Anoche te busqué por toda la ciudad, en cada solitario lugar, en cada oscuro rincón de mi.
Te busqué en calles, bares, museos, hasta en los asientos de algún colectivo y en retratos de alguien perdido. Te busqué en habitaciones ajenas, en parques, en salones de baile. Y sigo buscándote.
Quizás algún día ya no duela, y quizás algún día no te llore, o quizás el mundo deje de existir mientras tanto.
Y nunca digo lo que pienso, pero te pensaba; nunca lloro en público, pero te lloré hasta en multitudes esperando a que aparezcas por entre la gente y te lleves todo lo que me recuerda a vos, todo lo que no logro entender de tu partida, todo con lo que nunca quise involucrarme.
Si supieras que este cachito de corazón te pertenece, y que cada recoveco de mi mente está destinado a pensarte, entenderías el dolor de alguien que no puede tenerte y se dedica a extrañarte.