Capítulo 25: FINAL.

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6 años después...

-Miriam, cuando puedas hazme cuatro copias de cada una.- Dijo mi jefe entregandome documentos.

Asentí y fui a hacerlas.

Desde que me fui de la ciudad en la que vivía, me fui a otra ciudad mejor, bueno, en realidad era un pueblo, en la que habitaban personas muy amables, pues hice una amiga, la cual se llama "Laura", y me acogió en su casa, vivía con sus padres, pero ellos le dejaron esa casa y se mudaron a otro país por problemas familiares. Meses después comencé a trabajar en un burguer de la ciudad de al lado, en el cual no me daban un gran sueldo, pero me alcanzaba para poder alquilar una casa. Conocí a un chico, se llamaba West, salimos durante un mes, pero se tuvo que mudar a otro país, desde entonces no sé nada de él, desde aquel día me dí cuenta que no hay que depender de ningún chico para ser feliz, total, el noventa por ciento de las relaciones acaban mal, y yo nunca soy de ese diez por ciento.
No sé nada de mi madre, ni de Ainoha, ni de Miranda, y mucho menos de Matt.

Seis meses después...

-Miriam por favor, rápido, llama al Sr.Lee que mañana le llamo para confirmar la reunión.- Me dijo mi jefe.
Hace dos meses Laura me dijo que su tío necesitaba una secretaria, me ofrecí y me cogieron, no fue fácil, pero lo conseguí. Pensé que sería todo más sencillo al entrar, pero tengo como mil doscientas llamadas al minuto, cuatro millones de papeles sobre mi mesa, me paso ahí seis horas agobiada, y cuando llego a casa siento un gran alivio, como siga así le cogeré fobia a los teléfonos.

Todo iba muy bien, hasta aquel día, apareció aquel chico, el que se fué del país y no quiso saber nada de mi, y lo más gracioso, me puso una excusa muy estúpida; había cambiado de número.
Todos sabemos de que si cambia de número los contactos siguen ahí, pero el piensa que me caí al nacer o algo.

Llegué a casa súper reventada, me quité los malditos tacones y me tumbé en el sillón. Justo alguien tocó el timbre, maldecí y abrí la puerta.

- ¡Hola! Soy tu nueva vecina, me llamo Luna encantada.- Dijo una chica rubia, con ojos verdes, alta y con voz chillona.- Y él es Matt, mi novio.- Dijo señalando a mi exnovio.

- Encantada soy Almudena.- Dije sonriendo.

Le mentí porque seguramente si decía mi nombre real me reconocería, y lo menos que quiero es que hable conmigo, me ha hecho mucho daño, y yo ya no soy la tonta de antes, iré a por venganza, y empezaré por joderle la relación.

- Hola Almudena, me recuerdas mucho a alguien, pero ahora mismo no caigo.- Dijo Matt. Claro idiota, fui uno de tus juguetes que usaste y tiraste.

-Bueno, nos vamos ya.- Dijo Luna.- Ya nos veremos.

- Hasta luego.- Dije y se fueron, cerré la puerta y no paraba de preguntarme como pudo olvidarse de mi.
No he cambiado nada, le habrán lavado el cerebro.

Me duché, cené y me fui a dormir, ha sido un día agotador.

Narra Valentina (Madre de Miriam)

- ¡Déjame!- Le grite llorando a Samuel, el cual me estaba pegando, aunque lo hace todos los días sigue doliendo.
Hace dos años comencemos con las discusiones, un día se harto de mí y comenzó a pegarme hasta que no me pudiera levantar, al día siguiente hizo como si nada, pero, si le decía lo contrario de lo que quería me pegaba, hasta el punto de que lo hace ya por diversión o algo.
Antes de eso, tuvimos un hijo, se llama James, le pusimos ese nombre porque así se llamaba el hermano de Samuel, el cual murió a sus quince años de edad por cáncer

Tras suplicarle que parase durante una hora al fin se canso, hizo lo mismo que siempre, coge su cartera, sus llaves, y se va a un bar a beber hasta las dos de la madrugada.

Soy yo, la típica chica gorda. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora