Día 24 tras nuevos sentimientos

208 28 29
                                    

Pequeña nota aclaratoria antes de comenzar.

Se hará mención a una canción. "It's my life", de Bon Jovi. Si no la conocéis, mejor tenerla presente cuando ocurra el momento, para pillar mejor la referencia.

...o...o...o...

Día 24 tras nuevos sentimientos

...

Una irritante música comenzó a sonar.

Lovino gruñó por lo bajo, abriendo los ojos lentamente. No recordaba exactamente qué había pasado el día anterior. Sabía que habían ido a la fiesta, que había besado a Antonio y que todos habían bebido como animales al final.

Trató de reincorporarse, mas le dolía el trasero. La nalga izquierda para ser exactos. Gruñó de nuevo ante la incomodidad, y lo volvió hacer cuando se dio cuenta de que la única prenda que llevaba encima era un sujetador.

Si lo llevaba, eso quería decir que se lo habían regalado otro año más. Genial. Simplemente genial. Quizás había vendido su cuerpo como una prostituta barata y por ello le dolía el culo, aunque quizás, y sólo quizás, se había caído.

La siguiente molestia fue el tobillo. Ya casi se había olvidados de aquella incomodidad mientras pensaba en todo lo demás, pero no, la molestia volvió, y tres veces peor.

Gruñó por tercera vez.

–¡Antonio...! –Llamó con voz pastosa y cansada, consiguiendo marearse de nuevo.

–¿Qué...?– Le respondió una voz moribunda cerca de él.

Lovino se asomó fuera de cama, descubriendo al español en el suelo, medio dormido sobre una manta y con unos calzoncillos en la cabeza y otros en donde debían estar. Lástima.

Ah, espera. Los calzoncillos de su cabeza eran de Lovino.

–Tráeme agua...

–... No.

Lovino frunció el ceño ante aquella contestación.

–¿Cómo que no?

Antonio alzó la cabeza de la manta, mostrando una expresión de dormido que el ítalo pocas veces había visto. Tenía una mejilla llena de marcas de pintalabios rojo intenso, y la nariz también. Además, había un pez dibujado en la frente de éste, quizás una referencia cruel a su amnesia.

–No puedo casi moverme, Lovi. Me duele respirar.

–Ve al médico entonces, y cuando vuelvas, trae agua...

Antonio rio bajo ante el comentario y volvió a tumbarse.

–¿Por qué tienes los labios pintados, Lovi? O un sujetador... No sé qué es lo que me llama más la atención...

El menor se sonrojó un poco, mas ni se molestó en disimularlo por puro cansancio.

–Mientras no lleve una peluca, no me preocuparé del todo– Bostezó largo y tendido, cansado, y se dejó caer sobre el colchón de nuevo, todavía mirando a su amigo–. ¿Recuerdas qué pasó ayer?

–Algo de Buscando a Nemo, y luego los regalos... Yo obtuve lápices de colores, creo. Creo.

–¿Nada más? Porque llevas mi ropa interior en tu cabeza y quería saber la razón...

Antonio ni se movió del sitio. Estiró el brazo como pudo y le tendió la prenda. Lovino no se molestó en cogerla. La manta ya cubría lo suficiente, y si no, pues no le importaba mucho.

¿Lo recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora