Capítulo 3

2.1K 92 0
                                    

Narra Anabella.

- Nena... Arriba.

Sentí besos en mi cuello, sonreí.

- Hola.

Abri mis ojos, aun sonriendo.

- Buenos días Nena. ¿Desayunamos?

Me senté en la cama frente a él. Tenia el desayuno sobre la cama.

- Gracias...

Bese sus labios. En medio del beso, los dos sonreímos.

- Te quiero...

Acaricie su mejilla. Él solo suspiró.

- Lo... Lo siento.

Me alejé de él.

- No te preocupes, todo bien.

Sostuvo mi mano.

- También te quiero...

Justo, pero justo en ese momento, se me dio por tomar un poco de té. Me ahogue terriblemente.

- Ana ¿Estas bien?

Asentí tosiendo. Cuando terminé, lo miré.

- Repite eso.

Suspiró negando.

- No te das idea lo que me costó decir eso.

- Repitelo.

- ¡Te quiero! ¿Contenta?

Me tire a besarlo. Él me acostó en la cama, besándome y acariciándome.

- ¿Vainilla?

Preguntó sonriendo.

- Como quieras.

Se quito de encima mio, bajo la bandeja con el desayuno y volvió encima de mi.

- Recuerdalo, eres solo mía.

Sus rosados y perfectos labios se posaron sobre mi piel, succionando y dejando suaves chupones. No me refiero solo al cuello, sino a mi abdomen, brazos y piernas. Quisiera hacerle lo mismo, no me permitía. No se porqué no le agrada, no me ha hablado de eso. Tampoco seguiré presionándolo, supongo que por eso pasó lo que pasó tiempo atrás.

Después de una larga y relajante ducha, me vestí y agarré mis cosas.

- Ya me voy... Tengo trabajo por delante.

Juan dejó un beso en mis labios.

- Te llevo, de paso voy al centro comercial y después a mi empresa.

Fuimos al ascensor y entramos. Enseguida ya estábamos en el subsuelo. Subimos al mismo coche negro de ayer y empezó a conducir. Insistió en llevarme a mi trabajo, así que le dije la dirección.

- Listo.

Sonreí y besé su mejilla.

- ¿Quieres que pase a buscarte esta noche y salimos?

- Lo siento... Hoy quedé en salir con Ally, José y algunos compañeros...

- Mientras que no deba ir a buscarte, supongo que todo estará bien.

Sonreí.

- Me voy... Hablamos luego.

- Adiós Nena. Cuidate.

Baje del auto y camine al edificio.

Estaba bastante concentrada editando un artículo gastronómico, cuando la voz de Hillary me saca la concentración.

- Ana, llegó esto para ti.

Me tendió un paquete rosa. Lo agarré y mire para ver si decía de quien era. Tenia una etiqueta, la cual arranqué y deje con la letra hacia abajo.

- Gracias Hillary.

Ella volvió a su puesto de trabajo. De inmediato saque la envoltura del paquete. Abrí mis labios y ojos un poco... Bastante.

iPhone 7 plus. Color rosa.

Casi me da un infarto, en serio.

Lo encendí. Mientras este se encendía, mire la tarjeta.

Ana.
No me preguntes porqué te hice este regalo. Tampoco me llames para querer devolverlo. Solo quería regalartelo, creo que ya era hora que tengas un nuevo y moderno celular.

Te... Quiero.

JL.

Sonreí.
Deje el celular a un lado y seguí con mi trabajo.

Narra Juan.

- Hola hijo.

Apenas entro a mi oficina, y ya me encuentro a mi madre con Thalia.

- Mamá... Thalia.

Camine a mi escritorio y deje mis cosas ahí.

- Hijo... Ya sabes lo de la Gala benéfica ¿No Es así?

- Eh... Si, Manuela me comentó.

Me senté delante de ellas.

- Bueno... Quiero que vayas... Con Anabella.

La cara de Thalia no era muy buena. Mientras que mamá me miraba con picardía

- Hablaré con ella. Supongo que querrá ir.

- Recuerda, es la semana próxima. Antifaces y bonita ropa.

- Genial.

Mi mamá sonrió. Aunque no sea mamá de sangre, juro que jamas voy a dejar de agradecerle por todo lo que ha hecho. Digan lo que digan, ella es mi héroe y mi mamá. Haré de cuenta que ella no existió, ella no me tuvo, sino Marlli. Si no fuese por Marlli, hoy estaría muerto.

- Hijo... ¿Hoy tienes algo que hacer? Me gustaría que fueses a casa.

- Ana y yo quedamos en salir -Mentí- Mañana supongo que igual... Iré el fin de semana.

Era fija, que Thalia iba a estar ahi. No me gusta mentirle, menos a ella, pero no quería estar cerca de Thalia. Desde esa discusión, nada quedo igual. A veces Thalia y yo nos veíamos para que ella me utilice, desde ese día ya no lo hacemos. Quedamos como si fuéramos amigos mas que nada.

- Bueno, nosotras nos vamos.

Mi mamá se acercó y me abrazó.

- Cuidate hijo. Te quiero.

- Yo igual ma, también cuidate. Saludos al cucho, la negra y el bobo.

Así nos tratábamos. Santiago era el bobo, porque, literal, era bobo cuando era chico. Por lo torpe le decimos así con Manuela.

- Adiós Thalia.

Suspire.

- Adiós.

Ambas salieron. Suspire y mire mi celular. Tenia un Mensaje.

Anabella.

A: TE VOY A MATAR! 😂
A: Me encanta ❤ gracias por el celular. Aunque no hacia falta. 😊 te quiero.

Y: De nada Señorita 😌 también la quiero un poquito 😳🙈

A: Jaja 💋 hablamos luego

Y: Adios, cuidate

Sonreí y me dispuse a trabajar

50 Sombras mas OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora