INSTINTO Niall Horan & Tu

CAPITULO 3

Aquellos ruidos me perturbaban bastante y decidí averiguar de donde provenían. Bajé las escaleras en pijama y toda despeinada, sólo llevaba un short que apenas me cubría y una blusa bastante ajustada.
Cuando llegué a la sala de estar, no había nada, estaba todo oscuro y silencioso, pero unos segundos después escuché otro ruido, proveniente de la cocina. Caminé cuidadosamente tratando de no chocarme con nada ya que estaba todo oscuro, pude ver a lo lejos, que la luz de la cocina estaba encendida y eso me asustó un poco. Si aquellos hombres habían venido por mí a matarme, éste era mi momento y no me iba a echar hacia atrás.
Me asomé por la puerta de la cocina, había dos hombres, uno me estaba dando la espalda, era rubio, el otro estaba parado de frente por lo que no pude asomarme mucho porque si no me verían. 
Me apoyé en la puerta para evitar que me vean, estaba pensando como atacar, no tenía ningún arma cerca y los cuchillos estaban en la cocina. Si usaba la agresión física, no iba a poder con los dos.
Tomé fuerzas y me asomé nuevamente por la puerta, ellos dos seguían hablando, pero cuando el rubio se dio la vuelta, ambos se percataron de mi presencia… Salí corriendo y me dirigí al sótano, ahí recordé que tenía un mata fuego y que podría usarlo como arma. Me escondí entre unas cajas, aquellos hombres no tardarían en encontrarme y yo iba a estar preparada.
Pasaron unos cuantos minutos cuando siento que alguien abre la puerta del sótano. Me preparé psicológica mente para atacar, las manos me sudaban y me comenzaba a poner nerviosa. 
Era ahora o nunca, salí de mi escondite sin pensarlo dos veces, el chico con rulos estaba de espaldas así que aproveché y lo golpeé con el mata fuego dejándolo inconsciente en el piso. Tiré el mata fuego y salí corriendo hasta llegar a la sala de estar, no había rastros de aquel chico rubio. Traté de abrir la puerta de entrada pero era imposible, la había cerrado con traba y no encontraba las llaves por ningún lado. El ruido que emitía la puerta de tanto forcejearla en vano hizo que el rubio se percatara en donde me encontraba. 
Traté de abrir la ventana, pero estaba atascada… Aquel chico se venía aproximando y no podría lograr salir de casa. Si rompía la ventana, seguramente me haría daño, pero no quedaba de otra. Tomé un florero que estaba cerca y lo estrellé con la ventana haciendo que se rompieran en miles de pedazos. Tratando de esquivar los vidrios, saqué uno de mis pies afuera y cuando estaba por sacar el otro, sentí que alguien me tomó de éste. Giré mi vista al chico que me sujetaba, era el rubio. Él paró de jalarme cuando nuestras miradas se encontraron, yo dejé de forcejear por unos segundos mientras admiraba sus perfectos ojos azules.
Logré reaccionar cuando el chico con rulos llegó mientras sostenía su cabeza con ambas manos. Seguí forcejeando hasta que logré zafarme, fue algo fácil ya que el rubio estaba distraído. 
Corrí lo más que pude sin mirar atrás, no quería ver si ellos me perseguían. En ese momento sentía ira por no haber podido acabar con sus vidas en ese instante, me había acobardado.
Dejé de correr cuando comenzó a asomarse la lluvia y cuando noté que había llegado al parque de todas las noches. Me senté en una delas bancas para descansar un poco.
Numerosas lágrimas corrían por mi mejilla al igual que las gotas que caían desde el cielo, estaba completamente empapada y tiritando de frío. Estaba asustada, no sabía en donde pasaría esta noche, no tenía amigos ni familiares cerca y no estaba en una situación económica muy estable como para pagar un hotel.
Cuando la lluvia iba cesando de a poco junto con mis lágrimas y preocupaciones, me puse a pensar si pasar la noche en aquella plaza o no. Lo mejor sería que no, ya que me podrían encontrar fácilmente, así que estaba dispuesta a caminar por un buen rato. Pero cuando me estaba por levantar de la banca, siento que alguien me toca el hombro y mi piel se eriza completamente.