Capítulo 3

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Capítulo 3

Bayley mordisqueó su rebanada de pizza de pepperoni. La pareja se sentó en un incómodo silencio, cada uno escogiendo la pizza y juzgando la situación.

—Mira, Pam. —Fergal suspiró—. ¿Qué diablos te pasó?

Bayley lo miró a los ojos, antes de que ella se diera cuenta de que ya estaba llorando: —Es Aaron, lo vi... en la cama... la chica... con... él... él me estaba engañando —Bayley tenía un nudo en la garganta, su voz era un simple tartamudeo, muy torpe de su parte.

Instantáneamente, Fergal sintió una mezcla de emociones dentro de él, amenazando con explotar. Estaba en conflicto, quería consolar a Bayley, pero también quería romperle la cara a la mierda de su novio.

Se fue con la primera, halando de ella y atrayéndola a su pecho. La sostuvo, decidiendo que golpear a Aaron Solow podía esperar.

Algo dentro de él se agitó, sintió un deseo de proteger a la niña acurrucada en sus brazos. Se concentró en sus respiraciones entrecortadas. La abrazò con más fuerza mientras intentaba apaciguar su dolor. Sus manos hacían círculos lentos en su espalda, sus dedos jugaban con un mechón de su cabello, sus labios apretados suavemente en su frente.

No sabía cómo procesar los nuevos sentimientos que tenía hacía para su mejor amiga, pero sabía que quería mantenerla así durante el resto de su vida.

—Que se vaya a la mierda. —Él murmuró—. Pam, te mereces algo mucho mejor, te prometo que este dolor pasará.

Bayley no pudo pronunciar una palabra en respuesta, sintió como si se hubiera desmoronado.

Suavemente, Fergal empezó a levantar a Bayley en sus brazos, se metió en la habitación contigua y la colocó en su cama.

—Mira, puedes dormir aquí esta noche, dormiré en el sofá. ¿Quieres descansar un poco? —Él tiró del edredón encima de ella, metiéndola dentro.

Fergal se encontró mirando su rostro cansado. Sus ojos inyectados de sangre, luchando por mantenerse despierta. Con el pulgar, se enjugó una lágrima de la mejilla.

—Fergal, ¿Te quedarías conmigo esta noche? —Había desesperación en sus ojos y su voz temblaba.

Estaba atónito, sin saber muy bien cómo responder a esa petición. Pero sus grandes ojos marrones le expresaban tanto dolor. No podía dejarla sola, no esta noche.

—Bueno. —Fergal subió a la cama, junto a ella. Ella lo apreciaba mucho; la envolvió en sus brazos.

Antes de que Fergal lo supiera, su mejor amiga roncaba ligeramente. Él sabía sin embargo que sus sueños no serían felices esa noche y su corazón dolía por ella. ¿Cómo podría la gente buena sufrir tanto?

Mientras observaba su dolorosa expresión, Fergal empezó a preguntarse por qué había sido golpeado por tanta emoción al verla tan herida. Se tranquilizó, "es sólo porque ella es mi mejor amiga, por supuesto que la cuido como un amigo". Pero cuanto más Fergal la veía dormir más empezaba a cuestionar sus propios pensamientos. Tal vez había algo más allí. Tal vez, empezó a pensar, tal vez le gustaba de una manera que era más que una amistad.

Se despertó asustado. ¿Durmió? Fergal estaba confundido, no era algo de él dormirse tan fácilmente. El insomnio lo había plagado durante años. Sin embargo, con esta chica frágil y rota en sus brazos; Fergal había dormido toda la noche. El sol brillaba a través de las grietas en la persiana, filtrándose en la pequeña habitación e iluminándola con una luz brillante.

Su atención se dirigió entonces a la chica en sus brazos, su mejor amiga. Que siempre estaba tan resplandeciente y tan positiva, y que sólo recibía dolor a cambio. Suspiró, el mundo no era justo con Bayley.

Ella empezó a despertar, su mente todavía nebulosa por la desgarradora noche de antemano.

—Oye. —Él susurró.

Ella esbozó una media sonrisa en su rostro, mientras ajustaba sus ojos a la luz.

Salió de su cama y se dirigió a la cocina, donde procedió a preparar un poco de café y le puso unas rebanadas de pan en la tostadora.

En ese momento vio a Bayley en la puerta. Su cabello desordenado por el sueño, sus ojos inyectados de sangre y cansados, una expresión sin emoción en su bello rostro como si estuviera todavía entumecida ante el mundo.

No pudo evitar mirarla, todavía llevaba su ropa. A Fergal se le ocurrió sentirse atraído por su amiga. Inmediatamente sentía culpa, su mejor amiga estaba desconsolada y, sin embargo, todo lo que podía pensar era lo linda que lucía en su camiseta.

Él embarró de mantequilla la tostada, entregándole dos rebanadas junto con una taza de café recién hecho.

—Gracias. —Ella trató de sonreír—. Gracias por todo, Devitt.

—Honestamente, no hay necesidad—comenzó.

—Lo siento Fergal —ella trató de no llorar de nuevo—. Siento que tuviste que lidiar con esto yo-y-yo...

— ¿Por qué demonios lo lamentas? —Se sorprendió por su disculpa. ¿Cómo podía sentirse como si estuviera equivocada?

—Yo... —las lágrimas de Bayley ahora se le caían por las mejillas.

La envolvió con un brazo: —Pam, no tienes nada que lamentar, si alguien se arrepiente debe de ser tu ex novio, no te merecía, Pam. —Fergal trató de consolarla, sabiendo perfectamente que su mejor amiga tendía a culparse por cualquier situación mala—. Voy a llamar a Mercedes —habló de uno de las amigas más cercanos de Bayley, Sasha Banks—. Vas a conseguir el próximo vuelo para reunirte con ella y el resto del roster de Raw. Te conozco Pam, Tan pronto como entres en el coliseo... —Asintió, sabiendo que ella necesitaba dirección, estaba demasiado quebrada para pensar lógicamente por sí misma—. Sólo desearía poder ir contigo —suspiró, señalando el brazo lesionado que lo impedía.

 Rompió el abrazo, sacó su teléfono de su bolsillo y llamó a Mercedes.

The Demon and Me | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora