Capítulo 7.

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En el exterior del castillo, exactamente donde estaban las fuentes, Sasuke creaba toda serie de velas congeladas sobre un pastel. No lograba decidirse por una.

—No... esta no... esta tampoco... ¡no puedo hacer eso!

—Relájate. —miró al castaño colgando unos carteles —Lo que sea que hagas le encantará.

—Pero quiero que sea perfecto...

—Hablando de perfección... ¡mira esto! —el Uchiha miraba sin palabras aquellos carteles, simplemente sonrió y se acercó a él

—¿Estas seguro que puedo dejarte a cargo? —el chico ordenaba un poco más una mesa del lugar

—¡Claro que si!

—Bien, no quiero que algo le pase a... ¡Kurama, ¿qué estas haciendo?! —el zorro volteó a ver a Sasuke con sus mejillas llenas de pastel

—No estaba comiendo pastel...

—Kurama... —camino hasta él con una sonrisa

—¡Pero es de helado!

—Y es para Naruto.

Sasuke al darse vuelta, no notó cuando Kurama devolvió la porción que tenía en la boca al pastel.

—¡Es hora! Kiba, por favor cuida del lugar, ¡y no rompas nada!

—Claro, aquí me quedaré. —se cruzó de brazos con una sonrisa

—Yo si iré a caminar. —el zorrito pasó a un lado del Uchiha y salió

¤¤¤¤¤¤

En una de las habitaciones, un rubio dormía placenteramente casi al borde de la cama, como siempre solía hacerlo.

—Oye... Naruto. —susurró el pelinegro a un lado de la cama

—Si~... ¿qué~?

—Feliz cumpleaños.

—A tiii~

—¡Es tu cumpleaños!

—A miii~

—¡Levantate! —el chico quitó las cobijas

—¡¿Es mi cumpleaños?! —se sentó rápido y miró a Sasuke con una sonrisa

—Así es... ¡y será un día perfecto! Será la primera vez que celebres un cumpleaños afuera del castillo. —dijo pasando un traje al rubio, él lo agarró y se fue a vestir emocionado —Hoy será muy especial... ¡Achu! —al estornudar, no notó que detrás de él se generaron muñequitos de nieve que salieron corriendo

—Sasuke... —el Uzumaki salió del vestidor y tomó las mejillas de su pareja —Creo que el frío te afectó.

—Nunca lo ha hecho, ¡vamos!, tienes que seguir la cuerda.

—¿La cuerda?

Salieron de la habitación y Sasuke se entregó a Naruto el extremo de una cuerda roja, al irla siguiendo, encontraba toda clase de regalos.

—¡Mira! —se acercó a una estatua de armadura de guardia, Sasuke la abrió y sacó un pequeño collar —Woo...

—No te detengas...

—¿Cómo hiciste todo esto? —preguntó al salir al balcón por la cuerda

—He trabajado en esto por semanas, incluso mandé a bañar a Kiba y Akamaru. —el rubio rió y siguió su camino con la cuerda —¡Achu!

En el interior del castillo, Naruto siguió encontrando más y más regalos por todas partes, casi ya no le cabían en las manos.

—Naru... mereces un día perfecto... ¡Achu!... ¡Achu!

—Sasuke, ¿estas...?

—Estoy bien, estoy... ¡Achu!... No es nada, ¡sigue!

A cada estornudo, se generaban más muñequitos de nieve que le causaban problemas a Kiba, ya que todos querían el pastel.

—Te va a gustar lo que sigue... ¡Achu!

—Sasuke... todo es muy lindo, pero me preocupas tu. —el pelinegro lo tomó de los hombros y lo fue guiando al siguiente punto —Pienso que es mejor llevarte a descansar.

—Aún no pararemos, hay muchas cosas más que faltan. —se acercó a una pequeña mesa del exterior y tomó una bolita de cristal —A... A... ¡Achu!

Había un pequeño puesto del antiguo vendedor que Naruto encontró en el bosque, allí, había una pequeña cabina con aire congelado.

—Vámonos, Sasuke, tienes que descansar. —el pelinegro abrió la cabina y se acercó, de esta salió el vendedor sorprendiendolo

—¿Te sientes mal? ¡Usa mi nuevo invento!

—No gracias. —se dio la vuelta y siguió

—Lo llevo. —Naruto lo agarró

La tarde empezaba a caer, y los regalos aún no paraban.

—Sigueme, hay que ir arriba. —caminaban hasta una torre

—Sasuke, ya es demasiado, tenemos que volver.

—Oh Naruto, aún no termina la congelación... ¡digo, celebración!

Entraron al lugar y Sasuke fue subiendo apoyándose del barandal.

—Sa-Sasuke...

—¿Qué~? ¡Estoy bien~! —ya no estaba en sus cinco sentidos, y por su forma de hablar y tambalearse al caminar lo dejaba ver claramente

Llegaron al final de la torre y el Uchiha salió hasta el borde, al no ver claramente, estuvo a punto de caer. Naruto dejó caer todos sus regalos y le tomó la mano hasta acercarlo a él.

—Sasuke, estas ardiendo en fiebre, te ves muy mal. Paremos por hoy, ya todo está bien. —lo abrazó y acarició su mejilla —Tienen que atenderte.

—Lo sé... estoy enfermo.

¤¤¤¤

Naruto aún abrazando a Sasuke, salieron de la torre rumbo al castillo nuevamente.

—Lo siento Naruto... yo quería que tuvieras un cumpleaños perfecto, pero lo arruiné... de nuevo. —bajó la mirada

—Sasuke, no arruinaste nada, hora de ir a la cama. —el chico abrió las puertas quedando anonadado con el interior

—¡Sorpresa! —gritaron todos en el interior, lo más sorprendente es la enorme cantidad de muñequitos de nieve

—¡WUAU!

—Wuau... —repitió Sasuke sorprendido

Los muñequitos se acercaron a Naruto y lo llevaron al interior del lugar. Sasuke volvió a estornudar ya notando los muñequitos que salían. El principal interés de todos ellos, era el pastel que Kiba mantenía fuera de su alcance. Naruto nunca dejó de sorprenderse con todos los regalos y sorpresas.

¤¤¤¤¤

Casi al anochecer, Naruto y Sasuke volvieron al castillo. El Uchiha estaba sentado en su cama mientras Naruto le daba un medicamento.

—Fue el mejor obsequio de cumpleaños.

—¿Cuál de todos?

—El estar contigo y permitas que te cuide. —pasó su mano por el cabello azabache y lo besó

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¿Qué habrán hecho con los muñequitos? Pues Kurama, Kiba y Akamaru fueron al castillo de hielo a dejarlos ahí.

Fin.

Amor Congelado (Narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora