Capítulo XII

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Cuando desperté la mañana siguiente noté que mi prima y Gustavo no estaban en casa, al parecer la había llevado con un médico para que la revisara. Ese día llovió bastante, el cielo estaba completamente gris, me había levantado temprano porque tenía que ver a Marcos en el hospital psiquiátrico, así que tomé mi paraguas y me fui.

Mientras iba en el ómnibus apoyando mi cabeza contra la ventana solo podía pensar en Florencia y en que no me perdonaría si le llegara a pasar algo, y en que esperaba que esto se solucionara. De algún modo pensaba en que si encontrábamos al responsable de estas desapariciones todas las penurias o desgracias que caían en mi casa podrían cesar.

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Cuando llegué al hospital vi que Marcos estaba hablando con la mujer que atendía en la recepción.

 — ¡Marcos!

— David, pensé que no llegarías

— Pues aquí estoy

— Tenemos poco tiempo— Me dijo mientras nos dirigíamos  al comedor de los pacientes.

 — ¿Cómo hiciste para que te dejaran verlo?

— Luego te cuento.

Cuando llegamos al comedor nos encontramos con un gran número de ancianos y personas que notoriamente no estaban en sus cabales. Era una escena verdaderamente triste, no se lo desearía a nadie.

Entre todos pude reconocer al anciano, esta vez lo pude ver bien, era un hombre blanco de unos ochenta años de edad. Estaba sentado en una silla de ruedas, muy encorvado y mirando fijamente a la nada misma.

Nos acercamos a hablar con él. Marcos lo saludo y le extendió la mano, pero este hombre ni siquiera se inmutó, solo siguió así, mirando a la nada. Marcos solo le acarició la cabeza, como compadeciéndose de su estado de salud. En ese momento el hombre alzó lentamente la vista, al parecer no lograba oír muy bien.

  — ¿Se acuerda de mí? — Dijo Marcos.

El hombre mirándolo con la boca semi abierta comenzó a levantar su dedo lentamente hasta el punto de lograr señalarlo, lo que quizá quería decir que si lo recordaba.

Lo siguiente que hizo marcos fue sacar de su bolsillo la foto de aquel hombre de anteojos que buscábamos y preguntarle al anciano si lo reconocía. Apenas este hombre vio la foto se empezó a poner muy nervioso, luego comenzó a gritar y a llorar desesperadamente. Intentamos tranquilizarlo pero fue inútil.

  — Tienen que retirarse.— nos dijo una de las enfermeras que se acercaron al oír el alboroto. 

— ¿Quiénes son ustedes?— al darnos la vuelta vimos que se trataba de una chica joven.

Cruzamos miradas con Marcos, no sabíamos que responder.

— ¿Por qué buscaban a mi abuelo? —  insistió.

— Soy detective de la policía, venimos a buscar información para una investigación. Quizá podría ayudarnos con algo.   — Marcos sacó la foto nuevamente y se la mostró a esta chica. — ¿Conoce a este sujeto?

Ella tomo la foto, empezó a observarla detalladamente y de pronto, su cara se desfiguró por completo.

  — Sí lo conozco... Es decir, no en realidad, solo lo he visto pero no se quién es realmente.

— ¿Podrías explicarnos mejor?

— Es muy extraño, desde hace algunos años empecé a ver a este hombre. Aveces lo veía pasar por mi casa, otras veces en el ómnibus, y así... hasta creo haberlo soñado un par de veces. Aveces creía que solo era mi imaginación, pero en otras ocasiones sentía claramente como me seguían.—  Se la notaba muy preocupada.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2017 ⏰

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