Una jauría de tigres Prologo 16 años al pasado

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Sean no podía creer lo que escuchaba, hoy era el día más importante de su vida, hoy iba a nacer su bebe, no podía dejar de recordar el momento en que se enteraron que Scher-K estaba embarazada, cuando la inmensa alegría era nublada con el pánico de tener que decirles a sus padres, ellos sabían que estarían en aprietos, esto no podía estar pasando, como eran solos unos niños ninguno había cumplido los diecisiete años, cuando vieron el resultado de la prueba de embarazo, prueba que ni siquiera pudieron comprar ellos tuvieron que pedírselo a un compañero de curso mayor, las cosas en casa no salieron tan mal como esperaban y después de retos y castigos hasta el infinito, los papás de ambos los habían apoyado, aunque siempre preocupados por como Scher-K llevaría el embarazo, se habló mucho de interrumpirlo, pero ellos se negaron siquiera a escuchar esa palabra, ellos tendrían a su hijo, si hijo, sabían que su pequeño hijo sería un niño, Steve André se llamaba, lo nombraban todo el tiempo, era grandioso como él respondía a la voz de sus padres con una patadita, ellos se esforzaron para que a su hijo no le faltara nada, y ahora estaba aquí con su bebe en los brazos y dándole un beso en la frente a su mujer, quien poco a poco perdió el color, Sean se fue alejando lentamente y finalmente choco con la pared y se dejó deslizar al suelo, abrazando a su hijo con cuidado, mientras no dejaba de escuchar está muerta una y otra vez, de pronto sintió que los brazos de su padre lo levantaron y los de su madre que con suavidad le arrebataban a su hijo, una parte de él no quería dejarlo ir, pero escuchaba a lo lejos que tenían que hacerle unos análisis, por lo que sabía que tenía que dejarlo ir, una vez sin su hijo en los brazos, cayo rendido al abrazo de su padre que le prometía que todo estaría bien, pero era mentira, y él lo sabía nada estaba bien, su Scher-K había muerto ya nada estaría bien.

Sean al ver que ya no tenía al niño en sus brazos salió huyendo de la clínica no supieron nada de él hasta llegó en la noche a casa borracho y mudo para el mundo.

Al día siguiente la cosa no estuvo mejor, entre los preparativos para despedir a Scher-K y las discusiones interminables sobre como criarían al niño, las que Sean alcanzó a oír, como los cuatro padres querían criar a su cachorrito como suyo, para que Sean recuperara su vida normal, el problema no menor era que todos querían quedárselo, la discusión duro hasta que oyeron el grito de Sean.

"Cállense buitres es mi hijo, mío" grito el pequeño con los puños apretados y mostrando los dientes, era la imagen de una fiera a punto de atacar con su último aliento.

Sus padres corrieron abrazarlo, no sabían en qué momento había despertado, se suponía que los calmantes lo tendrían que haber dejado fuera de juego un buen rato, en el funeral había tenido una crisis que casi termina con él en la clínica con un cuadro de estrés severo, por lo que al ver la actitud de pequeño y escuchar sus deseos, todos estuvieron de acuerdo que Steve se quedaría con su padre y que ellos ayudarían en todo lo que pudieran, así comenzó la vida de Steve André Hyuga.

Steve siempre fue un niño muy despierto, desde el primer contacto que tuvo con su padre lo amo intensamente, ese amor era mutuo, ninguno soportaba estar lejos el uno del otro, Steve se ahogaba llorando cada vez que Sean debía ir a clases, y Sean no podía soportar la idea de estar separado de su hijo. Una suerte que Tivi naciera en noviembre faltando solo un mes para que terminara el año escolar por lo que Sean pudo terminar ese año estudiando en casa, pero al año siguiente tuvo que volver al colegio y para ambos fue un verdadero infierno padre e hijo lloraban a mares por la lejanía, finalmente, pusieron al tigrecito en la sala cuna del colegio para que su padre lo pudiera ir a ver todo el tiempo, luego entró a la universidad a estudiar finanzas y paralelamente poco a poco se hacía del control de las empresas de la familia y a los veintiuno, tenía el control total el conglomerado Hyuga S. A. , más el patrimonio que su amada mujer le había dejado a su hijo, bueno los proyectos de moda, su amada que soñaba con tener su propia línea de ropa, tenía los diseños para 3 o 4 colecciones completas, por lo que tras su muerte sus padres hicieron su sueño realidad, para que su nieto tuviera el legado de su madre.

Con el tiempo el tigrecito comenzó a mostrar habilidades en los negocios como su padre, llegando a los trece años a toma el control de las compañías de su madre, tenía la fuerza, pasión y determinación que podía dejar a cualquier tiburón de la industria reducido a un bebe llorón, Steve lo tenía claro, el poder decide y él tenía todo el poder, pero esos son los negocios, en casa la cosa era muy distinta.

