Capítulo 9

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Narra Juan.

Yo me di cuenta de lo que le pasaba a Anabella. Antes de decirle a mi mamá que nos íbamos, vi detrás de Anabella a Thalia con una sonrisa malévola en su rostro. Algo le hizo, después lo sabré.

— ¿Estas mejor?

Anabella me miró y sonrió.

— ¿Ya me quitaras esto insoportable que tengo adentro hace cuatro horas?

Sonreí mientras me acercaba a ella.

— Voy a apagar el incendio forestal.

— ¿Con tu manguerota, no?

Empezó a reírse a carcajadas, haciéndome sonreír Mas.

— No solo con eso.

La levante de las piernas. Ella se sostuvo de mis hombros y subimos a la habitación.
Acosté a Anabella en la cama. Rompí su vestido, así como también su ropa interior.

— Eso fue lo único que me quedaba bien.

— Mañana te compro 500 iguales.

Besé Su cuerpo hasta su feminidad, donde quité el estímulo que tenia y lo reemplace con mi mano.

— ¿Ahora entiendes para que sirven las pelotas de metal?

— S... Si.

Gimió. Me encantaba escucharla así. Aunque también en silencio, pero así era mejor.

— Juan... Ya... Te necesito.

Se levantó y se tiró a mi como un león a su presa. Quitó mi ropa, y término por destruir mi camisa y mis boxers.

— Estamos a mano.

Sonrió, aunque quité esa sonrisa con un beso. Un beso que me dio corrientes eléctricas en el cuerpo, me hizo erizar la piel. ¿Por qué me pasa ahora y qué es?

— Te quiero...

Susurró sobre mis labios.

— Yo también te quiero.

Narra Anabella

Maldito Jack. No entiendo porqué me hace quedar hasta esta hora. Todos ya se fueron y yo me quede en una edición que no tiene sentido alguno. Apenas terminarlo, lo lleve a su oficina.

— Jack, ya esta. -Deje la edición a un lado- ¿Algo mas?

— Sientate, tenemos que hablar.

Cerró la puerta. Hice caso a su pedido.

— ¿Hice algo mal?

Sentí su respiración detrás de mi.

— No ser mía, eso es lo único.

Sus manos pasaron por mis hombros, aunque las saqué enseguida.

— Eres tan linda Anabella, ahora entiendo porqué todos los hombres te desean. Desde J Balvin hasta yo.

— ¿José que tiene que ver en todo esto?

— José no es el problema, sino tu.

Quiso besarme, pero lo empujé y me levante. Me estaba repugnando.

— Veo que te gusta andar de zorra por ahí

Me di la vuelta.

— Yo no soy una zorra.

Volví a voltear para irme, pero Jack me aprisionó contra la puerta y la trabó.

— Sueltame...

— Si eres una zorra. Que le gusta que la golpeen mientras tiene un maldito miembro adentro. ¿Te gusta, no zorra? Yo puedo llegar a mas.

— Sueltame...

Empecé a forcejear para soltarme de su agarre. Empezó a besar mi cuello y yo seguía tratando de soltarme.

— Eres tan zorra que te dejas tocar por cualquiera. ¿Londoño ya no te da placer?

Levante mi pierna y le di en su punto débil.

— Él lo hace mejor.

Abrí la puerta y salí corriendo. Estaba temblando, los ojos se me llenaron de lágrimas pero seguí corriendo hasta salir del edificio. En ese momento, Juan llego a buscarme. Apenas vio mi estado, él y Taylor se bajaron del auto.

— ¿Qué paso?

— Ja... Jake me... Me...

— Iré a ver.

Se estaba adentrando al edificio y volvió a mi.

— Taylor, mejor ve tú a ver que paso, yo me quedo con Ana

Taylor se fue.

— ¿Te quiso violar?

Asentí. No se realmente si fue eso, pero de todas formas pude salir de ahí.

— Tranquilizate Ana. Vamos.

Subimos al auto. Cuando Taylor se desocupó, volvió y nos fuimos.

— Odio a ese tipo.

— Tranquila. Ya no será necesario que trabajes.

Lo mire mal.

— No quiero ser una mantenida.

— No lo eres ni lo Serás. Sabes que siempre puedo con todo.

Sonrió.

- Arrogante.

- Aún así, se que me quieres.

Y tenia razón. Con o sin defectos el me encantaba de todas formas.

50 Sombras mas OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora