Capítulo 17

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Lucy

Mira, estar enfermo duele.

Y duele más cuando sabes que te mueres.

Narrador externo

Zeref abrió los ojos lentamente, con el entrecejo fruncido.

- ¿Me estás diciendo que, de entre todas las personas, es Natsu el que está detrás de esa puerta?

Marie retrocedió un par de pasos, asustada.

- ¡T-traté de decírselo! ¡Se lo dije!

- No me discutas.- Cogió aire, tratando de serenarse.

Miró hacia atrás en su memoria, y se dio cuenta de que efectivamente, Marie había mencionado a Natsu apenas unos segundos atrás. El mismo se encontraba en ese momento aguardando en ascuas con la oreja pegada a la puerta. Calculó que tenía apenas diez segundos antes de que la echase abajo para entrar a la fuerza.

- Muy bien, muy bien. No pasa nada; no pasa nada.

Cogió aire, lo soltó, agarró a Marie de un brazo y... salió corriendo hasta esconderse en la cocina.

No podía creérselo; el mago oscuro más grande de la humanidad escondiéndose de su hermano pequeño en la cocina.

- Luceeee... vamos, Luce, sabemos que estás aquí.

Oh, si tan solo supieran, pensó Marie; si tan solo supieran el estado en el que se encontraba.

Lucy

Tonto, tonto, tonto. Idiota, estúpido.

No, mierda, no.

Bueno, esta bien, calmémonos, pensé.

Pero ¿cómo calmarse cuando había oído absolutamente todo lo que había ocurrido abajo?

La traición de Marie no me dolía; no había tenido tiempo para asimilarla. Pero Natsu acababa de entrar en mi casa y Zeref seguía cerca; lo sentía, una presencia lúgubre, oscura y atormentada intentando pasar desapercibida.

Me puse en pie después de varios intentos; y tras dar un par de pasos trastabillé peligrosamente.

Conseguí asirme a tiempo al pomo de la puerta y poner lentamente un pie tras de otro, mientras mi cuerpo marchito sufría las consecuencias del esfuerzo que estaba haciendo.

Mientras tanto, en mi mente convergían cientos de pensamientos sin control; sin orden ni concierto.

Idiota, idiota, idiota...

Inconsciente, cabezota...

¿Por qué diantres no le besé más veces?

Voy a matarle.

Maldita Marie; arruinaste mi muerte tranquila.

Mi bufanda... no, mierda, es suya. Cerebro, no colapses ahora.

Tonto, tonto, tonto.

Zeref el emo está en la cocina.

Lo mataré, lo mataré, lo mataré.

Puse un pie en el último escalón y mis rodillas cedieron con un leve temblor como único aviso. Mi cuerpo cayó al suelo con un estruendoso golpe que apenas sentí.

- ¡Luce!

Gracias.

- ¡Luce, despierta!

Sus manos en mis hombros. Un destello de luz. Oscuridad.

- En la... cocina...

Gracias, gracias, gracias.

Otro destello. Pasos. Voces inconexas. Ruido. Dolor.

Duele.

Duele, duele, duele.

Gracias.

- ¿La cocina? ¡Luce, vamos! Dime, dímelo. No te vayas. No te duermas.

Su voz, su voz por todos lados. Sangre cayendo de mis labios.

- Zeref.

Narrador externo

Zeref se despegó de la puerta de un salto cuando Natsu aparecía, seguido de una pequeña maga de cabellos azules con una temible expresión de fiereza endureciendo sus facciones delicadas.

Sin preguntar, sin considerar las consecuencias, simplemente cegados por una ira salvaje, ambos arremetieron contra el mago oscuro, mientras que Marie solo se mantenía al margen, acurrucada en una esquina.

Se oyó un estruendo furioso a la entrada de la casa, producto del destrozo de la puerta. Gray, Juvia, Lissana y Gajeel aparecieron como por arte de magia en la cocina, dejando un sendero de muebles rotos y suelos y paredes astillados a su paso.

Sin duda, Rach no estaría contenta, pensó Marie.

El brazo de Gajeel se alargó y endureció rápidamente hasta gacerse de hierro; Levy escribía hechizos en el aire a una velocidad increíble; Lissana, con su take over de pájaro, atestaba una patada tras otra; Gray creaba todo tipo de armas de hielo que lanzaba; Juvia había comenzado a inundar la cocina con agua hirviente que se arremolinaba a su alrededor sin llegar nunca a tocar a sus aliados; y Natsu, Natsu no veía nada más qje rojo. No sabía porque estaba Zeref allí, pero lo que sí tenía muy presente era que Lucy se estaba muriendo en los brazos de una sollozante Wendy en el pasillo, y que tenía que hacer algo.

Una figura dorada comenzó a materializarse entre todos los del gremio, e hicieron lo posible por no desviar su atención de la pelea.

Yukino, con doce llaves en sus manos, miraba a su alrededor con aire desconcertado. Natsu aprovechó la distracción de Zeref para escupirle fuego en la cara mientras que Yukino solo podía soltar un "¿Eh?" analizando la situación.

Marie se estremeció en la esquina.

- ¡Yukino! -Gritó Levy. No estaba segura de lo que estaba por hacer, pero había tenido una corazonada. -¡Ve al pasillo, Wendy está sola!

La maga estelar se sobrepuso a su desconcierto, habiendo captado que la gente a su alrededor eran efectivamente magos de Fairy Tail y que la situación era grave. Con un traqueteo de sus zapatos, corrió en dirección a la puerta.

Zeref la miraba sin parpadear. Ni siquiera respondía a los ataques de Natsu, que era el que más se ensañaba con él, sino que simplemente los esquivaba, pero ver a la maga albina pareció activar algo dentro de él.

Un rayo de energía negra salió disparada del brazo del mago oscuro, chocando con todos los miembros del gremio y dejándolos inertes en el suelo.

Los únicos que seguían en pie eran Zeref y Yukino, y esta última se hallaba paralizada en el sitio.

- Vaya vaya. Estaba tras la rubia, pero no era consciente de que hubiesen más magos celestiales con vida aún. Supongo -dijo, al tiempo que una horrorosa sonrisa retorcía sus labios- que tú también servirás.

¡Hey!

¿Me habíais echado de menos? Traté de subir capítulo ayer pero tuve algunos problemas, así que aquí lo tenéis, recién hecho. 😘

P.D. El siguiente capítulo es el último. Luego queda el epílogo.

Tears ~ Fairy Tail NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora