Narra Anabella.
— ¿Donde vamos?
Juan me sonrió.
— Por ahí.
Rodé los ojos.
— Tienes que tranquilizarte Ana. Jack no volverá a hacerte daño.
— ¿Y si vuelve? ¿Y si...?
No me dejó terminar que ya estaba besándome.
— No volverá.
Taylor frenó el auto. Nos bajamos y empezamos a caminar. Era un estilo de galpón donde habían varias personas.
— ¿Donde vamos?
— A hacer algo.
Rodé los ojos. Juan se frenó en seco y me miró.
— Voy a castigarte si haces eso.
— Castigame.
Lo desafíe y mordí mi labio a propósito.
— Lo haré apenas llegar a casa. Ahora tenemos algo pendiente.
Me dio un beso y siguió caminando. Yo detrás de él. Me daba una sensación extraña en el estómago, muchos nervios. No se con qué se saldría esta vez.
Salimos de ese lugar y nos subimos a un avión.
— Juan... ¿Quien manejara esto?
Terminó de ponerme un cinturón. Sonrió y cerró la puerta.
— ¡Juan!
Dio la vuelta, se subió y se acomodó con todos los elementos de seguridad.
— Londoño ¿Estan Listos?
— Ah, encima un planeador.
Rió y apretó un botón del intercomunicador.
— Si Joseff, estamos listos.
Me miró y sonrió.
— Tranquila, todo está bien.
— Como te gusta tener todo bajo control, menos mis nervios.
Volvió a reír.
— Ya te sacaré los nervios, Nena.
Sentí mis mejillas arder.
Mientras estábamos en el Aire, me reía como loca maniática. Cuando estoy muy nerviosa me pasa así. No dejaba de reírme, y tanto reír hizo que contagiara a Juan y casi nos chocáramos contra una montaña.
— ¡Casi me matas!
Reíamos a carcajadas.
— Tu... Tu risita de delfín me provocó perder el control.
Habló entre risas.
— ¡Pendejo! Jajajajajajaja.
Fuimos al auto y subimos. Taylor comenzó a manejar.
— Mamá me había llamado y dijo que fuéramos... ¿Quieres ir ahora o en la noche?
— Ahora... ¿Te parece?
— Bueno, vamos.
(...)
Entré a la antigua habitación de Juan. Marlli me había pedido que busque un álbum de fotos. Pero, nuevamente, encontré fotos de la morocha regadas por ahí. Me puse a mirarlas, era una mujer bonita.
— Ana, estas tardando mu...
Juan se quedó quieto mirándome. Se acercó y sacó la foto de mis manos.
— ¿Quien es?
— Nadie.
— Y si es nadie... ¿Por que tienes fotos de ella? ¿Quien es? Dímelo.
Se sentó en la cama.
— Es... Mi mamá.
— ¿Por qué no me dijiste nunca?
Me miró.
— ¡Te lo dije!
— Jamas me dijiste nada.
Estábamos elevando la voz.
— Claro que si. Mientras dormías.
Lo mire como diciendo "¿En serio?"
— Te lo diré de nuevo.
Se sentó en la cama de nuevo, yo a su lado.
— Ella es mi mamá biológica... Era adicta al crack. -Sus ojos se llenaron de lágrimas- Era una prostituta y ladrona...
Derramó una lagrima, la cual Sequé enseguida y lo abracé.
— No me quería... Tal vez un poquito, pero jamás lo suficiente. La asesinaron delante de mi, me quedó un trauma horrible... Verla llorar, diciendo que me tenia que salvar, que me amaba aunque no lo haya demostrado, que yo iba a ser mejor que todo lo que me rodeaba... -Sollozó- Obviamente yo quedé huérfano y Marlli me sacó de mi mala situación... Estaba... Muy mal, tenía problemas para respirar ya que vivía aspirando lo mismo que mi mamá. Tenia problemas alimenticios y de crecimiento. Ella me ayudó a salir de todo eso, y también Manuela, Santiago y Luis. Son lo único que tengo, mi familia adoptiva... Estoy solo en el mundo Ana... Sólo tengo a ellos... -Se quedó en silencio un molento- Y a ti.
Le Sequé las lágrimas. No pude evitar derramar algunas yo también. Su vida es y fue muy dura, por eso él es así.
— A mi me tendrás siempre Juan...
Sonrió como pudo.
— Te quiero.
Me besó.