Capitulo 14

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Narra Anabella.

No dije nada y seguí hasta llegar al extremo.

Juan me levantó de las piernas y me llevó a la habitación.

- Juan... Iba a...

- Lo de la otra habitación quedó en el olvido. Duermes conmigo y ya.

Nos acostamos y lo abrace.

- ¿Estas seguro que quieres que duerma aquí?

- Estoy mas seguro así que estando solo.

Me acomode mejor entre sus brazos.

- Descansa...

- Tu igual Ana.

Desperté y me levanté en busca de Juan. Raro que no esté al lado mío cuando me despierto.

¡11:00 am! Es tarde a lo que yo me levanto cada día.

Salí de la habitación y encontré a Juan en "Su gimnasio"

Mordí mi labio. Estaba irresistible, mas que nunca.

Dios... Esa espalda es... ¡Ahg! Él es perfecto y demasiado sexy.

- ¿Disfruta de la vista, señorita Mellark?

Sonreí acercándome.

- Lamentablemente si, señor Londoño.

Rió, pegándome a su cuerpo y besándome.

- Buenos días Nena. ¿Como dormiste?

- Bien... ¿Tu?

- Igual...

Suspire mirándolo.

- Imagino que ya desayunaste...

- De hecho... Esperaba que despiertes. Sólo tomé agua y comí una sola barra energética.

- Hubieses desayunado... No me molestaba desayunar después.

- No... Quería desayunar contigo.

Me besó de nuevo. Esta vez, con más intensidad.

- Aunque... Creo que el mejor desayuno son tus labios.

Volvió a besarme. Sonreí y lo atraje más a mi.

- Te quiero...

- Yo igual preciosa...

Me dio un beso corto y nos separamos

- Iré a ducharme...

- Y yo a hacer el desayuno.

Rió.

- Como quieras Linda... Sino esperame y vamos a desayunar por ahí.

- No gastes Juan... Lo hago yo.

Me miró mal.

- Cierto, olvido que no te jode el tema del dinero... -Reí- Perdón.

- Tranquila... Es normal...

Yo me fui a la cocina y él a ducharse.

Apenas terminar, Juan entró a la cocina. Ya vestido con su traje y su pelo bien peinado.

- Creo que tienes hambre.

Mire la mesa. Me sobrepasé de comida. Reí.

- Perdón... Es la costumbre... Creo que vamos a comer como si fuéramos a la guerra

Juan rió. Me quitó el bowl de fresas que sostenía, saco una de adentro y me hizo morderla. Enseguida se acerco y sacó lo que quedaba de la fresa.

- Me excita mucho eso.

Murmuré abrazándolo.

- Oye... No me provoques. Olvidas que soy el jefe y falto cuando quiero.

Reí. Dejó algunos besos en mi cuello.

- Mejor desayunemos...

Iba a sentarme en otra silla, pero el me hizo sentarme en sus piernas.

- ¿Por qué antes no haciamos esto?

Mire a Juan mientras tomaba mi café caliente.

- No lo se... Quizás porque no valoraba el tiempo junto a quienes quiero... O porque me di cuenta de lo que hacia y preferí cambiar mi actitud.

Besó mis labios suavemente.

- Te quiero Nena.

- Yo igual.

Seguimos besándonos un rato. No teníamos prisa, sólo dejaba que mis labios acaricien los de él y viceversa. Los dos nos dejábamos llevar por los besos suaves y dulces. Era algo mágico con él.

Estoy locamente enamorada del que esta prohibido enamorarse.

- Tengo que ir a trabajar Ana...

- Lo se...

Le di un último beso. Me levanté y él igual.

- Si quieres... Ve a buscarme a la empresa y volvemos juntos.

Sonrió, besando mi mano.

- Okey...

Le di otro beso.

- Ten un buen día...

- Gracias Ana. Igual para ti.

Sonrió y se fue.

El día me dedique a limpiar y pensar un poco.

Amo a Juan, de eso no hay duda... Pero también tengo miedo.
¿Y si no siente lo mismo? ¿Y si se cansa de Mi? ¿Y si deje de gustarle? Esas y más preguntas daban vueltas en mi mente.

Tenemos que hablar...

50 Sombras mas OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora