Narra Anabella.
— Tengo... Vértigo.
Subí al yate de Juan. Él sonrió y se abrazó a mi cintura.
— Necesito ir al baño... ¿Puedo?
— Claro...
Sonrió y me besó. Le respondí el beso, mordiendo levemente su labio inferior.
— No creo que hacerlo en un barco sea buena idea, Ana...
— Cierto -Lo mordí de nuevo- Iré al baño.
Después de hacer lo que debía, volví con Juan. Él estaba mirando muy tranquilo el agua, se veía tierno. Me acerqué a su lado y me senté
— Estas... Raro.
Me miró y sonrió.
— Tu me cambias, no es que yo esté raro.
Me acerque a sus labios y nos besamos. Me olvide de todo por un rato. Solo él y yo.
— Ana yo... Te am...
Se frenó y se levantó de golpe.
- Tengo que... Amm... Buscar algo... ¿Quieres que te traiga algo de tomar?
Confundida, asentí.
- Un poco de agua por favor...
Se fue adentro. Yo me quede viendo el agua chocar contra el yate. Me dio vértigo, pero ya no tanto.
Otra cosa que se me ocurrió... Ya se acerca el cumpleaños de Juan y no se que regalarle todavía.
¡Es que lo tiene todo!
Perfumes tiene infinidad.
Ropa... Uff...
Zapatos... Llenisimo.
Tanta plata para darle un auto no tengo. Y encima tiene bastantes... Un subsuelo lleno.
Cosas electrónicas también tiene demasiado, y si no las tiene con un llamado compra lo que sea.
Le compraría "Juguetes" pero eso implica tener que usarlo en el cuarto rojo, y todavía tengo miedo de salir lastimada de nuevo.
Queda una semana... Creo que ya veré que hacer.
— Toma bonita...
Sonreí y agarré en vaso. Tome agua y suspire.
— ¿Que pasa?
— Nada... Todo bien.
Me abrazó y se escondió en mi cuello.
— Quiero hacerte el amor aquí mismo.
Reí.
— Ya deja eso... Espera a esta noche.
— Ok...
Se quedo acariciando mi pierna.
— ¿Como estás de tu pierna? ¿Tomaste las pastillas?
— Si... Y ya no duele tanto.
Sonreí
— Mejor entonces -Besó mi cuello- Te quiero Nena.
— Yo igual.
(...)
— ¿Me esperas que quiero ver algo?
Asentí. Juan entró a una tienda y yo me quede mirando algo de una regaleria.
Él me había dicho que quería dar un paso mas conmigo. Digamos... Formalizar la extraña relación que tenemos. Le dije que todavía no le diría nada, que lo pensaría.
Había un bonito llavero. Con la palabra "Si!" detrás. Era una cadena que tenia varios dijes de distintas cosas (Corbatas, autos, etc.) y en uno tenia esa palabra grabada. Era lindo y creo que le gustará...
Lo compré y guarde en mi bolso.— ¿Vamos?
— Si... Vamos.
Me abrazó y volvimos caminando hasta el auto.
Ya sabia que después de comer él iba a hacer algo. Me intrigaba en cierto modo.
Me adelanté y fui al cuarto rojo. Hice la que miraba algunas cosas, hasta que lo sentí detrás de mi. Enseguida me trence el pelo, me quede en ropa interior y me arrodille delante de él.
— Ana, levantate.
Hice lo que pidió. Me agarro de la cintura, me pego a su cuerpo y deshizo la trenza de mi pelo.
— Ya no necesitas hacer eso...
Me besó. Besándome, me llevó a la cama y me acostó.
Jugó conmigo a su manera. Sin lastimarme ni hacerme doler tanto. Lo suficiente para que los dos la pasáramos bien.
Estaba abrazada a su cuerpo. Se movía despacio y besaba mi cuello.
Hasta que dijo tres palabras que me dejaron helada.
— Te Amo Ana...