Dent.

Capítulo 5: Un recuerdo vacio.

El segundo amanecer, y ahora en una calle cualquiera, en un lugar cualquiera en el lugar desolado.
“Hay algo de extraño, sobre como paso esto, porque estoy en una cafetería otra vez, pensando que debería estar mejor en casa pensando que debería estar planeando el siguiente plan contra esos bastardos, tal vez James este buscándome o por lo menos rezar por mí, es curioso como alguien como el, en su basto conocimiento, se junte con nosotros, bueno, lo que quedo.
Uff, hombre, aun no me creo que el auto cayera, estoy, no lo sé, tal vez es este dolor en el abdomen que aún me quema, que ya me siento incapaz de sentirme emocionalmente mal, o no lo sé, ¿se me acabaron las lágrimas?, urgh, vaya que duele como un millón de agujas hirviendo.
Espero y que por lo menos Jonathan este bien, o que por lo menos en una camilla, y por May, pues, que ¡por lo menos la entierren!
Aún recuerdo cuando nos conocimos, de quince años y ya estaba ganándome una reputación, Jonathan apenas era un novato y era incapaz de apuntarle con un arma a alguien, May pues era nuestra maestra, me da gracia el recordar cuando sin querer Jonathan le disparo en la clase de desarmad de armas, yo parecía ser el prodigio de 20 años mientras que el de 15.
Oh y nuestra primera prueba, el robo a un autoservicio de la zona en la que residíamos los tres, creo que fui yo el que cometió el error a la hora de medir los tiempos en que la patrulla pasaba, porque nos acorralaron apenas sacarlas armas de la cajuela, porque en ese momento estaban pasando al lado nuestro, casi nos detienen sino fuera porque May comenzó a disparar al motor del auto, estallando y danos tiempo a escapar.
Ahora que lo pienso, pude haber vivido una vida de lujos si me hubiera marchado con James y su jefe al que le lamia las botas, metafóricamente claro, pero, ah no lo sé, sé que viviría como rey pero no sabría a qué costo.
El rey tempe en los cielos de grecia y cae en occidente clamando libertad.”