Steve desde la cuna conoció al amor de su vida, Kathya, la vecina, ellos aprendieron todo juntos desde gatear, hablar, caminar, la K era más cercana a él que lo que era a su propia gemela, Madeleine, las almas de Steve y Kathya se unieron desde el primer momento en que se vieron, el tiempo hizo el resto. Sean supo reconocer el amor verdadero que se tenían, porque era el mismo que había vivido él con su mujer, así pasaron los años y eran casi felices, pero jamás olvidaban a Scher-K, era increíble la necesidad que Steve tenía de su madre, ya que él no alcanzó a estar ni un instante con ella, Sean, a su vez, veía en su hijo a su mujer, Steve tenía gestos muy propios de su madre. La vida es caprichosa y todo cambio siete años después, Steve descubrió entre las cosas de su papá el diario de su madre y los reportes médicos, su mami había muerto al tenerlo, hasta ese momento jamás se había cuestionado el hecho de no haber visto nunca a su mamá, era algo completamente natural, pero ahora no sabía qué hacer con la noticia, encaro a su padre sobre lo que había encontrado, Sean con el corazón destrozado en mil pedazos le conto todo, ellos vivían con una regla sagrada no mentir y si él le exigía eso a su hijo, no podía menos que cumplir con lo mismo, pero eso no fue lo mejor para su hijo, Steve se puso rebelde, comenzó a tener problemas con la comida, y cada vez se alejaba más de su papá, Sean no entendía por su dulce niño ahora estaba tan arrisco, el pequeño se fue acercando más Kathya, todo era para y por su princesa, aunque no podía negar que era el cachorrito de papá, Sean poco a poco se acostumbró a esos cambios de comportamiento de su hijo, hasta que se dio cuenta de la personalidad que estaba desarrollando su pequeño, intento frénalo, porque a Steve no le importaba nada, podía dejar de comer por días si Sean no lo obligaba y todo ese tiempo llevando su cuerpo al límite, el deporte era su pasión ninguno en particular le gustaba la adrenalina, nada más importaba, y siempre tenía a Kathya a su lado. Pero un día su cuerpo no pudo más, colapso en medio del salón, sus abuelos corrieron a socorrerlo, su padre lo llevó a la clínica, nadie se había dado cuenta la extrema delgadez del pequeño, los médicos dijeron la terrible palabra su hijo tenía anorexia y casi lo había perdido, cuando fue dado de alta, Steve seguía negándose a comer, fue ahí donde se llevó las peores zurras de su vida, Sean prefería azotarle el potito de su hijo a perderlo porque se negaba a comer, por suerte no duro más de una intensa semana de castigos, su padre debía darle nalgadas para poder sentarlo en la mesa, luego prácticamente tenía que darle un palmada para que abriera la boca y comiera, Steve podía ser muy terco, pero finalmente cedió, fue una rendición total, veía a su padre y le pregustaba que había que comer o que tenía hambre era adorable, pero su enfermedad no se iría de su vida, por eso su padre siempre estaba muy atento a que su hijo comiera, sus cambios de humor y de peso, esos cuando variaban quería decir que estaban ante una recaída, pero con el tiempo aprendieron a mantenerlo a raya.

Para Sean la vida terminó con la muerte de su amada, pero con el paso de los años comenzó a salir, al principio fue extraño, no eran su Scher-K, pero él quería alguien a su lado y principalmente quería a que su hijo tuviera una mamá, claro que ninguna llenaba las expectativas de su hijo, hasta que conoció a Adrianne, para ambos fue solo era una aventura, se divertían nada más, tal vez porque se parecía en demasía a su amada mujer, y no podía pensar en compartir el resto de su vida a quien solo vería como un remplazo, pero cometió el error de presentársela a su hijo, quien decidió que ella sería su mamá y el día que se lo iba a informar a su padre este le dio la peor sorpresa de la vida, la pediatra de Steve paso a ser solo la pediatra para ser alago más, él se encariño y hasta se enamoró, nunca como de Scher-K pero era lo más cercano que había sentido, además pensó que sería una excelente madre para su hijo, Steve siempre había sido muy amable con ella, por lo que decidió que ella era la indicada. Por lo que Sean pone fin a su aventura con Adrianne y se compromete con Ginger. Dejando al tigrecito, sin darse cuenta, con la ilusión en la boca de tener una mamá. Su corazón comenzó a cerrarse nuevamente y quedar a modo destrucción masiva

Por lo que desde que se enteró de los planes de su padre se puso en campaña de alejar a esa arpía, era una guerra a muerte, sin importar los heridos, consecuencias, castigos, Steve estaba sufriendo y él no sufriría solo, su padre sería el primero en la lista, por cada lágrima que Steve derramara Sean derramaría el triple, y esa, esa necesitaría un trasplante de lagrimales porque este solo fue el principio del fin.

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Una jauría de tigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora