Día 2 tras despertar
...
Abrió los ojos, despertándose. Vio hacia el techo del lugar. No reconocía ese techo. Vio hacia las paredes. ¿Dónde estaba? El lugar se encontraba inundado de penumbra, por lo que debía de ser o muy tarde, o muy temprano. Únicamente llevaba puesta la bata de hospital, por lo que debía haber tenido un accidente. ¿Cuánto tiempo llevaría allí? ¿Qué le había pasado?
Se incorporó y frotó sus ojos, tratando de desperezarse. Consiguió distinguir un reloj en la pared. Las cinco y cuarto. A esa hora no habría nadie que lo estuviera esperando.
Aunque, ¿debería haber alguien? Ahora que lo pensaba bien, no recordaba nada ni nadie. Pocos recuerdos mantenía en su memoria. Se llevó la mano a la cabeza, aturdido. ¿Por qué no recordaba nada? Buscó alguna pista por el lugar, mas lo único que vio fue el reloj y un calendario torcido. Abril del 2017. Al menos estaba orientado.
Espera. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Dónde estaba? ¿Eso era un hospital? ¿Por qué no recordaba nada?
Asumiendo que iba a entrar en un bucle continuo de dudas, decidió salir de la habitación, dispuesto a descubrir dónde se encontraba. Pudo comprobar que era un hospital.
Le costaba un poco caminar, así que dedujo que había pasado una temporada allí, dormido. Deambuló por los pasillos silenciosos del hospital, sin saber muy bien qué hacía. ¿Dónde estaba? ¿Por qué tenía la sensación de haberse preguntado eso antes? Estaba agobiado y perdido en lo que parecía ser un hospital.
No tardaron mucho en encontrarlo.
–¿Qué hace aquí? Debe volver a su habitación.
–¿Dónde estoy?
–Voy a avisar a algún encargado. Espere aquí.
–No– Hizo una pausa–. Mejor la acompaño. Voy a olvidarme de todo, así que mejor no me quedo solo.
...
Lovino se desperezó en el sofá de la sala de espera. Se había quedado dormido esperando a que le dejaran pasar. Como no era pariente legítimo, no le permitieron permanecer al lado del español. Además, según ellos, debía descansar tranquilo.
Fue a tomar un café para despejarse más. Se sintió un poco culpable por no haberse atrevido a ir a volver a visitar a su pareja al día anterior. Lo había visto de madrugada, mas se había negado a volver a sentir todo el dolor que ya había experimentado antes. Prefirió relajarse un día para luego ir a verlo, con lo que no contaba es que no le permitieran ir a las seis por ser "demasiado pronto".
Apretó ligeramente el café en su mano. Tenía miedo de volver a romper a llorar delante del otro. Por suerte, este ni se acordaría del numerito.
Tras tomar su café de máquina, realmente asqueroso como para costar lo que costaba, decidió volver a preguntar si podía verlo.
Finalmente, entró en la habitación con la condición de no alterar demasiado a Antonio. Ya se había puesto nervioso esa misma noche, y lo que menos querían era que sufriera otra alteración más.
–¿Hola?– Saludó Antonio, curioso.
–Buenos días.
–¿Cómo te encuentras?
–En blanco. ¿Cuánto tiempo llevo aquí, doctor?
–No soy tu doctor– Suspiró levemente–. Llevas aquí algo más de un mes. Te despertaste ayer.
–¿Quién eres entonces?
–Una persona que te aprecia– Se sentó en la silla donde había pasado varias horas–. ¿Estás preocupado?
–Algo. No recuerdo prácticamente nada. Es una sensación... confusa. A la vez siento que todo lo conozco, pero no tengo ni idea de por qué.
–¿Déjà vu?
–Algo así, sí– Cerró los ojos y echó la cabeza ligeramente hacia atrás–. Es algo bastante desagradable. No conozco a nadie, ni sé qué hago aquí.
–Se te pasará. Créeme. Eso me han dicho al menos.
–¿Estás seguro, doctor?
–No soy tu doctor– Sonrió levemente, sin saber si era por pena o porque la situación le parecía algo tonta–. Me llamo Lovino.
–Yo soy Antonio– Extendió su mano hasta el italiano y sonrió–. Eso es de lo poco que estoy seguro, al menos.
El de ojos ambarinos le estrechó la mano y decidió dedicarle una sonrisa también. Era un privilegiado por verla.
La puerta se abrió con cuidado, entrando la enfermera.
–Señor... ¿Vargas? Un pariente del paciente quiere hablar con él, así que...
–Sí. Salgo ahora– Se giró hacia su antigua pareja–. Volveré más tarde.
Se acercó hacia la salida y puso la mano en la puerta. El mayor decidió detenerlo.
–Espera. Antes de que te vayas... ¿Cómo te llamas?
–Lovino. Nos vemos, Antonio.
Cerró la puerta tras de sí, dejando al español solo. Este no dejó de repetir el nombre en su cabeza. "Lovino, Lovino, Lovino". Cogió el boli que le habían dado y escribió en su muñeca el nombre citado, sonriendo después. La próxima se acordaría, seguro.
El italiano prestó atención a la persona tan parecida a su prometido, la cual estaba parada frente a él.
–Hola, Lovino– Saludó el hermano de Antonio, algo incómodo.
–Hola.
Hubo un momento de silencio. El italiano se quedó observando de reojo a João, preguntándole en la mirada qué quería. Realmente se parecía a Antonio, a excepción de un par de rasgos que los diferenciaban, eran prácticamente iguales. No obstante, el español era mil veces mejor para el menor.
–Gracias por avisarme– Vio hacia el suelo–. La verdad es que se fue a despertar en Semana Santa…
–Ya.
No es que se llevaran demasiado bien. El portugués nunca se había sentido muy atraído por la personalidad complicada del otro, e incluso le llegó a preguntar varias veces a su hermano si Lovino le había estado amenazando para salir con él o algo así. Desde que Antonio le había contado esto al ítalo, prefirió intercambiar las mínimas palabras con el menor de los Fernández. No obstante, no era tan malvado como para no llamarlo y contarle que su querido hermano se había despertado de su "siesta".
–Ni se te ocurra marearlo– Ordenó Vargas–. Ya es tonto de por sí, y no quiero que me lo dejes peor– Sonrió levemente y siguió su camino.
–¡Sé que es idiota! ¡Descuida!
...o...o...o...
El próximo capítulo será el día 4. Lo digo por si alguien piensa que me he comido un capítulo o algo. Simplemente iré narrando algún día, ya que soy demasiado vaga como para describir todos (Y sería demasiado relleno, Ejem)
Gracias por leer y hasta la próxima
ESTÁS LEYENDO
¿Lo recuerdas?
RomanceLa vida de Lovino era simplemente maravillosa. Puede que no tuviera muchos amigos, ni un buen trabajo, pero no podía ser más feliz al lado de su prometido. No obstante, ¿qué pasaría si de un día para el otro esa persona tan especial ni se acordara d...