimos que saltar un portón de rejas que habían colocado para sellar la entrada, y que no ocurriera de nuevo algo parecido a lo que pasó la ultima vez. Una vez del lado de adentro encendimos las linternas e ingresamos al hospital, la puerta estaba cerrada por lo que tuvimos que forzar la cerradura, para nuestra fortuna Marcos era experto en eso, así que no demoramos mucho en ingresar.

Esta vez era muy diferente estar adentro, comparada a aquella primera vez que había entrado. Las linternas me permitían ver lo tétrico que era el edificio por dentro, sin dudas era mucho peor que estar a oscuras.

- Tranquilo. - me dijo mientras alumbraba hacia los techos. Yo me limité a guardar silencio.

Los techos se encontraban deteriorados totalmente, había mucha humedad allí adentro, pero lo peor de todo eran los dibujos; pentagramas, frases escritas en idiomas que no entendía, dibujos de diferentes símbolos y uno que otro dibujo de demonios. El suelo estaba lleno de velas rojas y negras, ya derretidas por supuesto, esta imagen nos causó un poco de repelús.

- ¿Recuerdas donde se encontraba la morgue?

- Sí. - contesté. - Tenemos que atravesar el pasillo hasta el final, luego bajar las escaleras hasta ahí.

Cuando nos encaminamos hacia el pasillo una sensación desagradable me invadió, era una sensación similar a la que sientes cuando alguien te esta siguiendo, pero esta era mucho peor, sentía que esto era algo muy malo. Supongo que marcos también lo sintió, pues aunque su cara no hizo ni una mueca de miedo o de susto, la luz de su linterna empezaba a moverse producto de su mano temblorosa.

De pronto sentimos que alguien paso corriendo detrás nuestro, inmediatamente ambos giramos y alumbramos hacia atrás pero no logramos ver nada.

- ¿Quien anda ahí? - preguntó el agente. En ese momento se escucharon unos pasos, a lo lejos, donde no llegaba la luz de la linterna. - Hijo de puta, deja que te vea para que te de lo que te mereces.

Entonces se produjo un silencio muy profundo, era muy incomodo. Marcos sacó su arma y apuntaba junto con la linterna hacia todos lados. su respiración era agitada, y eso me hizo sentir miedo a mí también.

Pasó un momento de silencio, cuando de repente se escuchó un portazo, era la puerta de la escalera que llevaba a la morgue, golpeaba muy fuerte cada dos segundos. Nos empezamos a acercar hacia allí lentamente para no hacer mucho ruido. En el suelo se formaba un camino de cebo producto de velas consumidas.

Nuestras linternas empezaron a parpadear, lo que le daba al lugar una imagen muy tétrica. A medida que nos íbamos acercando a la puerta, que seguía golpeando fuerte contra el marco, las linternas parpadeaban cada vez mas. Al encontrarnos a centímetros de la puerta, las linternas se apagaron totalmente y con el último destello de luz de una de las linternas, pudimos ver una imagen que hasta el día de hoy no puedo quitarme de mi cabeza. Se trataba de este hombre, el que veía por las noches cuando me visitaban todavía los espectros, esta vez con una cara sumamente deforme, los ojos totalmente negros, exageradamente grandes, al igual que su sonrisa, fina y larga. Sin dudas escalofriante.

La ReuniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora