Paciencia

128 8 2
                                    


Caminé lo más aprisa que pude por el centro en dirección a donde había quedado con mis amigos. En cuanto les dijera que me iba a Nueva York seguramente pensarían que era un puto loco. Pero de alguna manera, solo yo necesitaba saber la razón de mi viaje. Ya lo tenía todo preparado, ya había hablado con mi madre, ya había aclarado las cosas con Ann.

Incluso si su situación en el trabajo era un poco mala, cualquier madre con dos dedos de frente habría acudido al rescate de su hija aunque se encontrara en el otro extremo del universo. O al menos su marido, claro que este ni siquiera estaba al tanto de lo que había pasado porque, según palabras textuales de mi jefa, estaba trabajando en China. No sabía exactamente todo el tiempo que me quedaría allí, pero si iba ya, posiblemente significaba que comenzaría a trabajar en breve. Adiós a mis vacaciones y pellas de adolescente con dos neuronas.

Les encontré sentados en nuestras muy típicas escaleras de jueves. Shao y Greg me saludaron como siempre, con palmadas y motes de princesas. Jam y yo apenas cruzamos palabra, y Hanes con una sonrisa de oreja a oreja se dedicó a pulular a nuestro alrededor alegremente. Puede que tuviera un sentido muy agudo, pero me percaté de que algo entre Greg y ella no iba tan bien como nos querían hacer creer. También vi a lo lejos a Caren, pero mucho me temo que no hice amago de saludarla, y aquella sería la última vez en toda mi vida que la vería.

-Os tengo que decir algo... -Solté de pronto. Todos me miraron como si fuera un completo imbécil, con caras tan largas que estuve a punto de descojonarme en el acto. No es que no me lo tomara en serio, seamos sinceros, pero la verdad era que no tenía ganas de más drama.

Y hablando de drama... Apenas cuando me disponía a soltarles que me iba a ir aquella misma noche, llegó una chica poco oportuna. Lía nos miró cuando un silencio intenso salió a relucir. Se encogió un segundo sobre sí misma, pero al ver la sonrisa de mis compañeros (en especial la de Jam...) se sintió algo más segura. Nos miramos un segundo, y estuve seguro, más que seguro de palpar algo de emoción en su mirada. Debí quedarme embobado por un segundo, porque la voz de Greg ladrando, me despertó de mi trance:

-¿Nos vas a decir algo o qué?

-Sí, es solo que...

-Cariño ¿Has dormido algo? -Preguntó Hanes alzando las cejas. Y la verdad era que no; había pasado una fantástica noche en compañía- Tú, que nunca estás cansado...

-Anoche se lo debió pasar de maravilla... Le vi con Caren -Shao me guiñó un ojo, a lo que solo pude responder con una sonrisa nerviosa. Joder, la conversación se estaba desviando por donde no quería. Miré de soslayo a Lía quien, sentada al lado de Jam, escuchaba atentamente-.

-¿Con Caren? -Preguntó Jam, pero su reacción de sorpresa no fue desapercibida por ninguno de nosotros. Le miré, tratando de figurarme a qué se estaba refiriendo con aquel tono. Claro que como en aquel momento mis neuronas apenas llegaban a dos, pues era incapaz de imaginarme que Jam estaba seguro, como posiblemente muchos de mis amigos, de que yo estaba algo así como enamorado de Lía.

-¿Te llevaste ese precioso tanga que tienes guardado por ahí? -Estuve a punto de tirar a Greg del banco, pero opté por reír.

-Ya quisieras tú que un tanga te quedara tan bien como a mí.

Quizá la expresión altamente confusa de Lía era lo que me hacía sentirme más tranquilo. Como si por primera vez en la vida se diera cuenta de las turbias conversaciones que se pueden tener con tus amigos.

-Un día vamos todos en tanga y vemos a quien le queda mejor.

-Ya no os libráis, eh -Hanes nos miró antes de volverse hacia Shao y Jam- y vosostros dos también.

No más mentiras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora