Viernes, 7 de noviembre
08:15 p.m.
Es el mejor pastel de frutos secos que he comido jamás, pero ni siquiera eso logra apartar las palabras de mi cabeza:
3 Días de retraso
Y el maldito gato que elegí como mascota para la aplicación sigue sonriéndome. ¡¿No entiende que es una crisis?!
A mi lado, Susana está haciendo ruiditos extraños. Gabriel se aclara la garganta.
—Yo diría que reserves tus gemidos para Leonardo —señala intentando contener la risa.
El siguiente ruido que hace Susana es toser por su vida. Le dirijo una mirada asesina a mi novio, pero Leonardo y él están riéndose tan fuerte que atraen miradas de los demás comensales. Intento ocultar mi sonrisa, y me doy cuenta que incluso Susana está muriendo de risa.
—Dime que no es la cosa más rica que has probado jamás —insiste, acercándole su plato.
—Creo que Lu se molestaría si la reemplazo por una torta de chocolate.
Volvemos a estallar en carcajadas ante su obvia insinuación. Cuando logramos respirar con normalidad, seguimos con la conversación que dejamos a medias.
—¿Creen que deberíamos regalarles cosas de recién casados o ropa para el bebé?
—Cosas para la boda —señala Leonardo—. Tratemos de fingir que esta es una boda por amor.
—¡Es por amor! —Reclamo—. Ellos se quieren mucho, el bebé solo...está apresurando las cosas.
Susana me alza una ceja, escéptica, y la envidio por esa habilidad.
—¿Han visto la lista de novios? —Interrumpe Gabriel—. En serio, ¿quién pide una lámpara persa con un bebé en camino?
—Budinera —añade Leonardo.
—Ollas —Susana rueda los ojos—. Como si supieran cocinar.
—Un decantador de vino —recuerdo.
—Les regalaré la coctelera —decide Gabriel—. Van a necesitar mucho trago para sobrevivir a una noche entera con un bebé llorando.
—La madre no puede tomar porque tiene que dar de lactar —le advierto—. Estás cometiendo un acto de tortura.
—¿Regalarles una cama también cuenta como acto de tortura? —Pregunta Susana, conteniendo una risita.
Pienso en el bebé que vino llorando todo el camino en el bus que tomé el día de ayer.
—Es una pena que no hayan incluido tapones para los oídos.
—Tal vez se puede hacer sugerencias —dice Leonardo sacando su celular—. Veamos....no, son un caso perdido.
He repasado la lista, pero leída en voz alta suena diez veces más ridícula.
—Tablets, una parrilla, un espejo de pared, un juego de ensaladeras, un óleo de gatos con falda roja, un juego para sushi...¿estamos seguros de que no es una broma?
—Voto por regalarles la vajilla, van a necesitar millones de platos cuando no tengan ganas de lavar los que ensuciaron.
—O cuando se harten del otro y quieran lanzárselos a la cabeza.

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18 días
Novela JuvenilCuando a Lucía le llega la invitación a la boda de una amiga que se casa porque está embarazada, se da cuenta de algo: ¡que ella misma tiene un retraso! Mientras decide si debe decirle o no a Gabriel, su novio, va reviviendo un poco el pasado, don...