Novio de Mentiras.

No me dejes.

[POV MADISON]

¡EMBARAZADA!

Fue lo primero que me vino a la mente aquel día, sorbo de mi café y me pregunto por qué había permitido tal descuido.

Embarazarme en esta etapa de mi vida no era la mejor idea, cientos de veces quise tomar el móvil y llamarle a Ji Yong y darle la noticia de que sería padre, pero ¿De que serviría? Todo iba a seguir como antes. Ji enamorado de su ex difunta esposa y yo jodida.

Merecía saberlo por supuesto, pero aún no.

¿Entonces cuando?- pregunto mi subconsciente.

Solo me encojo de hombros y observo la vista panorámica de Boston, hace tiempo que no me sentía tan relajada. Sabía que tenía un gran peso en los hombros y claro en algunos meses en mi vientre.

El pequeño era algo que no podría ocultar por mucho tiempo... Espera ¿Acababa de llamarle pequeño?

Los ojos se me inundan en lágrimas y por un segundo me imagine al lado de Ji cuidando de nuestro pequeño, jugando en el jardín con la nieve cayendo en sus cabelleras.

Agito mi cabeza y suspiro profundo, aquello era nada más que un espejismo algo que solo en mi mente existe.

Ji Yong era feliz con su esposa, aún estaban casados. Había pensado en salir y regresarle el anillo de compromiso, pensarlo era fácil. Hacerlo era lo difícil.

Ni siquiera sabía si el aún seguía en Boston, hace dos semanas que no sabía de él, ninguna llamada extraña había recibido en la oficina y ninguna en mi móvil y mucho menos un correo electrónico. Ji Yong simplemente había desaparecido de mi vida.

¿Eso fue lo que le pedí no?

Que se marchara y siguiera su vida, me dolía imaginar que haya vuelto a eso de un "prostituto" de solo pensar que besaba a otra mujer o le hacia el amor a otra por unos cuantos dólares extras me dolía.

-Madison.- regreso mi atención a mi asistente y le sonrió.

-Dime.

-Te busca una mujer.- su expresión no fue buena, sus labios se torcieron en un gesto desagradable como si ya conociera aquella mujer y su simple presencia le molestara.

-¿Quién es?- pregunto curiosa.

-No me quiso decir su nombre, pero por su aspecto supongo que es importante.

-¿Su aspecto?- pregunto frunciendo el ceño.- Explícate.

-Es mejor que la veas por ti misma.- asiento y tomo mi lugar.

-En ese caso hazla pasar.- ella simplemente asiente y sale de mi despacho. Segundos después entro la mujer, su cabello estaba hecho una telaraña su ropa estaba desgarrada y olía tremendamente mal.

No podía verle el rostro por su cabello pero por una extraña razón mi corazón estaba latiendo con fuerza.

-¿En qué puedo ayudarte?- pregunte amablemente sin parpadear ni un segundo.

-Ji.- lo único que pronuncia y mi corazón se detiene.- Te necesita.- termina y levanta la vista, suelto la taza que mantenía en mis manos dejando que el líquido oscuro manche la alfombra de mi oficina.

Mirlen estaba en mi oficina, con el peor aspecto.

-¿Mirlen?- probablemente era una estúpida pregunta pero necesita que al menos me lo confirmara.

-¿No lo has escuchado verdad?- parpadeo perpleja.

-¿Qué?

-Ji Yong te necesita maldición.- sus manos se empuñan a cada lado de su cuerpo flaco, en verdad había cambiado en tan poco tiempo.