Ji no ha despertado, Mirlen la mantienen en terapia intensiva y Seungri seguía sin aparecer tenía miedo incluso de salir a la sala de espera. Tenía miedo por Ji y por mí.
¿Qué clase de hombre hacia lo que Seungri le había hecho a Ji?
¿Tanta era su obsesión por mí?
Necesitaba ayuda profesional o terminaría matando a alguien o a mí en todo caso. Me paseo por los pasillos fríos del hospital con una pequeña taza de chocolate, entro en la habitación de Mirlen y me siento frente a ella.
Su piel es pálida, y se mantenía sin vida en aquella cama, con un respirador y miles de aparatos conectados al igual que un subministrados de sangre.
La policía había tardado en llegar, podría jurar que está viva de milagro o bueno si aquello se le llamaba vida, había perdido tanta sangre y su pulmón izquierdo técnicamente ya no existía. La bala había hecho su cometido.
Los médicos no me dieron tantas esperanzas, en realidad me habían sugerido que la desconectara y que dejara que su cuerpo descansara. Pero no podía, si ella había luchado tanto por mantenerse viva hasta que llegaran los puestos de socorros ¿Por qué la mataría?
Sorbo un poco más de mi chocolate y me doy cuenta que esta helado, aquel día se había convertido en una verdadera pesadilla. Ji postrado en una cama sin recobrar el conocimiento con tres lavados de estómago y conectado a un aparato para saber su ritmo cardiaco.
No podía imaginarme como seria la vida de mi pequeño sin su padre. Suspiro negando con la cabeza, Ji merecía saber la verdad, así estuviera postrado en una cama.
Me pongo en pie y me dirijo a la otra habitación, solicite que ambos estuvieran cerca para poder estar con ambos. El sonido de la maquina marcando su ritmo cardiaco es lo primero que me alegra escuchar. Ji pudo haber muerto por una sobredosis y todo por mi culpa por haberlo dejado aquella mañana.
A Ji le ha crecido la barba y el bigote y definitivamente me gusta como luce sin ella, todo el rastrillo y la crema para afeitar. La unto suavemente sobre su mentón y por un momento me imagino que no estamos en aquel terrible lugar.
Que él está en sus cinco sentidos observándome atento con esos hermosos ojos negros mientras me toma por la cintura, observándome afeitarle.
Una lágrima corre por mi mejilla dejándome a la inofensiva.
-Despertara pronto.- señala una anciana enfermera.- ¿Cuánto tiempo tienes?- pregunta anotando los signos vitales de Ji en una carpeta plateada metálica.
-Apenas unas semanas supongo.- respondo encogiéndome de hombros.
-Debes cuidarte más, ambos te necesitan fuerte.
-Lo sé, pero no puedo apartarme de Ji y Mirlen. No los puedo dejar a su suerte.
-No hablaba de la chica, si no de tu hijo y su padre.- suspiro y retiro los restos de crema de afeitar encontrándome con el Ji que amo.
-Bueno ella también se merece...- los paramédicos comienzan a correr por los pasillos y la anciana de igual forma dejándome con la palabra en la boca, salgo detrás de ella y todo medio hospital está entrando a la habitación de Mirlen.
Camino con deprisa y observo como los médicos llevan a cabo su trabajo para revivirla. Con cada carga de energía el cuerpo de Mirlen se eleva de la camilla, su ritmo no regresa y yo me siento terrible por ser testigo de aquello.
Otro intento más y el medico se aparta cubriendo su cuerpo con la sábana blanca.
-No.- pronuncio entrando.- Tiene que hacer más, ella debe vivir ella...- las lágrimas inundan mis ojos y un nudo se forma en mi garganta impidiendo que las palabras salga.
-Lo lamento señorita, pero era lo mejor.- los médicos comienzan a abandonar la habitación dejándome con ella.
"Era lo mejor"
Yo nunca le hubiera deseado aquello, en aquel momento pude haberme reído pero no lo hice. Ella había fingido su muerte por tanto tiempo, y en aquel momento ella no fingía. Ella estaba muerta.
En el panteón nadie asistió, bueno a excepción de un sacerdote que hizo su trabajo y después se apartó dejándome.
Quería decirle algunas palabras, pero no me salían.
-Es una lástima que ella sea la que está enterrada.- la respiración se me acorta y el corazón se detiene. Seungri estaba ahí.- Me gustaría mejor si fuera Ji quien estuviera en el oyó.
-Seungri.- su nombre sonó ahogado y en un susurro.
-Madison en verdad me habría encantado que ese hijo que llevas fuera mío.- sus ojos están puestos en mi vientre plano, era muy pronto para que se me notara el embarazo.- ¿Cuántas veces te pedí que formáramos una familia?
-Seungri.- le veo caminar en mi dirección observe en todas las direcciones donde podría correr pero todas eran malas, tenia de intermedio las lapidas y árboles.- ¿Qué es lo que quieres?
-Lo que quiera sale sobrando.- se mete una mano en el bolsillo del pantalón y me pongo aún más en alerta.- Me gusta que me tengas miedo.- sonríe con maldad y esa sonrisa cala en mis huesos.
-Ya para por favor.- estaba aterrada y sola en aquel sitio él iba poder hacer lo quisiera conmigo sin que nadie se diera cuenta.
-Todo iba tan perfecto.- sigue caminando en mi dirección y deja ver una... Mierda Seungri trae otra arma.- Tú y yo éramos perfectos.
-Seungri.- doy un paso atrás y él sonríe de una forma diabólica paso saliva nerviosa.- Tu sabes porque todo termino.- Eleva el arma al aire y suelta un disparo. Doy un brinco y el ríe con fuerza. Tan rápido como puedo corro no me importaba si me disparaba por la espalda, necesitaba alejarme. Seungri había perdido el juicio.
Otro disparo y provoca que tropiece golpeándome con una roca en la cabeza, todo se torna borroso observo a Seungri caminando en mi dirección.
-Espero y Ji vea esto cuando despierte.- está riéndose, de mí mientras me filma con su móvil, puedo sentir la sangre correr por mi frente. No podía terminar de aquel modo, mi pequeño.
Nuevamente eleva el arma apuntando en mi dirección, solo cierro los ojos y mi mente viajas a semanas atrás. Desde el primer día en el que conocí a Ji Yong.
Las primeras palabras que cruzamos cuando lo llame por teléfono, cuando lo presente a mi familia como mi "Novio de Mentiras" todo comenzó ahí. Nunca debí fingir una relación con Ji Yong.
¿Acaso te arrepientes de haber conocido a Ji Yong? ¡Es el padre de tu hijo y es el hombre que amas!
Tenía razón mi vocecita, no podía creer que me estaba arrepintiendo cuando han sido las mejores semanas de mi vida.
-Despídete de este mundo zorra...
;A.ļR
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Novio de Mentiras.
Hayran KurguMadison se muda a Boston después de una terrible ruptura amorosa dispuesta a superar todo aquel trama y lo logra hasta que una mañana llega a sus manos una invitación de la boda de su hermana menor, el nombre su ex está grabado en el papel. Se rehú...