5= Rosas

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-"¡Buenos días, señorita Carly!" Me saludaron todos los del personal, apenas llegué a Restaurante. El Chef Mario, como siempre, me llevó del brazo hasta la oficina. Conversamos acerca del itinerario de este día. Reímos un poco y luego él se despidió.

El Chef Mario caminaba hacia la puerta, mientras repetía que era la jefa más bella que ha tenido, sonreí un poco ruborizada y clavé la vista al borde izquierdo del escritorio. Y ahí estaban -un par de rosas rojas- en un pequeño florero. Estaban frescas con suficiente agua para sobrevivir.

-"¡Espere Chef Mario!" dije antes de que este cerrara la puerta tras de sí. Asomó su cabeza y me observó, había una leve sonrisa de cómplice, dibujada en sus labios.

-¡Diga, en que puedo servirle señorita! Dijo con su acento gracioso. -Esta vez, sonó pícaro-.

-"¿Podría decirme quien dejo estas rosas?" pregunté mientras lo observaba a él y luego las rosas. Su leve sonrisa aumentó -ahora podía verla a kilómetros-.

-¡No puedo decirle aún! Dijo, negando con la cabeza, casi en cámara lenta y sin borrar su sonrisa. Acto seguido cerró la puerta. Dejándome así, con signos de interrogación levitando sobre mi cabeza.

No quise insistirle, pero fui a echar un vistazo al escenario de los músicos, para ver una vez más, que cambio podía hacerle. Con el asunto de las rosas rondando en mi mente, observé al Chef Mario, quizá un gesto, un ademan, leer sus labios me podía dar la respuesta que se negó a darme. Pero no se dignó a dedicarme su mirada. Observé a todos los del personal, quizá uno podría explicarme.

Vi a Carol, una joven muy amable que siempre estaba sonriendo. -"¡Quizá ella me dirá!"- me dije mientras caminé hacia ella. La saludé amablemente, esforzándome por dedicarle mi mejor sonrisa. "¡Hola!"

-¡Hola señorita!... ¿En qué puedo servirle? Dijo poniendo a un lado su bandeja.

-¡Te ves muy hermosa hoy Carol! Dije tocando su hombro, ella frunció el ceño y dibujó una sonrisa sarcástica en sus labios.

-¡Señorita, este es el uniforme del restaurante! -Siempre uso esto- ¿Y hasta ahora me dice que me veo hermosa? Preguntó, poniendo su cabeza un poco de lado, en muestra de su incomprensión. Se cruzó de brazos y asintió -Creo que usted quiere algo de mí- dijo sonriendo y cerrando sus ojos hasta dejar una pequeña ranura.

-"¿Yo?" pregunté, mientras puse una mano en mi pecho "sintiéndome ofendida"-¡Por Dios Carly, que sínica eres!- Dije en mis pensamientos. Aún cruzada de brazos, dejo caer su peso sobre su pierna izquierda.

-¡Vamos señorita Carly!... usted quiere saber quien dejo las rosas en su escritorio... pero no seré yo quien le de esa información. Dijo alisando su blusa. Ahora si me disculpa, debo ir por la mesa 8 -están esperando su postre-.

Mire alrededor y noté hasta ahora, que el local estaba casi lleno. Había un par de mesas con ejecutivos
-supongo que en negocios- algunas familias y unos cuantos jóvenes, hijos de personas importantes de la ciudad -Lo sé por su vestimenta y su forma de hablar-

Carol tomó su bandeja y caminó a la mesa 8. Logré ver como intercambio miradas con Leny, uno de los ayudantes de la cocina. Leny desde que trabajo aquí, no deja de verme y sonreír. -"¿Serán de Leny?"- hablaré con él. -"¡Si... cómo no!" como si tuviera el valor de preguntarle algo así a un chico que apenas he saludado un par de veces. Fui donde el Chef Mario, intentando obtener el nombre del "admirador secreto". Pero se rehusó siquiera a verme. Cuando el Chef entra a su cocina, nada ni nadie lo distrae.

Regresé a la oficina, observé las rosas una y otra vez. Vi el reloj, las 9:45. Casi es la hora en la que quedé con Lucas para ir con él. Anoté los cambios que se harán, definitivamente la próxima semana y vi algo que juro que antes no estaba ahí. Una nota, supongo que venían con las rosas.

Siempre Te EsperéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora