Saga "Es Tu Hijo": Después de ocho años Jessie vuelve a Kanto, junto a su nueva familia, sin pensar que tendrá que enfrentarse a los fantasmas de su pasado una vez regrese a la región.
Saga "Anheló del Corazón" |próximamente|: Ash recibe un enorme r...
El desayuno estaba transcurriendo algo incómodo, la pelirroja no dejaba de fulminar con la mirada a Ash, y este no podía evitar sonrojarse cuando cruzaba su mirada con la mirada asesina de la pelirroja.
─Bien, lista campeona, ¿nos vamos?.
Dijo levantándose nerviosamente evitando mirar a Jessie
─Detente ahí bueno para nada─ se levanta de la silla ─Hoy la vamos a llevar juntos
Dijo esbozando una leve sonrisa, Ash cesó su huida, y se volvió a sentar sin decir nada.
─¡Si!, Hoy también me lleva mami.
Festejo la niña, mientras se alejaba de la mesa, y se paraba a un lado de la puerta.
─¿Segura?─ intervino la mayor
─Si. . .ya regreso, solo esperenme.
Dijo y abandono la mesa, para poder regresar a su habitación a vestirse, debía ser cuidadosa, tenía que si o si disfrazarse de algún modo, no sabia con quien podría encontrarse afuera, y si ese alguien era James, este no debía reconocerla.
─Hijo, ¿me vas a decir que paso?.
─Nada, creí que había desaparecido; estaba registrando la casa y cuando fui al baño la encontré, nada mas.
─¿Seguro?.
Preguntó pícara, mirando fijamente a su hijo, este se sonrojo, sabia lo que su madre insinuaba, y no quería ser parte de ese juego, a él no le pasaba nada con Jessie, es más amaba a Misty, quien había vuelto a ser su novia, y no quería volver a arruinar las cosas con ella.
─Muy seguro─ suspira ─Es atractiva, pero amo a Misty así que no te ilusiones
─Bien─ se cruzá de brazos y se recuesta sobre el respaldo de su silla ─Pero ni se te ocurra jugar con las dos, ¿entendido?
─Mama─ bufo
─Bien ya estoy lista.
Dijo Jessie dulcemente, luego se escuchó el sonido de sus tacos sonar contra el piso de madera, Ash y Delia voltearon para ver a la pelirroja, encontrándose con una vista, más que magnífica.
Jessie vestía un sombrero de color blanco con una raya roja, que hacía juego con lo blanquecina que era su piel y lo rojizo que era su cabello, en su cuello llevaba puesta una bufanda de ceda de color azul, a tono con sus ojos.
Se había puesto un vestido de gala color borravino, sin mangas que llegaba hasta un poco más de por debajo de sus rodillas, guantes negros cubrían sus manos como lo hacían los de su viejo uniforme. Y para terminar había arreglado sus cabello en un simpático rodete.
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