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Camila

El tiempo para mi se detuvo, mi respiración cambió y un vacío que estaba segura que no era de hambre se extendió por todo mi estómago.

-Lo siento, ¿qué dijiste?

-No te miento, no podría mentir con algo así, ¿podemos ir al hospital, por favor?

Quería decir que no, gritar, detener todo, y no quería ni siquiera regresar a casa, quería ir a buscar a Ashton para poder refugiarme en sus brazos y por un momento sentirme segura. En sus brazos sentía que nada podía dañarme, a su lado me sentía invencible y protegida.
Pero eso no era posible, porque ya estaba en el auto de mi hermana de camino al hospital.

-Llegamos-Habla sacándome de mis pensamientos.

Después de que mi hermana hablara con unos doctores y todo eso vamos caminando por el pasillo repleto de habitaciones, unas abiertas otras no.

Siento mi corazón en mi garganta atragantándome, no puedo hablar, gritar, y ni tan siquiera llorar. Pero, a estas alturas, ¿de qué serviría llorar?

-No sé hace cuantos años no tienes contacto con él, pero te aseguro que está arrepentido de todo lo que ha hecho y dicho. Cam, él está mal… por favor.-su mirada me suplicaba, no pude formular palabra alguna.

Abrió la puerta y lo primero que vi fueron las paredes blancas, no quería.
Los años habían hecho de las suyas con él. Muchos cables por aquí y por allá, una mascarilla para que pudiera respirar con normalidad y lo único que reconocía de él era la maldita cicatriz que atravesaba su frente después de ese choque en el que también casi muere. Estaba en ese choque, borracho.

-¿Camila?-La misma voz, pero más apagada y quebrada que antes.-Dios mío, estás tan hermosa.

Extendió a costos su mano como para que yo la tomara, no podía. Si escucharlo hablar me estaba destrozando de seguro tocarlo me haría perder los estribos.

Todos me conocen como la chica amante de los libros y el café que es súper indiferente a los sentimientos de los demás, con un orgullo que sobre pasa barreras, con pocos sentimientos; que tiene un amorodio por todas las cosas que tienen que ver con el amor, la amistad y las parejas. Soy fría, cerrada y distante, la mayor parte del tiempo y puedes decirme todos los insultos existentes que te aseguro que ni cosquillas me darán pero… nadie, nunca, jamás me había conocido en esta situación. Ni siquiera mi madre. Porque para no preocuparla siempre le hice creer que me era indiferente que mi padre biológico nunca se interesara por mi pero ¿crees que eso es fácil?. Déjame decirte que al principio, no. Después del tiempo pude decir con certeza que ya no me interesaba, tenía un padre que aunque no tuviera mi misma sangre se interesaba por mi y nunca me faltó cariño, pero a veces tenía recaídas que me hacían pensar en que había hecho mal para que él no me quisiera. ¿Acaso había sido “malcriada”?, ¿acaso no había sido una buena niña?, ¿acaso no terminé mi comida?, ¿había hecho realmente algo para que él se enojara y ya no me quisiera? no lo sabía y dudo que alguien algún día me responda todas esas preguntas.

Ahora podía decir con seguridad que estaba rota, porque ni siquiera terminar con Zayn o mi desamor con Patrick me había dolido tanto como lo hace ahora mi pecho. Todos esos habían sido simples caprichos pero ahora me sentía realmente mal, incompleta, sola, dolida… rota

-Ven, acércate que a esa distancia no te puedo ver bien-Mi cerebro no reaccionaba.

Años odiando su voz, años con rencor.
Aún puedo recordar a mi mamá riendo mientras cantaba una canción y me contaba que era como una dedicatoria a él.

Me parecía gracioso, si, pero ahora le tomaba sentido de todas formas.

“Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte; para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos y en todas las visiones”

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