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Taehyung se acuclilló frente a Jungkook, esperando una respuesta. Estaban los dos, solos, en los vestidores. Los otros chicos del equipo se habían ido hace pocos minutos.
El silencio era sofocante, de cierta forma para ambos. Jungkook no soportaba el ardor que se instaló en sus mejillas desde el momento en el que divisó a Taehyung entrar por la puerta.
Por otra parte, Taehyung creía que su corazón exploraría de felicidad. Jungkook le era tan bonito; la manera en la que mantenía ese puchero con el ceño levemente fruncido mientras pegaba la espalda al casillero, rodeando sus piernas con ambos brazos. Protegiéndose. Lucía como un niño pequeño.
― ¿Sabes? Me ha gustado el dibujo ―sonrió, esperando poder hacer que tan siquiera Jungkook dejará de fruncir el ceño ―. Eres muy bueno.
― ¿Te estás burlando de mí? ―murmuró y evadió su mirada ―. No es como si esperase algún comentario típico de una madre orgullosa. Sólo dilo ya. No quiero tu lástima.
― ¿Decir qué?
―Que no te gusto. Puedes rechazarme, no me importa ―dijo cada vez más bajo, deseando que esto acabará rápido.
― ¿Eh? Pero, sí me gustas ―soltó, sonriendo.
Jungkook alzó la vista de golpe, encontrándose con las mejillas sonrojadas de Taehyung y su bonita sonrisa que ponía siempre que le miraba.
Pronto esquivó la mirada y trató de esconder su rostro entre sus rodillas.
―Mentiroso, dijiste que te gustaba una chica.
Taehyung se llenó de valor, inclinó su cuerpo un poco más hacia él y le besó con ternura la frente.
―Lo siento ―hizo una pausa y continuó ―. Te he mentido, todo este tiempo me refería a ti.
Las mejillas de Jungkook ardieron violentamente y se sintió como un completo tonto. Se llevó las manos a la cara, tratando de controlarse, pero el sonido de la bonita risa de Taehyung le desarmó por completo.
