Prólogo: Nunca nada es imposible.

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Respiro profundo y trato de calmarme un poco. Siempre hay problemas, un problema allí, otro allá. Cambiando una y otra vez mis humores. ¿Por qué ocurría esto?, ¿Por qué ocurría aquello?, ¿Cómo se soluciona esto?, ¿Cómo puedes equivocarte en algo así?. ¡Es demasiada presión, maldición! Siempre quise tener mi propio restaurante, ser uno de los mejores chefs de todos, ser alguien genial en lo que ama y esas cosas pero... ¡Por favor! ¿Puede haber más problemas de los que hay ahora?

—Benjamín, ¡se acabaron las langostas!—Háganme acordar, que nunca, pero nunca, deba preguntar si algo se puede poner peor. ¡Porque toda mierda es posible!

—¿P-ero cómo?, ¡Ya he pedido que traigan tres cajas!—Miriam era una buena mano derecha cuando el señorito se iba. Ella era como mi hermana para administrar el restaurante. Desde que nos volvimos algo "famosos", siempre estamos a carrera contra el reloj, las personas y... la comida.

—¡Es que muchas de ellas se escaparon!—Los dos estábamos caminando del pasillo de la recepción hasta la cocina, bueno, caminando a paso largo y rápido. Pero esperen...

—¡¿C-cómo se pueden escapar?!—Paré de golpe enfrente de la puerta de la cocina y traté de encontrar alguna manera de solucionarlo, ya que las langostas con mantequilla eran el maldito especial de hoy... ¡Pero Dios!, ¿qué hice para que me odies tanto?... Ah cierto, ser homosexual.

—E-es que cuando le dijeron a la pescadería que sean frescas, se tomaron el trabajo...—Ella siempre traía el pelo atado con un rodete, sin ningún pelo afuera, todo en su lugar. Es mayor que yo, pero siempre me ve como si fuera la autoridad, algo bueno, pero, yo la veo como una madre en algunas ocasiones.

Suspiro y abro la puerta doble de la cocina.

—¿Ya están los filetes?

—¿Cuándo estará la orden de la mesa veinte?

—¡Mesa cuatro lista!

—¡Sopa de medallones, ensalada rusa y lengua a la vinagreta!

Gritos y gritos llenaban la cocina. Aquí, si no sigues la corriente del maldito trabajo, te llevan a la salida. La cocina es bastante amplia al igual que todo el restaurante. Aunque, entre todo, lo más importante es el comedor, un lugar dónde debe estar tranquilo, bien iluminado y con un gran servicio.

Benjule. El gran restaurante de cinco estrellas situado en la misma ciudad de dónde nací, viví y conocí al gran amor de mi vida, el cuál estoy casado y viviendo, claro. Pero, siempre se escapa cada vez que surge algo de lo que no sé. Ahora mismo, colocó de excusa que tenía "un problema". Jesús. Mi vida sexual se está haciendo pedazos... bueno, no es como si con veintiún años me encanta que me quede doliendo el trasero pero... ¡Apenas nos besamos!. Ya pareciera como si Jules no me querría... o peor, que no sintiera ni la mínima atracción por mi. Pero... ¿eso es imposible, verdad?

—Miriam, cambia el cartelero, coloca los filetes ahumados como especial, y llama a los malditos de la pescadería que manden los que "se escaparon", y que no los traiga tan malditamente frescos, ya que nuestro estúpido trabajo sólo es cocinar y no matar a las malditas plagas.—Me masajee la sien e intenté no matar a nadie, ni arrojar algún objeto...

—Está bien, ahora mismo iré.—Dio un grito a los ayudantes y se fue corriendo con prisa a la entrada principal.

Algunas veces, cuando algo comienza, tardan varios minutos, horas e incluso días en retomar el ritmo que ya había tomado perfectamente la anterior vez, pero en mi caso, pueden tardar noches, días o tan sólo un cambio de humor.

Todo es depende de mi, claro, yo tuve la idea, claro. ¡Principalmente, Jules tuvo la idea de tener un restaurante juntos, y segundo es un maldito bastardo que apenas llega a casa se acuesta!. Ni siquiera quiere probar las comidas que hago... No puedo ni provocarlo para que hagamos "eso", la única mierda que puedo hacer en mis días libres es mirar anime, y leer un poco de los libros de la biblioteca... no me quejo realmente, puedo entretenerme bastante con eso, pero... es difícil el o tener a las persona que amas a tu lado.

Si las llamas se apagan (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora