Capitulo 4: Enferma

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No es que al hacerme, nuevamente, amiga de Frank pasara todo el día con él. Es más lo veía muy poco, casi como veía al resto de mis amigos. Y eso estaba bien.

Había días en que me sentía totalmente triste y no paraba de lanzar suspiros melancólicos al aire. El otoño estaba acabando y el invierno ya llegaba, el tiempo se pasaba tan rápido que no me daba cuenta de los cambios a mi alrededor. Solo me di cuenta de que el clima había cambiado cuando salí y un copo de nieve se posó en mi nariz.

Ray estaba, finalmente, por lanzar su videojuego así que con mayor razón sabía muy poco de él. Lo extrañaba a él y a Mikey, pero ambos tenían vidas tan ocupadas y sin espacio para mí que...no podía hacer nada.

Las mujeres de mi grupo de amigas también tenían sus proyectos y ahora, que Angel tenía un trabajo la veía prácticamente nunca.

Estaba aburrida de mi rutina, quería algo nuevo pero ¿qué? ¿qué nuevo podría hacer en este pueblito? ¡¿Por qué todos encontraban algo que hacer menos yo?!

Tomé, impulsivamente, un abrigo y salí de la pensión para caminar bajo la lluvia. Sí, así de loca estaba. Me agarraría una gripe, con suerte.

Estaba parada en una esquina intentando cruzar la calle cuando un auto pasó sobre un charco y el agua calló sobre mí, dejándome más mojada de lo que ya estaba.

¿Era una broma? ¿una maldita y jodida broma? Me quedé ahí sin moverme, estática. Pasaría otro auto y me volvería a mojar, estaba segura.

Escuché el rugido de un automóvil cerré los ojos y me preparé para sentir otro golpe de agua pero no pasó nada de eso. Abrí los ojos y a la distancia estaba estacionado un auto de color negro, no sé que modelo era ni nada por el estilo. Se acercó lentamente y se detuvo justo frente a mí. Frank.

- ¡Sophie! ¡lo siento mucho! - se disculpó a penas bajó el vidrio - no te vi, lo siento tanto.

- ¿Tú me mojaste? - le pregunté suspirando pesadamente.

- Sí, lo siento, lo siento.

- Ni modo - me encogí de hombros - ya estoy mojada.

- ¿Te voy a dejar a tu casa? 

- No...no quiero estar ahí...

- Mujer, súbete, el clima está empeorando.

- Mojaré tu auto.

- Súbete…

Caminé hasta el automóvil de Frank y luego no me sentí tan mal por dejar todo mojado, después de todo él me había dejado así cuando pasó por encima del charco.

- Tienes que cambiarte esa ropa, te vas a enfermar.

- No importa - respondí mirando por la ventana.

- Deja de estar tan amargada..

- Lo siento - me disculpé.

No me había percatado de que Frank conducía hacia su casa - nuestra antigua "casita" - hasta que la vi ante mis ojos. Tan bonita, como siempre.

Me hizo pasar y todo seguía tal cual la recordaba. Me acordé de algunas cosas y sonreí un poco triste, él lo notó pero no dijo nada.

- Ven, vamos por algo de ropa.

Me hizo seguirlo hasta esa habitación...

La verdad es que no sentí mucho estando allí, solo era un lugar más. Supongo que eso era bueno, mi corazón ya no sufría tanto.

- Puedes ponerte esto - me pasó una polera de color burdeo, un poleron tipo canguro plomo y un pantalón de buzo del mismo color.

Frank me preparó el baño para que me diera una ducha caliente y luego fue a encender la chimenea para calentar la casa.

Cenizas parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora