Día 5 tras despertar
¿Por qué era capaz de recordar sutilmente el por qué estaba allí? Sabía que era un hospital. Sabía que algo le había dicho alguien acerca de aquello, pero el qué y quién eran una incógnita. Miró el calendario, miró la nota sobre su mesa, miró el nombre apuntado en su mano y se tumbó en la camilla.
Pasó el día vagando por los pasillos, charlando con algún que otro paciente o simplemente viendo al techo. Mostraba ciertos avances en su memoria, ya que si no se distraía, recordaba el tema que estaban tratando. Eso era una buena señal.
Tras hacerle una revisión, volvió a su cuarto, encontrándose a un joven en la silla, ojeando el móvil con poco interés, aunque estaba tan distraído que ni se enteró de que había entrado en la habitación.
–¡Hola!– Saludó, suponiendo que lo conocía de algo.
El italiano soltó el móvil del susto, dando un pequeño salto. El teléfono cayó al suelo en un golpe seco.
–¿Desde cuándo estás aquí?– Se llevó la mano al pecho y recogió el móvil, el cual se acababa de romper ligeramente en una de las esquinas. El menor suspiró, decaído al ver que ni su móvil se salvaba de problemas– ¿Cómo estás?
–Oh. Bien– Sonrió–. ¿Y tú?
–No me puedo quejar– Se guardó el móvil en el bolsillo–. La enfermera me ha dicho que estás teniendo buenos progresos.
–¿Ah, sí?
–Sí, como que recuerdas algunas cosas sucedidas ayer.
El español mantuvo silencio un momento.
–¿Por qué? ¿No recordaba nada los días anteriores?
–¡Cambiemos de tema! ¿Recuerdas a alguna persona ahora mismo?
–Recuerdo a la enfermera. Estaba hablando con alguien y dijo "Tranquilo. No se va a acordar". También me acuerdo de la paciente de al lado, sí. Es muy agradable. ¿Me dijo su nombre? No estoy seguro.
Algo de esperanza apareció en el rostro mustio del menor.
–¿Recuerdas mi nombre?
–¿Debería? Lo siento mucho, pero estoy en blanco.
–No importa– Vio hacia el suelo–. ¿Sabes? Con esta van 30 veces que te lo digo. Me llamo Lovino.
–¡Lovino!– Se miró la muñeca– ¡Sabía que era ese el nombre que tenía apuntado!
Aquel gesto extrañó al menor. ¿Por qué se lo había apuntado? ¿Es que acaso no quería olvidarlo? Se le enterneció el corazón de lo tonto y adorable que podía llegar a ser el moreno sin darse cuenta.
–A ver si a la trigésima va la vencida– Rio alegre el español–. ¿Puedes decirme por qué tengo tu nombre anotado en mi mano?
Lovino se encogió de hombros, todavía con una ligera sonrisa en los labios.
-Ayer vine a darte una visita. Supongo que querrías recordarme.
–¿De qué hablamos ayer?
El mayor se sentó en la cama y escuchó como el otro le relataba las pequeñas charlas que había tratado con su antigua pareja, pequeñas ya que en cualquier momento el español perdía el hilo de esta. No obstante, ese día fue diferente. Parecía recordar todo lo mencionado, salvo ligeros detalles sin mucha importancia. Había tenido un cambio asombroso de un día para el otro.
–Y por esa razón ya no visito Francia ni aunque me paguen.
–Vaya… Menudo trauma con el tío ese.
ESTÁS LEYENDO
¿Lo recuerdas?
Storie d'amoreLa vida de Lovino era simplemente maravillosa. Puede que no tuviera muchos amigos, ni un buen trabajo, pero no podía ser más feliz al lado de su prometido. No obstante, ¿qué pasaría si de un día para el otro esa persona tan especial ni se acordara d...