Día 6 tras despertar

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Día 6 tras despertar

...

¿Por qué justo ese día tenía que ponerse malo su hermano? ¿Por qué lo necesitaba tanto? Todo era culpa del estúpido bastardo de las patatas, ya que estaba de negocios y dejó a su estúpida pareja, también llamado Feliciano Vargas, al cargo del hermano mayor de este.

-Feliciano. Si no te importa, voy a ir al hospital.

-¡No! No me dejes solo, fratello- Lloriqueó, dramatizando cada palabra- ¡Vee! No pasará nada porque no vayas un día a visitar a Toni… Necesito cuidados.

-Egoísta de mierda…

-¡Te lo compensaré!- Tosió al alzar la voz- Te lo prometo. Sólo un rato, antes de que te vayas a trabajar. Por fa… Luego, a la noche podrás ir a visitar a tu novio. ¿Qué me dices?

-Que te den.

Se dio la vuelta, dispuesto a irse, pero el menor se aferró a su camisa como si fuera un náufrago encontrando un tablón a la deriva.

-¡Porfaaaaaaaaaaa!

-Que no, coño. ¡Suéltame!

-¡Sólo será un rato!- Volvió a llorar para dramatizar el momento- Además, sabes que Gil y Francis van a estar entreteniéndole hoy… ¿Por qué no te tranquilizas un poco? Ve… Eso de verlo todos los días te está poniendo peor de lo que estoy yo.

-¡Eso es mentira!

-Ve… ¿Cuánto has dormido esta semana?

Lovino se detuvo a pensarlo seriamente. ¿Cuánto había dormido?

-¡No es de tu puta incumbencia! Ahora, déjame ir.

-¡Si sigues así vas a ponerte peor, fratello!- Agarró su camisa con más fuerza, una fuerza que ambos hermanos desconocían, y lo atrajo de nuevo a pesar de las múltiples quejas del mayor- ¡Me preocupo por ti! Acuéstate un rato, duerme y luego ya pensarás en Antonio.

-Pero… Él necesita… Ayer comenzaba a acordarse de las cosas…

-Después llamo a los otros dos y les pregunto cómo está, y te lo diré. Descansa, ve.

El de ojos ambarinos refunfuñó, mas no se lo negó al menor. Nada más dejarse caer en el sofá, quedó profundamente dormido.

Tan profundamente que hasta el día siguiente no se despertó.

...

Y ahí estaba el español, siendo observado fijamente por dos rostros que ni conocía.

-¡Me recuerdas, ¿verdad?!- Chilló en forma de pregunta el albino de ojos rojos y acento muy marcado- ¡Ya me has visto una vez, así que deberías!

-Eh…

-Gil. No le presiones- Comentó el rubio al lado del otro.

-La cara de este me suena, pero la tuya no- Le soltó Antonio al alemán, dándole directamente en su ego-. ¿Os había visto antes? Supongo que sí, ya que me han dicho que tengo amnesia y todo eso, pero no estoy seguro.

-Sí, querido. Vinimos hace dos días con un tercero para ver cómo estabas.

-Y… ¿cómo estaba?

-Más embobado que ahora- Soltó Gilbert, todavía molesto por su comentario.

-¡Cierto!- Interrumpió el francés, apartando al menor de un guantazo- No nos hemos presentado como es debido~ Yo soy Francis, y este de aquí es Gilbert. Soy, somos tus mejores amigos. ¿Cómo vas de memoria? ¿Recuerdas algo de hoy?

-¿Hoy? Sí, supongo… ¿Por qué? ¿Cuántos días llevo aquí?

-Que te lo responda Lovino.

-¿Lovino?- Se miró la muñeca de forma instintiva. Ahí estaba el nombre.

Tanto el francés como el alemán intercambiaron miradas, dudosos. No creyeron que fuera buena idea decirle directamente quién era. Eso era trabajo del propio ítalo.

-Un buen…- Francis no supo escoger las palabras para definirlo-... chico. Sí, un buen… chico.

-Eso depende- Soltó el otro.

-¡No te preguntó a ti, Gilbert! ¡Deja de entrometer tu asombrosa cabeza en todo!- Se volvió a dirigir al español, sonriendo como si no hubiera pasado nada- El caso es, querido, que lo más seguro es que venga hoy, así que pregúntale todo lo que quieras a él.

-¿Y cómo es?

-No muy alto, pelo marrón, culo redon…- Se llevó un codazo por parte del tercero- Quería decir "rulo redondo" honhonhon.

-¿Por qué tengo anotado su nombre?

Gilbert decidió contestar con toda su "asombrosidad".

-Porque estás asombrosamente pillado por…- Las manos de Francis resbalaron por el pecho del albino, haciendo que este gritara- ¡Para! ¡No! ¡No le diré nada! ¡No le diré nada!

El español se quedó mirando como uno de sus mejores amigos manoseaba al otro. Era una situación bastante extraña. El toqueteo duró cerca de dos minutos, hasta que el pobre alemán cayó al suelo, rendido.

-Ya te contará él todo mejor, chérie. Creo que es un tema que a nosotros no nos pertenece.

El moreno frunció ligeramente el ceño.

-¿Qué más da? ¿Es que acaso él fue el que hizo que tuviera el accidente o algo? Me lo podéis contar y así pasar del secretismo.

-Pero es mejor ver una película y saber el final ahí que escuchárselo a alguien, ¿verdad?

-Supongo, pero…

-¡No hay más que hablar!

Antonio se despidió de sus amigos, o al menos antiguos amigos. Le habían parecido… curiosos, por así llamarlos. Realmente no estaba seguro de qué había sentido al verlos. Incomodidad, eso sobre todo. Lo trataban como si se conocieran de toda la vida, y sí, podrías ser algo completamente normal para ellos, pero él… Él se sentía incómodo. No los conocía de nada. ¿Quién le podía asegurar que realmente eran amigos y no unos desconocidos? Supuso que no estarían mintiendo si le habían permitido salir. Tratando de restarle importancia, se puso a dar vueltas por la habitación, pensativo. Para su sorpresa, todavía recordaba lo ocurrido en el día. ¿Se podría decir que ya estaba bien? Al menos ahora podría aprender a ser quien era antes, o al menos intentarlo. Quien tenía bastantes respuestas era un tal "Lovino", al parecer.

...o...o...o...
Bien. Parece que la memoria de Antonio comienza a poder almacenar recuerdos de nuevo (Bieeen). Ahora sólo le queda recordar sus 25 años de vida pasados y solucionado.
¡Gracias por leer!

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