Pasaron cinco años, cada día odio mas mi vida, lo he perdido todo, siempre he creído que las personas que sufren tienen un final feliz. He descubierto que eso no es así que da igual lo que hayas pasado en la vida el destino lo elige, elige como será tu muerte y ya eligió la mía.
Desde aquí arriba se ve todo mejor, desde abajo es todo una mierda. La verdad es que no quiero seguir aquí. Quiero librarme de tanta maldad, y espero que mi ida sirva de ejemplo para muchas y muchos que están en mi misma situación. Que no se callen, que expresen lo que sienten, que digan a lo que temen, que no cometa los mismos errores que yo.
Sentada en ese lugar saqué mi carta y la leí por última vez:
"Cuando leáis esta carta seguramente ya no esté, si no estoy significa que todo me salió bien. Si lloráis me demostraréis que sois los más hipócritas de este mundo. En el fondo os alegra, os habéis librado de la gorda, claro ahora que ya no estoy soy buena persona. Si decidís enterrarme ojalá ninguno de ustedes vayáis a mi entierro. Es como una falta de respeto,me habéis hecho muchísimo daño, prácticamente por vuestra culpa estoy escribiendo esta carta. Ojalá sirva para que no le hagáis lo mismo a otra persona, y que otra persona que sufra lo mismo que yo no se calle. Ya no tengo más que decir, Creo que está todo muy claro. Adiós, se despide la típica chica gorda."
Puse la carta en mi bolsillo derecho y eche un vistazo por última vez al mundo, y me lancé, creo que fue la mejor decisión de mi vida.
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Soy yo, la típica chica gorda.
Random-¡Gorda! -¡Fea! -¡Te comiste a tu propio padre, gorda! Y así seguian los insultos de todos los dias... Miriam, la típica chica gorda.
