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Enamorarse es más peligroso de lo que pintan las bonitas historias de amor.
Uno de los síntomas es que comienzas a obsesionarte con aquella persona.
Eso fue lo que Taehyung leyó ayer en un artículo mientras intentaba acabar un ensayo sobre los neurotransmisores en el cerebro. Pero, aun sin aquél artículo, podía dar por acertado aquello.
Durante los ocho meses que llevaba viviendo en una nueva ciudad lejos de su hogar, habían sucedido tres grandes sucesos:
El primero, fue la noche que tuvo que, volver de la escuela a su departamento. Durmió fuera porque olvidó las llaves y el cerrajero no vendría hasta la mañana siguiente.
El segundo, fue cuando terminó en el hospital por una intoxicación estomacal causada por comer ramen instantáneo, durante día y noche, a lo largo de tres semanas. Aprendió el valor de la comida casera.
Y finalmente, el tercer suceso fue cuando descubrió que le gustaban los chicos, bueno, solo uno.
Su compañero de clase, Jeon Jungkook; piel de seda y delicadas facciones. Lo volvían una persona difícil de ignorar. Taehyung lo intentó.
