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《 Finn Collins 》

Cuando Raven me dijo que iba a bajar a la Tierra con la cápsula, pensé que se había vuelto loca. No habíamos establecido contacto con el grupo de Los 100 y muchas de las pulseras se habían desconectado. Raven iba a adentrarse en la boca del lobo y no sabía lo que le esperaba. 

-Es tu mejor amigo -intentó convencerme- ¿No quieres saber que ha pasado? 

-Claro que sí Raven, pero no sabemos nada -respondí- Podríamos morir al pisar la Tierra. 

-Estoy dispuesta a arriesgarme. 

Se metió en la cápsula y se me quedó mirando. Estaba esperando a que entrase. 

-Si no haces esto, no te mereces tener a alguien como Finn. Está ahí abajo porque te defendió y te protegió. 

Cerré los ojos y recordé el momento. Yo había sido la culpable de la infracción, pero Finn me protegió y dijo que había sido él. Raven tenía razón. No podía dejarle. 

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Chocamos con gran velocidad, algo que ya nos esperábamos. Por suerte, las dos estábamos bien, sólo teníamos algunos rasguños, pero estábamos vivas. Salimos de la cápsula juntas y observamos la Tierra por primera vez. En ese momento, perdida en el paisaje, oí a alguien gritar mi nombre. Seguí la voz y me encontré a Finn de pie, parado, observándonos. Sin pensarlo dos veces eché a correr hacia él y me lancé a sus brazos. 

-Estás aquí.. -me susurró al oído. 

Nos apartamos y nos miramos. Hacía tiempo que no le veía y cuando le miré a los ojos todos mis sentimientos volvieron. Efectivamente estaba enamorada de él. Raven fue la afortunada y yo me limité a esconder lo que sentía. Cuando confinaron a Finn, me hice a la idea de que no le volvería a ver así que escondí mis sentimientos por él y los ignoré hasta olvidar que estaban ahí. 

-¡Finn! -era la voz de Raven detrás de mi. 

Como no, ella seguía siendo su novia. Me hice a un lado y observé como la feliz pareja se besaban con tanta pasión y intensidad, que por un momento creí que nunca pararían. Sin embargo hubo algo que me había extrañado. Las dos estábamos ahí y nos había visto, aún así me llamó a mi primero. 

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Habíamos llegado por la mañana y ya era de noche. Después del reencuentro, él y otra chica llamada Clarke nos llevaron al Campamento. Allí conocimos a algunas personas, pero rápidamente Clarke nos llevó a la tienda de enfermería para curar nuestras heridas. Ahora me encontraba sentada en medio del bosque, cerca del Campamento, pero lo suficientemente lejos para que nadie me encontrase. 

-¿Que haces aquí? -oí la voz de Finn, sonreí de lado- Es peligroso.

-Solo estamos nosotros, Finn -me giré y le miré, él se sentó a mi lado- ¿Como me has encontrado?

-Te conozco mejor que nadie -respondió orgulloso.

Asentí y no pude evitar sonreír. Ahora que mis sentimientos por Finn habían vuelto y esta vez con más fuerza, no era bueno estar a solas con él. 

-He roto con Raven -soltó. 

Yo levanté la cabeza y le miré extrañada. Él me miró confundido, tenía la sensación de que ni el mismo sabía por que lo había hecho. 

-Algo no iba bien entre nosotros.. -intentó explicar. 

-Quizás es por Clarke.

Él me miró sorprendido, así que me expliqué. 

-No te molestes en negarlo -hice una breve pausa- He notado cosas entre vosotros. Recuerda que yo también soy la que te conoce mejor. 

Él sonrió tímidamente. Se llevó las rodillas al pecho y las abrazó con los brazos.

-Es cierto que me acosté con ella -confesó- Pero ella no es el motivo. De hecho, tengo claro cuál es. 

-Sorpréndeme. 

-Tú.

Ambos nos volvimos a mirar. Yo me quedé con la boca abierta, entre la ilusión y la confusión. No sabía que significaba eso. No quería hacerme ilusiones, pero no podía evitarlo. 

-He estado enamorado de ti desde que te vi y no sé porque no me he atrevido a hacer nada hasta ahora.

-Cállate -dije de buena manera. 

Sin pensarlo dos veces, coloqué mi mano en su nuca y le acerqué a mis labios. Él rápidamente llevó sus manos a mi cintura y con delicadeza me tumbó en la hierba. No me importaba donde estuviese, sólo quería estar con él. 

Él estaba encima de mí y sin deshacer el beso, le quité la chaqueta que llevaba puesta y la dejé a un lado. Entonces, me levantó la camiseta que llevaba y empezó a darme besos por el estómago mientras desabrochaba el botón de mi pantalón. Sin saber por qué, se detuvo y me miró. 

-¿Quieres esto? -preguntó caballerosamente. 

-Más que nada.

Él sonrió y volvió a apoyar las manos sobre mi cabeza para acercarse de nuevo a mis labios. Fuimos quitándonos la ropa hasta que no quedó nada entre nosotros. Entonces, fuimos uno por primera vez. 

·Imagina dedicado a @wilheylastra