"...esto no es un sitio donde puedo protegerte y tampoco es un sitio para una cita."
No pude negar sus palabras.
Sentí la necesidad extrema de besarle en el momento en que bajamos de aquella máquina. Íbamos a toda velocidad, el aire nos rozaba la cara sin dejarnos escapatoria, nos alcanzaba plenamente y tuve que esconder mi cara trás su espalda, aprentando mi agarre alrededor de su cintura. Noté como reía en silencio cuando hice eso, su estomago se contraía. Con los ojos cerrados no pude divisar el lugar exacto en el que estabamos, ni si quiera recordaba el camino. Estaba perdida. Con él. Y llegó un punto en el que me asustó. Asi que cuando bajamos de la moto tuve ganas de besarle, pero no por deseo, si no por haber parado la máquina, por haber frenado al fin.
Miré alrededor intentando conocer algo, pero por ahí no había nada. Bueno, excepto un "restaurante" si es que podía llamarse así. El letrero estaba medio torcido y una de las luces del panel estaba fundida, por lo que solo podía leerse: Tony's Restarant. Creo que os podeis hacer una idea de como era aquel sitio solo con eso. Le miré levantando una ceja esperando que hablara. ¿En serio pensaba que este sitio era el mejor para arreglar las cosas? O sea, no esperaba una cita con velas, rosas y corazones, pero algo mejor que esto al menos si. Un McDonald. Lo que daría por estar en uno en este momento.
"Que no te engañen las apariencias, sirven comida que es una pasada." Se encogió de hombros echándome una leve mirada a la vez que comenzaba a andar hacia la puerta de entrada.
"Un bar de carretera, genial..." susurré para mí a la vez que le seguía.
Me sostuvo la apuerta cuando la abrió a la vez que sonaba esa campana cuando entra alguien. En algunas tiendas las ponene, pero aquí asustaba.
El bar por dentro no estaba tan mal, un pequeño mostrador cuando entrabas (vacío, eso si), y por detrás todo lleno de mesas. Unas con sillas y otras pegadas a la pared con asientos en cuero rojo. Al fondo había dos puertas, para el baño supuse y a un lado, la cocina, con otro cartel reluciente encima. Justin agarró mi mano y tiró de mi hasta una de esas mesas con asientos rojos. Hice una mueca cuando caí sobre el asiento y él soltó una carcajada cuando vio mi cara, sentándose justo en frente de mi.
Apoyó sus brazos sobre la mesa, a ambos lados de los míos y se acercó un poco susurrando: "Te va a gustar gatita, confía en mi." Bufé y eso solo hizo que riera aún más.
Solo habia unas 15 personas más, por lo que no tardaron en atendernos. Cuando la camarera llegó entendí porque Justin frecuentaba este lugar.
"Hola, Bieber, ¿lo de siempre?" Una morena alta, sobre su traje de camarera ajustada miraba a Justin con una sonrisa seductora. Su ropa había sido personalizada, dejando su escote y ombligo al aire, enseñando demasiado. Mi cara era de repugnancia total.
Lo siento, no me controlo. Cuando algo no me gusta me lo puedes ver a kilómetros sin que abra la boca.
"Em, si Lisa, y pide otro más para ___" sonrió en mi dirección.
"¿Quién...? Oh, hola." Por fin sus ojos viajaban de la entre pierna de Justin a mi. La sonreí irónicamente y rodé los ojos suspirando.
"Hey" saludé. Ella volvió a hacerme caso omiso y se giró hacia quien realmente le interesaba.
"Apuntado, si quieres algo mas, no dudes en llamarme, cari" sonrió hacia él y se fue balanceando sus caderas de forma escandalosa. La verdad es que la chica era guapa, si no fuera por la pinta de puton que tenía.
Llevé mis manos a mi pelo intentando que quedara mejor y mordí mi labio inferior haciendo que se inchara un poco, y coloqué mi pelo hacia un lado. ¿Justin me verá bonita? Tal vez. ¿Qúe haces pesando esas cosas? Ni idea.
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Esclavos de la noche.
FanfictionTodo iba vien en la vida de ___, hasta que Justin Bieber se cruzó en su camino. Desmoronando sus esquemas, cambiando su mundo, llevándola a lugares que nunca había visto. Él es un misterio, un luchador que no escapa del círculo. Todo está en contra...