Narra Anabella.
No dije nada y seguí hasta llegar al extremo.
Juan me levantó de las piernas y me llevó a la habitación.
- Juan... Iba a...
- Lo de la otra habitación quedó en el olvido. Duermes conmigo y ya.
Nos acostamos y lo abrace.
- ¿Estas seguro que quieres que duerma aquí?
- Estoy mas seguro así que estando solo.
Me acomode mejor entre sus brazos.
- Descansa...
- Tu igual Ana.
Desperté y me levanté en busca de Juan. Raro que no esté al lado mío cuando me despierto.
¡11:00 am! Es tarde a lo que yo me levanto cada día.
Salí de la habitación y encontré a Juan en "Su gimnasio"
Mordí mi labio. Estaba irresistible, mas que nunca.
Dios... Esa espalda es... ¡Ahg! Él es perfecto y demasiado sexy.
- ¿Disfruta de la vista, señorita Mellark?
Sonreí acercándome.
- Lamentablemente si, señor Londoño.
Rió, pegándome a su cuerpo y besándome.
- Buenos días Nena. ¿Como dormiste?
- Bien... ¿Tu?
- Igual...
Suspire mirándolo.
- Imagino que ya desayunaste...
- De hecho... Esperaba que despiertes. Sólo tomé agua y comí una sola barra energética.
- Hubieses desayunado... No me molestaba desayunar después.
- No... Quería desayunar contigo.
Me besó de nuevo. Esta vez, con más intensidad.
- Aunque... Creo que el mejor desayuno son tus labios.
Volvió a besarme. Sonreí y lo atraje más a mi.
- Te quiero...
- Yo igual preciosa...
Me dio un beso corto y nos separamos
- Iré a ducharme...
- Y yo a hacer el desayuno.
Rió.
- Como quieras Linda... Sino esperame y vamos a desayunar por ahí.
- No gastes Juan... Lo hago yo.
Me miró mal.
- Cierto, olvido que no te jode el tema del dinero... -Reí- Perdón.
- Tranquila... Es normal...
Yo me fui a la cocina y él a ducharse.
Apenas terminar, Juan entró a la cocina. Ya vestido con su traje y su pelo bien peinado.
- Creo que tienes hambre.
Mire la mesa. Me sobrepasé de comida. Reí.
- Perdón... Es la costumbre... Creo que vamos a comer como si fuéramos a la guerra
Juan rió. Me quitó el bowl de fresas que sostenía, saco una de adentro y me hizo morderla. Enseguida se acerco y sacó lo que quedaba de la fresa.
- Me excita mucho eso.
Murmuré abrazándolo.
- Oye... No me provoques. Olvidas que soy el jefe y falto cuando quiero.
Reí. Dejó algunos besos en mi cuello.
- Mejor desayunemos...
Iba a sentarme en otra silla, pero el me hizo sentarme en sus piernas.
- ¿Por qué antes no haciamos esto?
Mire a Juan mientras tomaba mi café caliente.
- No lo se... Quizás porque no valoraba el tiempo junto a quienes quiero... O porque me di cuenta de lo que hacia y preferí cambiar mi actitud.
Besó mis labios suavemente.
- Te quiero Nena.
- Yo igual.
Seguimos besándonos un rato. No teníamos prisa, sólo dejaba que mis labios acaricien los de él y viceversa. Los dos nos dejábamos llevar por los besos suaves y dulces. Era algo mágico con él.
Estoy locamente enamorada del que esta prohibido enamorarse.
- Tengo que ir a trabajar Ana...
- Lo se...
Le di un último beso. Me levanté y él igual.
- Si quieres... Ve a buscarme a la empresa y volvemos juntos.
Sonrió, besando mi mano.
- Okey...
Le di otro beso.
- Ten un buen día...
- Gracias Ana. Igual para ti.
Sonrió y se fue.
El día me dedique a limpiar y pensar un poco.
Amo a Juan, de eso no hay duda... Pero también tengo miedo.
¿Y si no siente lo mismo? ¿Y si se cansa de Mi? ¿Y si deje de gustarle? Esas y más preguntas daban vueltas en mi mente.Tenemos que hablar...